Un ataque y una razón.

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Minho y Taemin charlaron un poquito después de la sesión fotográfica, quedaron en juntarse en una de las oficinas que Jinki le prestó en el almuerzo. Minho estaba preocupado de lo que iba a pasar, ¿Qué estaba tramando la sensación mundial del momento? No lo sabía, Jonghyun, la única persona que de verdad debería juntarse con el modelo, había desaparecido de la faz de la Tierra hace mucho tiempo, lo empujó hacia su jefe y nunca más lo volvió a ver. El asistente de Taemin también estaba desaparecido, pero al demonio, lo importante era no ponerse nervioso por la junta para hablar no sé que cosa.

Choi, teniendo algo de tiempo después, estaba ocupado viendo y editando en lo mínimo las fotos que había sacado más temprano al mismo modelo con el que se juntaría, la revista estaba en el pick de la fama y no debía desperdiciarlo. Acomodó un par de cosas aquí y allá, algo de blanco y negro para la foto, un poco de difuminado en el fondo y listo, al editor general le encantarán estas fotos. 

¡Fama, allá vamos! 

— ¿Qué hora será? —se cuestionó en voz alta, miró su reloj—. ¡Demonios, llegaré tarde!

Todos en algún punto odiamos ser impuntuales, y peor cuando se trata de algo de suma importancia —no sabemos que tiene de importante esta reunión, pero ya que—. Tomó un par de cosas de su escritorio, además del bolso de su almuerzo y se marchó. 

Pasó entre miles de funcionarios y modelos que estaban en su lugar de trabajo, y eso fue solo para llegar a la salida del galpón 7, tuvo que mirar para todas partes solo para encontrar un letrero que dijera: "Oficinas Rurales". 

Miles de años de búsqueda básicamente universalmente larga, que por lo menos encontró el lugar donde debía estar. 

Tocó la puerta tres veces seguidas, y pasó. Oh, cielos. 

— ¡T-Taemin! —se espantó que tuvo que cerrar la puerta muy rápido y correr a su servicio.

El chico estaba tirado en el suelo, estaba llorando desconsolado, como si alguien se hubiera muerto. Tenía esa oficina patas arriba, estaba desordenado todo, cosas tiradas en el piso, un vaso roto incluso, los papeles tenían dibujos incomprensibles. ¿Qué demonios estaba ocurriendo?

— ¡Taemin, reacciona! —dejó su cabeza en su regazo, lo abofeteaba un poco para ver si sus nervios recibían los estímulos. Pero nada. Seguía llorando aún—. Dios, ¿Qué hago? ¿Llamo a una ambulancia? —se cuestionaba mucho, estaba agarrándose el mismo de las mechas.  

— Abrázame...

Escuchó eso de los labios rojos del pobre chico, este lo miró y no dudó en hacerlo. A pesar que Minho siempre fue muy tímido, siempre ha tenido un espíritu comprensivo y alentador hacia cualquier situación que se presentara. No entendía la situación de Taemin porque no era psicólogo, pero un abrazo basta para dejarlo tranquilo. Seguía lagrimeando aún, pero su calor, su empatía, se dejaba notar. Eso lo ponía en un lugar más pacífico, su mente se liberaba de los pensamientos tan sádicos de su cabeza.

— G-Gracias... —tartamudeó el más joven—. Me has salvado...

— ¿Salvarte de qué, Taemin? —preguntó más curioso, su voz cambió a un tono más bajito para no asustarlo. 

— Has llegado en el momento para salvarme de la perdición... La ansiedad es lo peor... —su mano pálida fue a parar a su hombro, se afirmó de este fuertemente. 

Con que era ansiedad, eh. ¡Tremendo susto que nos llevamos todos! Pudo haber sido peor, pero aún así estamos preocupados por Lee Taemin. 

— Tranquilo, Lee Taemin, Minho está aquí —recordó, acariciando el largo cabello del menor. Tremendo susto que se llevó al final. 

Un par de minutos pasaron, y Lee Jinki, llegó hasta el lugar. De alguna manera se informó que su hermano menor estaba allí junto a su fotógrafo estrella, suspiró de alivio por alguna razón. Choi seguía algo confundido.  

— Estabas aquí. Gracias por cuidar de él, Minho-ssi —agradeció su jefe, revisando la cara de su hermano—. Gracias al cielo no hizo alguna herida. 

— ¿Q-Qué pasa, Onew hyung? —ellos tenían una confianza, tenían derecho a llamarse así—. ¿Taemin... ?

— Escucha, soy muy confiable contigo, si le cuentas a alguien te despido —el menor asintió rápido—. Min-i, está diagnosticado con ansiedad. Debo, o debemos mejor dicho, cuidar mucho de él porque-

— Pero...

— ¡No me interrumpas! Debemos cuidar de él, está muy sensible, por alguna razón te asigné a él. Te conozco, Minho. Tú eres el indicado para ayudarnos, tienes gran corazón, un buen puesto, eres una persona genial. Taemin te necesita, a ti, como guardián. Mi pequeño no debe quedarse solo, porque pasa esto —señaló mientras apuntaba en 360 grados el desorden de la habitación—. Solo te pediré una sola cosa: cuida muy bien de él. Más tarde te enviaré una lista de cosas que te servirán. 

Dios, qué día más confuso. Pero, ¡Genial! Ahora tendrá más trabajo.       

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