3. Lucy

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¿Cómo no podía ser gay? Tiene un perro chiquito y demasiado tierno, creo que lo peinaba, y hasta hace un momento me pareció verlo con su amigo sobre su espalda mientras estaba tirado en el pasto.

-¿Seguro que no lo estas ocultando para que nadie lo sepa? De verdad, de verdad puedes confiar en mi, es más, me sentaría bien tener un amigo homosexual, necesito consejos, mi novio todavía no quiere hacer pública nuestra relación por que dice que sus papás no le permitirían una distracción que lo aleje del aprendizaje del negocio familiar, que por cierto, ni siquiera sé cual es... ¿tan mala novia soy? Creo que debería darle una sorpresa, ¿le compro algo? ¡Ya sé!, ¡Lo iré a visitar en su viaje, le pediré prestado un poco de dinero a mis papás y lo juntaré con lo poco de ahorros que tengo, ¿qué te parece? ¿Le gustará? Pero dudo que me presten tanto, además querrían saber la razón por la que les pido dinero, debería comenzar a ahorrar más, y ¿si consigo un trabajo? Me da un poco de flojera, pero tal vez mi mamá me levante el castigo y ya no tenga que sacar a pasear a Queca y jamás volvería a poner un pie en este parque. ¿Qué crees que tengo que hacer?

-Pues, creo que deberías... ¡Espera!, ¡No tomes por sentado que soy gay! Pero si podría presentarte a uno -se levantó, me ayudó a ponerme de pie y nos acercamos a un árbol junto con Queca y su perrito siguiéndonos- Collin... ella es...

-Lucy - asiente.

-Lucy, él es Collin. El amigo gay del que te hablé -Lo último lo dijo en un susurro- pero shh, él no quiere que nadie se entere, usa su cuerpo como disfraz de lo que en realidad es, ¡Ni siquiera me lo ha dicho a mi! Pero lo sé porque lo conozco.

-¡Oh! Está bien, no lo mencionaré.

-¿¡Qué se estarán susurrando, picarones!? -Sube y baja repetidamente las cejas.

-Me está explicando algo -Encojo mis hombros- y como le conté a él, a ti también te lo voy a decir: le había preguntado qué le parecía si conseguía un trabajo para comenzar a ganar dinero, obviamente, que tal vez trabajaría en alguna cafetería, supermercado, en el centro comercial, o algo por el estilo, aunque la otra otra vez leí en un sitio, no me acuerdo cual, creo que fue en internet, la cosa es que decía que las personas que trabajaban en estos últimos dos, sufrían por que tenían que estar parados un montón de horas y su descanso era sólo un ratito, así que tenían que comer rápido, pero bueno, le diré a alguien para que me ayude a conseguir un trabajo en esta cafetería que está al frente de este Kindergarten, donde mi hermana y yo estudiamos cuando éramos tan solo niñas. Pero ¡extraño a Logan! Quien por cierto ese es mi novio, y tal vez ya va casi un mes que no lo veo, está tan ocupado en sus cosas que hasta ahora solo me ha mandado algunos mensajes y un par de llamadas, estoy empezando a creer que no me quiere y lo peor de ir a darle una sorpresa visitándolo es que tengo que evitar encontrarme con sus padres, ya que ellos no saben de nuestra relación aún... ¡De verdad que estoy harta de ellos! Son unos egoístas, insensibles, avaros, apáticos, taca- me codeó el brazo.

-Creo que es suficiente, te estas yendo por las ramas de nuevo.

Collin me miraba con la boca abierta, como preguntándose "¿de dónde salen tantas palabras?", pero soy así de cotorra como callada, mayormente me da un vómito verbal cuando justamente conozco personas y pido consejos, lo cual también es irónico por qué están sucediendo ambos.

-¿Y bueno, que debería hacer?

-Eh... bueno, si te sientes cómoda puedes trabajar en esa cafetería que quieres, también si realmente necesitas hacerlo, ya que tienes flojera...

-Continúa...

-Sobre tu novio, deberías comunicarte y quedar con él o preguntarle sus horarios por que supuestamente quieres llamarlo y no interrumpirlo, y así no sabrá que irás. No creas que eres mala novia, porque te preocupas por su relación y estás haciendo lo mejor, te esfuerzas, él también debería hacerlo. Trata de aclarar la cosas con él, pregúntale nuevamente tus dudas y resuelve tus molestias, pídele una conversación sincera, sin discusiones y así no tendrán problemas.

Estaba tan conmovida por sus palabras que no pude evitar abalanzarme sobre él y darle un abrazo. La manera como lo dijo fue tan cautivadora, aunque la verdad nunca les había dicho mis preocupaciones a nadie, pero aún así es bonito saber que alguien estará ahí para escucharme.

-Serás mi mejor amigo -lo abracé lo más fuerte posible y él me correspondió.

Alguien carraspeó. O el supuesto chico gay. Ahora que lo recuerdo... ¡No sé su nombre hasta ahora!

-Guárdense sus demostraciones de afecto, no todos tenemos a quien abrazar.

-Tanto que querías que te deje solo con Rocco, ahí lo tienes, abrázalo.

El chico no-gay agachó su cabeza, la agita negando y ríe.

-Solo por esta vez te haré caso porque mi Rocco peludo está mirándome con sus ojos de cachorrito abandonado -se puso de cuclillas y levanta a su perro hacia él.

Rocco le lamió toda la cara antes de que lo soltara, incluso la boca y de tanto que lo lamía ambos se cayeron para atrás.

Yo ya había tomado a Queca en mis brazos, o ella ya se había puesto entre ellos y no me quedó nada más que enrollarlos alrededor de ella.

-Oye chico no-gay, ¿cómo te llamas? -lo señalé con mi cabeza.

-¿Ahora tienes complejo de maleante?

-¿Qué tiene que ver eso? Dime como te llamas, ¿o prefieres que te siga llamando chico no-gay?

-¿De verdad te tomó por gay? -se metió Collin. Pobre tiene que reírse de la condición de su amigo, para ocultar lo suyo. 

-Ya se lo aclaré -le responde y luego me mira a mí- Soy Josh.

-¿Te puedo llamar Joshi? Como el dragón de Mario, aunque este obviamente se escriba diferente a tu nombre -sonrío entusiasmada.

-Eh... ¿Claro?

Queca ladra al sentir vibrar su cola por mi celular que estaba en mi bolsillo delantero. Lo tomo y contesto.

-¿Aló?

-¡Hija! ¿Dónde estás? Te has demorado más de lo previsto, ¿qué ha pasado? -contesta mi mamá.

-Oh, se me pasó la hora, yo tampoco creí que me iba a quedar más tiempo, lo siento por no avisarte, todo está bien. Iré pronto.

-¿Por qué estás tardando?

-Es que Queca me mantuvo persiguiéndola por todos lados y después hizo que me enredara con las correas con el dueño de otro perro. Y bueno, me distraje.

-Está bien. Si deseas puedes quedarte más rato, solo estaba preocupada, como no te agrada Queca, pensé que desearías regresarte lo más antes posible. Cuídate, chau.

-Nos vemos -cuelgo.

Los miro. Ellos estaban sentados en el césped, también habían estado observándome con curiosidad. Como si fuera la misteriosa Mona Lisa.

-Y... ¿Qué les trae por aquí?

-Creo que no deberíamos contestar ninguno de los dos esa pregunta, es vergonzoso -Joshi se rasca la nuca e infla sus cachetes.

-¡Oh vamos! Yo les cuento por qué estoy aquí.

-No -dicen ambos.

-Aguafiestas -me cruzo de brazos- igual se los diré, aunque ya se los dije indirectamente y no se habrán dado cuenta, mis papás me castigaron porque no hacía nada en mi casa.

-¡Nos haces sentir mal! Josh vino porque quería hacer ejercicio y atraer mujeres con lo poco de músculo que tiene.

Josh se para y le tira un zape en la cabeza a Collin.

-¡Oye!

-Aprende a que no debes delatar a los demás y a guardar secretos.

-Nadie acordó que sería secreto.

-Ustedes están mal, chicos.

-Lo sabemos -me contestan.

-¡Y lo admiten! Son geniales -sacudo mi cabeza- Mañana vengo, espero verlos, chiflados.

Me paro y me voy de regreso a mi casa junto que la pequeña diabla, antes despidiéndome de ellos, un abrazo de oso para mi mejor nuevo amigo Collin, y un simple beso en la mejilla a Josh.

Entre CorreasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora