Chapter 1

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Stiles abrió los ojos. La luz de una soleada mañana de verano volvía a colarse entre sus cortinas y maldijo el momento en el que decidió que unas cortinas un poco más opacas no harían falta. Suspiró y con pesar se estiró.  Azotó de un manotazo su despertador y se frotó los ojos. Gruñó mientras se incorporaba para, acto seguido, ahogar un grito de sorpresa.

-Tranquilo, Stiles, respira... -dijo sonriendo el moreno que estaba apoyado contra su escritorio. Este se acercó y le puso una mano sobre su hombro.

Stiles le miró con profundo odio y se la apartó de un manotazo. Se levantó y fue al baño para echarse agua en la cara. ¿Cuándo aprenderían esos dichosos lobos a no despertar a la gente con sobresaltos? Lanzó su camiseta al saco de la ropa sucia y volvió a su cuarto, donde seguía el moreno, mirándolo divertido.
-¡Qué mal despertar!-No te jode... -murmuró Stiles. -¿Qué quieres?-Información. Y tú eres el mejor en esto. -comentó señalando el ordenador portátil del humano.-No es que me lo pongáis demasiado difícil, Scott-manazas-anti-tecnología... -comentó sentándose aún con el torso descubierto sobre la silla del escritorio y abriendo el portátil, lo que hizo que el aludido frunciera el ceño pero asintiera con conformidad ante el apodo que había improvisado su mejor amigo. -¿Qué es esta vez? ¿Elfos? ¿Orcos? ¿Algún Leprechaun maligno o un dragón?-Había pensado en una ruta por la costa... -dijo Scott riendo -...para pasar el verano con Kira.
Stiles lo miró entre sorprendido y contrariado. Si bien era cierto que le alegraba que las criaturas sobrenaturales les dieran un respiro, la idea de pasar todo un verano alejado de su mejor amigo por primera vez después de años, no le gustaba nada. Sabía que Isaac y Allison se irían de viaje juntos. Lydia había dividido su verano entre Londres para ver a su ex (y aunque ella lo negara) verdadero y primer amor Jackson, y México con su madre y su nuevo novio. Los gemelos... bueno, ellos tampoco le importaban demasiado, por lo que, sin duda, se quedaría solo, completamente solo, en Beacon Hills durante los tres meses de verano que comenzaban en una semana, justo después de los exámenes.
No quería pasar el verano solo, pero sabía que Scott realmente quería pasar tiempo con Kira... después de todo lo que había pasado últimamente, suponía que el alfa verdadero querría alejarse lo más posible de ese pueblo para poder relajarse y disfrutar de su preciosa y también poderosa novia. Suspiró, se volvió a rascar los ojos con cansancio y comenzó a teclear.
-Al menos podrías haberte esperado al lunes en el descanso para comer.-No te he despertado... -se justificó el moreno encogiéndose de brazos. -Simplemente esperé a que te despertaras tú solo.-Es sábado, Scott... ¿acaso no tienes entrenamiento?-Sí, pero más tarde. -dijo sonriendo. -¿Vendrás?-Paso. Tampoco es que haga gran cosa. -dijo ojeando una ruta por la costa oeste de California y las posibles paradas románticas que podrían hacer. -En realidad solo miro cómo os lanzáis zarpazos y corréis por el bosque. Así que paso. -dijo bostezando ruidosamente.
Pocos minutos después, encendió la impresora y le dio tres folios repletos de información de la ruta que a Scott le había gustado más. Se las dio y "echó" a su mejor amigo de su casa diciendo que se iba a la ducha. El moreno asintió, le dio las gracias y salió por la ventana haciendo caso omiso de la voz de Stiles que le decía que "había puertas".
Se giró sin mirar siquiera la ventana por la que había salido su amigo y se fue hacia el baño con la ropa que se pondría después. Tras un rato de agradable ducha amenizada aún más con música a todo volumen, salió más activo que antes. Bajó a la planta de abajo aún con la música sonando desde su cuarto y puso la ropa sucia en la lavadora para después dar un buen trago a la botella de leche. Subió de nuevo y apagó el equipo de música, cogió las llaves de su Jeep y salió hacia la parte delantera de la casa.
La ducha le había sentado demasiado bien. Estaba ansioso por hacer cosas pero... claro, sus amigos estaban enzarzados en peleas que el "gran" lobo Derek Hale junto con su tío Peter se empeñaban en llamar "entrenamientos". Se quedó sentado delante del volante unos segundos hasta que, decidido, condujo hasta el centro comercial del pueblo.
Estuvo paseando por las tiendas sin ningún tipo de interés en especial, pero acabó entrando en la tienda de electrónica. Se compró un par de juegos para su consola (con algo tendría que matar el tiempo en un verano completamente solitario) y se fue al puesto de helados. En medio del centro comercial había una fuente y se sentó en el reborde mientras leía con detenimiento la información de los escenarios de sus nuevos videojuegos y daba intensos lametones a su helado.
Tras acabárselo, se levantó y se fue a buscar algo de ropa. Un par de horas después, estaba aparcando su Jeep al lado del coche patrulla de su padre, a la puerta de casa. Al parecer, su padre ya había llegado. Cogió las bolsas del maletero y entró.
