Una nueva complicación
Capítulo 4
Me encontraba en mi habitación recordando el rostro de Edras, su seguridad en sí mismo y su frialdad. Me recordaba a Jack, quizás demasiado a él y ese es el principal motivo por el cual no soporto estar cerca de el por más de dos minutos. ¿Era eso un problema? Sus ojos oscuros, su personalidad, todo lo que para mí era especial en Jack. Resultaba ser que él no era el único con esos raros, pero no dudaba en que algo había diferente en ellos dos. Jack es especial sin importar cuanto Edras se parezca a él, Jack no tiene comparación y mucho menos su amor por mí de eso no existe duda alguna en mi cabeza.
La noche se fue sin previo aviso, en mi mente solo se repetía la imagen de Jack en su habitación, inmóvil, el olor de su piel, el sabor de sus besos, el recuerdo de su apartamento. El dolor no desaparece ni disminuye y dudo que en algún momento lo haga. Mucho menos recordando una y otra vez nuestros momentos juntos, desde el momento en el que nos conocimos en la fiesta. Hasta el día de nuestra boda. Quien diría que nuestra historia terminaría así.
La mañana siguiente me levanto de mi cama, creo que lo más temprano que he despertado en toda mi vida, sin dormir en absoluto. Tomo un largo baño caliente, siempre dicen que eso ayuda pues les informo que en lo personal es mentira, vestí mi cuerpo con la poca fuerza que tiene mi este me permite.
-Sé que estas despierta, – escucho la voz de Edras al otro lado de la puerta, tan cortante como siempre. El simple hecho de escucharla me pone de peor humor – por favor sal tu padre tiene que hablar contigo, y te espera en la sala de reuniones.
Ni me digne a responder simplemente abrí la puerta, lo mire de reojo observando su figura recargada en la pared al lado derecho de la puerta de mi habitación, su mirada baja y su cabello castaño despeinado como todo chico malo. Pase delante de él y solo sentí como se acercaba a mi siguiéndome de cerca.
Al llegar a la sala observo a Alan al lado izquierdo de la puerta, es en serio este hombre tiene una obsesión con estar cerca de las puertas o ¿Qué?
-Buenos días Princesa Adaly – habla haciendo al mismo tiempo una reverencia y abriendo la puerta.
- Buenos días Alan – trato de ser amable como mínimo pero ni para eso siento ganas en verdad. Odio ser así, odio estar molesta, sentimental, triste, odio no tener un motivo por el cual sonreír, simplemente odio no tener a Jack a mi lado. Aunque trato, no lo logro y eso me molesta de una forma a un mayor.
- Buenos días Edras – saluda Alan. Pero sin recibir respuesta alguna del otro, y yo que pensaba que Jack tenia mal carácter con los demás vaya que el al lado de Edras es tan dulce como un pastel de chocolate, si piensan que exagero sí, sí que lo hago pero ni modo fue lo primero que me vino a la mente.
En la habitación se encuentran mi padre, mi madre, Eleonora, Theo, Edras y yo. Solos nosotros seis, que extraño que ni Talía o Xavier estén aquí.
-Hija – mi madre se acerca a mí y besa mi frente después me toma entre sus brazos y me dirige a una silla entre ella y mi padre.
-Buenos días hermana – saluda Eleonora.
- Buenos días Adaly – hablo Theo justo después de ella.
Estaba a punto de responderles, cuando logre observar sus manos sobre la mesa entrelazadas como lo haría una parejita de enamorados. Claro, ellos están enamorados. Pero eso no evita que un extraño sentimiento de celos inunda mi cuerpo y mente. Esto es doloroso e incómodo, y ellos lo notan así que al instante se sueltan las manos y yo dirijo mis ojos al rey.
-No te queríamos decir esto el día de tu cumpleaños, pero ya no se puede seguir evitando el problema. – mi padre habla de forma nerviosa. Algo no anda bien, cada vez que me piden que hablemos en realidad es para que me den más órdenes o malas noticias.