Lucy's POV
- ¡Lucy! ¡Ven en este momento! -mamá grita desde la cocina.
- Ya voy... -me acababa de echar en mi cama para una pequeña siesta que ni un pequeño segundo duró.
- ¡Ahora es ahora!
Gruño.
No me queda nada más que salir de mi cómoda cama y caminar hacia donde se encuentre ella. ¡Realmente quería pegar el ojo! No había dormido en toda la noche, hacia un tremendo calor y tener a Queca revoloteando por todo el cuarto era realmente estresante. Sonaré cruel, pero daba ganas de tirarle un balazo, ¡estoy en contra del maltrato animal! pero si la conocieran... me muerde a cada rato, su cola golpea mi cabeza cuando duermo, jala de mi ropa, ladra a cada maldito rato por cada movimiento que haga... Y lo peor ¡solo a mí! Con mis papás y con Maddy es un pan de Dios, hasta con el jardinero...
Arrastro mis pies en cada paso, bajo las escaleras lentamente, mis ojos cerrados tratando de regresar a su modo despierto. ¿Pero qué mejor que no calcular una pisada, saltearse unos escalones y caer sobre tu trasero para despertarse?
- Maldita sea... -murmuro.
- ¡Te escuché!
Me levanto a regañadientes, hasta ahí me hubiese gustado dormir, sacudo mi cabeza para finalmente despertarme y sobo mi coxis para alivianar el dolor. Bajo las ultimas gradas que quedan y cuando pongo mi pie en el suelo, Queca aparece doblando la esquina, que da de la sala al pasadizo, hacia mí corriendo con la lengua afuera y las patas embarradas de tierra.
Oh, no.
Avanzo rápido a la cocina y le cierro la puerta antes de que intente entrar. Suspiro y me acuesto en la madera blanca. Mi mamá me mira impasible con los brazos cruzados. ¿Ahora que querrá?
- ¿Qué pasa, mamá?
- Queca ha estado hurgando en el jardín y con sus patas asquerosas entró a la casa, para luego venir a la cocina a hacer sus necesidades. ¿Cuántas veces tengo que decirte que no dejes la mampara de la sala abierta? Y, ¿cuántas otras veces tengo que decirte que dejes abierto el garaje para que ahí haga las heces?
- ¿Por qué Maddy tuvo que pedir un labrador si ni siquiera lo va a cuidar? -dije entre dientes.
- ¿Perdón?
- Nada -le sonreí- ¿Dónde tengo que limpiar?
Después de haber recogido todo y trapeado todo el suelo, finalmente pude subir a mi cuarto a descansar, pero las malas noticias eran que haber hecho todo eso me había quitado el sueño y así que solamente quería estar viendo películas o estar con mi celular, y eso fue lo que hice. Me tiré en mi cama, saqué mi laptop, busqué y me la pasé viendo cualquier cosa el resto de mi tarde.
En la noche llegó mi papá con mi hermana menor Maddy, quien había estado en casa de su amiga, y se fueron directamente a la cocina, cosa que hacían ambos siempre antes de ir a saludar, excepto cuando habían visitas. Bajé y cuando estaba entrando, escucho a mis padres hablando solos y de mí.
- ¿Qué tal Lucy? -pregunta mi papá.
- Igual que todos los días.
Ambos suspiran y luego se ríen.
- Deberíamos meterla a algún vacacional, tal vez a danza o arte. ¿Qué te parece?
Y ahí es cuando entro yo, como si nada estuviese pasando y gritando un saludo a mi papá.
- ¡Hola, hija! ¿Qué tal tu día?
- Bien -le sonreí.
- ¿Qué has hecho hoy? -la misma pregunta de siempre.
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Entre Correas
Teen FictionLucy McLennan fue obligada por sus padres a hacer algo por la vida en sus vacaciones, desesperados de ver tanto tiempo a su hija sentada con un libro o su celular en mano la mandaron a salir a pasear al perro por al menos una hora durante todas las...