-¡Stiles! -escuchó a su padre llamarlo desde el salón.-¡Ahora voy! -dijo subiendo las escaleras para dejar su compra. Cuando estaba volviendo al salón comenzó a decir -Me he comprado un par de juegos para pasar el vera... -pero se cayó instantáneamente al ver a su padre sentado en el sofá al lado de una mujer. Ambos muy sonrientes. -Hola.-¡Hola! -contestó la mujer sonriéndole y vio como miraba de reojo al hombre de al lado, su padre.-Stiles... Te presento a Marie. -él volvió a mirar a la mujer, que aún le sonreía. Se levantó de su asiento y fue a su alcance para abrazarle.-Tu padre me ha hablado mucho de ti.-Curioso... porque él no te ha mencionado ni una sola vez. -dijo Stiles mirando a su padre con el entrecejo fruncido. No era tonto. Tenía 16 años (ese verano cumpliría 17) y su padre nunca le había presentado a ninguna mujer.
El padre lo miró preocupado por cómo seguir la conversación. Sin duda la había ensayado infinidad de veces, pero ahora las palabras no salían de sus labios. La mujer, en cambio, sonreía nada molesta por lo que el chico acababa de decir en un mal tono.
-Bien -dijo Stiles carraspeando. -Voy a hacer esto mucho más cómodo para todos y me voy a mi cuarto. Supongo que saldréis a cenar. -dijo antes de salir del salón.-En realidad vamos a cenar juntos. Aquí. En casa. -dijo el padre.-¿Ehm? -los ojos se abrieron como platos y se giró para mirar a los dos adultos. ¿Iban en serio? ¿Acaso su padre pretendía que aceptara a esa mujer por las buenas? ¡JA! -Esto... ¿No te lo había dicho? He quedado con Scott.-Llámale y cancela. Por un día no...-John, no seas bobo. Ya tiene planes, no lo atosigues. Se puede hacer otra cena otro día. -dijo la mujer con una sonrisa amable.-Bien, Martha ha hablado. -dijo Stiles esbozando una sonrisa falsa.-Es Marie. -le corrigió el Sheriff con tono de advertencia.
Stiles subió a su cuarto, cogió una sudadera y volvió hacia su Jeep dirección al bosque, donde encontraría a los demás aún entrenando. Durante el camino no pudo evitar sentir una punzada de dolor y tristeza en el pecho al darse cuenta de que su padre estaba empezando a rehacer su vida.
Le alegraba la idea de que su padre por fin estuviera pasando página y comenzara a superar la muerte de su madre, pero por otro lado no podía dejar de odiar a esa otra mujer, Marie, que intentaba hacerse paso entre la larga sombra que había dejado su madre.
Aparcó delante de la casa de los Hale, donde ya estaba aparcado el Camaro de Derek, el coche de Allison y las motos de los gemelos y su amigo Scott. Se bajó del Jeep destartalado y cerró la puerta con un portazo para después dirigirse a la parte trasera arrastrando los pies.
Al llegar a su destino, todos estaban mirando hacia donde apareció. Scott tenía cara de sorpresa, Peter y los gemelos lo miraban con indiferencia. Lydia y Allison estaban entre sorprendidas y curiosas, Isaac y Kira le miraban con ojos amables y Derek fruncía el ceño en su dirección.
-Pensé que no querías venir. -dijo Scott acercándose a él.-Dije que no sería de utilidad. -dijo encogiéndose de hombros y sentándose sobre un tronco -Y me he venido porque una extraña me ha echado de mi propia casa.-¿Qué...? -preguntó Lydia sentándose a su lado. Ella era una Banshee, no completamente humana, pero tampoco tenía los poderes de los demás, ni siquiera la resistencia física de la joven Argent, así que ella "tampoco era de gran utilidad" al menos durante los entrenamientos físicos.-Nada. -dijo él con desgana. -Bueno ¿qué? ¿No os vais a seguir zurrando?
Derek gruñó y las peleas se reanudaron. Lydia le cogió el rostro a Stiles y lo miró profundamente para luego estirarse y darle un suave beso en la mejilla. Lydia y él se habían vuelto buenos amigos desde que Scott y Allison estaban enzarzados en relaciones ajenas. También había afectado que Stiles por fin superara el enamoramiento infantil que había tenido por ella durante tantos años.
-Te pasa algo.-En serio... no quiero hablar de ello.-¿Prometes que me lo contarás?-No creo que se lo cuente a nadie en mucho tiempo. -dijo amargamente. -Decirlo en voz alta supondría el hecho de que es algo real. Prefiero mentirme a mí mismo, pensar que cuando vuelva a casa, todo volverá a ser como siempre... y tan solo espero que empiece el curso lo antes posible.-Verborrea. -le paró ella riendo. -Tienes que controlar ese problema... ¿Y cómo que quieres que comience el curso? ¡Si aún ni ha empezado el verano!-¡Oh, sí! ¡Verano! -dijo él alzando la voz y fingiendo ilusión con sarcasmo- ¡Qué gran verano me espera!
La subida de tono de Stiles había desconcentrado a los lobos, que habían parado de pelear de nuevo, y lo miraban. Incluso Allison le miraba molesta por haberla desconcentrado y haber perdido en la lejanía una de sus preciadas flechas. Stiles se dio cuenta de esto y los miró.
-Seguid a lo vuestro.-Pero... ¿estás bien? -preguntó Scott dándose cuenta por fin de que a su amigo le pasaba algo.-¡Deja ya de preguntarme eso! ¡Sí! ¡Estoy genial! ¿Vale? -dijo gruñendo mientras se levantaba del tronco. -Voy a dar un paseo. -Lydia se levantó para acompañarle pero él la paró con una mano, la miró a los ojos y dijo claramente -"Sólo".
Lydia asintió con los ojos terriblemente abiertos y su mirada acompañó a la de todos los demás, que siguieron la silueta del joven desaparecer entre los árboles.

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