Capítulo Deiciseis

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Jennie

Me pongo de rodillas, envolviendo mi mano alrededor de su polla. Todo mi cuerpo está zumbando de necesidad. Pero más que nada, quiero tocarla. Dijo que yo le hice esto. Que la hice dura con la necesidad. Que me hacía sentir poderosa. Incluso sexy. Un sentimiento que sólo ella puede hacer aflorar en mí. Quiero más de lo que sea que haya entre nosotras.

Ella lanza un fuerte gemido cuando empiezo a acariciarla de la misma manera que se acarició a sí misma. Debería parar. Sé que no debería hacer esto en absoluto. Pero el impulso de complacerla me hace acelerar mis movimientos.

— ¿Lo estoy haciendo bien?— Me acerco más a ella.

—Todo lo que haces está bien— Lo miro. Sus ojos se encuentran con los míos. —Dios, eres impresionante. — Mi estómago se aprieta.

Nadie me ha llamado así. Siempre me consideran la amiga más linda. La chica de al lado. Nunca la sexy seductora que ella me hace parecer.

—Bésame. Dije que podías besarme. — Su boca cae sobre la mía.

Separo mis labios mientras su lengua se mete en mi boca. Su otra mano se clava en mi pelo. Agarra un puñado, dándole un pequeño tirón para inclinar mi cabeza y así poder profundizar en el beso. Me abro completamente para ella, queriendo todo lo que me ofrece. Sus palabras sobre estar dentro de mí se repiten en mi mente, pero sé que no puedo ceder. No importa cuánto me ruegue mi cuerpo.

— Jennie. — Gruñe mi nombre, y luego vuelve a besarme otra vez. La acaricio más rápido. Esta vez quiero hacer que se venga. Quiero que sepa que le he dado este placer. Quiero que recuerde cómo la hice sentir cuando considere salir con alguien más.

Necesito hacer esto tan bien que nunca quiera el toque de nadie más que el mío.

El único problema es que no tengo ni idea de lo que estoy haciendo. Ni siquiera sé por qué me importa si ella lo recuerda. No es como si fuera a salir con ella. Esto es algo de una sola vez para sacarla de mi sistema. Eso es lo que me digo a mí misma de todos modos. Me contoneo. La palpitación entre mis muslos se está volviendo más difícil de ignorar.

—Lisa. — saco mi boca de la suya para mirarla. —Me duele. — gimoteo.

—Déjame tocarte. Te quitaré el dolor. — Asiento. Necesito esto. Sus ojos se iluminan de emoción. Su mano se desliza por mi vestido.

Cuanto más se acerca a mi sexo, peor es el latido. Jadeo cuando me agarra el vestido y me lo quita por encima de la cabeza. Debería darle una bofetada, pero no lo hago. No puedo concentrarme en otra cosa que no sea la idea de que me va a quitar el dolor. Cavo mis dedos en su camisa con la otra mano mientras la acaricio. La punta de su polla roza mi estómago, y se corre sobre el. Eso es tan caliente. Es como si me estuviera marcando.

Lisa me toma el pecho, su pulgar se desliza sobre mi pezón antes de ir al otro pecho. Me inclino hacia ella, necesitando más.

—Lisa, te necesito más abajo— Me quejo, me contoneo más. ¿Qué está haciendo? Se siente bien y todo eso, pero estoy a punto de morir aquí.

—Te tengo. — Suelta mi pecho, deslizando su mano hasta mis bragas.

Suelta un gruñido mientras su mano se sumerge en ellas. Sé que puede sentir lo mojada que estoy por ella. Debería estar avergonzada, pero no lo estoy. Ella me ha puesto así. Mis pezones están aún más duros de lo que ya estaban.

—Lisa— Digo su nombre otra vez mientras separa los labios de mi sexo antes de que su dedo encuentre mi clítoris.

—Voy a venirme contigo. — Asiento, queriendo eso.

—Por favor— le ruego. ¿Cómo pasó de que ella me persiguiera a mí ahora rogándole? No tengo ni idea, pero realmente no me importa ahora mismo. La necesidad de venirme es casi insoportable.

Presiona con fuerza mi clítoris, moviéndose más rápido. Siento que me mojo más, empapando mis bragas mientras me manda al límite. Grito su nombre, mi cabeza cae en su pecho mientras sigue jugando conmigo. Me saca el orgasmo hasta que mis piernas tratan de cerrarse y no creo que pueda aguantar más.

— Jennie. — Gime mi nombre en mi oreja, enterrando su cara en mi cuello mientras su semen cubre mi estómago. Nos mueve, llevándonos juntas a la cama. Pongo mi cabeza en sus pechos, sin decir nada. No puedo creer que hayamos hecho eso. Mi cuerpo todavía me da un cosquilleo de placer como nada que haya conocido mientras mi mente corre con pensamientos de lo que todo esto significa para mi futuro.

Siento que juega con mi pelo. Cierro los ojos. Me digo a mí misma que no hay nada malo en que esté aquí tumbada un momento más. Disfrutare de esto un poco más antes de que tenga que irme y tengamos que fingir que esto nunca sucedió. Me despierto de un tirón, sentándome. Veo un reloj en la mesita de noche que marca las cuatro de la mañana. Oh, Dios mío. Lisa me rodea con un brazo en la cintura mientras duerme, diciendo mi nombre. Mi corazón se agita.

Eso no es bueno. ¡No puedo tener un corazón agitado o mariposas! Ya tengo un loco cuaderno que necesito que me devuelva Lisa. Me tomo un respiro. Una cosa a la vez. Muy despacio, salgo de la cama y encuentro mi vestido. Lo deslizo sobre mi cabeza y busco en el suelo mis bragas. No recuerdo habérmelas quitado. Cuando las recojo veo que están rasgadas. Las dejo caer de nuevo.

Me giro para darle a Lisa una última mirada. Su brazo está extendido ahora sobre el lugar donde yo estaba acostada. Lo mueve mientras duerme como si estuviera buscando algo. ¿Me está buscando? Quiero arrastrarme de nuevo a la cama con ella, pero sé que no puedo. Encuentro mi bolso junto a la puerta cuando salgo del dormitorio y pido un coche en mi aplicación. Por suerte hay uno en la calle.

— ¿Señora?— Me giro para ver a Bambam parado allí.

—Me diste un gran susto— Mi mano va a mi pecho tratando de controlar mi corazón.

—Lo siento. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? — Sacudo la cabeza negando.

—Estoy bien. — Quiero hacer mi paseo de la vergüenza sola.

He tonteado con la jefa. A la que dije que nunca me rendiría. Es en este momento cuando me doy cuenta de que soy un cliché total mientras me escabullo por la puerta.

CONTRA LAS REGLAS (ADAPTACIÓN JENLISA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora