Había una vez...

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Una pareja Akatsuki, ambos miembros de esta organización, iban paseando en busca de una bestia, Deidara, aún cansado de su compañero un tanto extraño y algo infantil, y "Tobi" una persona divertida y molesta para algunos.

Los dos caminando tranquilamente, sus pies daban paso a algunos sonidos al tocar la tierra con sus zapatos, el aire daba paso a una brisa casual, y el ambiente cansado para Deidara por soportar a su dulce compañero. Tobi tenía un aura que le era hermosa para Deidara, pero al mismo tiempo cansada.

De pronto Tobi con su chillona voz, empezó a molestar a su compañero por su cansancio.

— ¡Oiga, Oiga, Oiga, ¡¡Compañero!! ¡Mire, un puesto de dangos! ¿Porqué no tomamos un descanso? ¡Por favor! ¿Podemos, podemos, podemos, podemos? ¡Hemos caminado todo el díaaaa! ¡Y no no puedo dar un paso más, NOOOO! — Decía a gritos mientras corría de lado a lado como un pequeño niño berrinchudo. Aunque a Deidara le parecía un poco tierno, podría llegar a ser molesto.
Deidara suspiró.

— Por favor, no te vez tan cansado. A veces actúas como un niño de cuatro años. — Intentaba no sonreír o soltar alguna risita de ensueño... O más bien, intentaba no parecer embobado. 

_ ¡Ay! ¿Cuál es la prisa? Estamos persiguiendo una de esas bestias con cola... Pero ¡Ni siquiera sabemos donde está! — refunfuñó — ¡Ay! ¿A quien le hará daño que descansemos un poco? ¡Ah! y por cierto ¿Cuál es la que buscamos? — preguntó refiriéndose a la bestia.

Tobi le empezó a sacar de sus casillas a Deidara, no podía soportarlo tanto, ¡Ni la persona más paciente y armoniosa podía hacerlo!

— A la de tres colas. — Respondió con un pequeño tic en el ojo.

— ¡Oh! ¡Hay que hallarle y luego atraparle! Déjenselo todo a Tobi, ¿Sale y vale?—

Los dos se dirigieron al puesto de dangos, y en menos de un minuto una señora de mayor edad vino a dejarles unos dangos gentilmente a la parejita de extraños.

— ¡Tengan sus dangos! — Dijo dulcemente para luego retirarse.

Tobi admiró por unos segundos los dangos, se veía realmente tierno, era como ver a un niño pequeño recibiendo un regalo que había anhelado desde hace tiempo. Las probó, y después decidió jugarle una pequeña he inofensiva broma a Deidara.

—  Deidara-Senpai, ¿Ya vio esa escultura? —
Deidara confiado volteó la mirada a una pequeña alcancía, que era para las propinas.

— Eso se parece a las cosas que hace ¿No? O será que sus esculturas son.. ¿Imitaciones? — 

Deidara se levantó, y Tobi salió corriendo, pero Deidara con furia le alcanzó con una de sus bombas. Se levantó y dejó algo de dinero en el puesto de la amable viejecita y salió de aquel lugar.

El comportamiento algo tsundere de Deidara no le ayudaba en esconder la compasión y el extraño sentimiento que sentía hacia su compañero, ahora sentía la cara algo caliente, se había sonrojado, intentó respirar un poco más lento para recuperar el color normal de su rostro.

Tobi por otro lado le invadía la culpa, algo que era demasiado extraño, se limpió un poco la mejilla y fue hacia Deidara un poco apenado rascándose la nuca.


— Perdóneme Deidara-Senpai, ¡Tobi lo siente mucho! —

Deidara solo frunció el ceño y apartó la mirada para después asentir y seguir caminando por el sendero.

Ahora los dos se sentían algo incomodos, evitaban cruzar miradas. Tobi decidió romper el hielo, haciendo una pregunta.

— Y... ¿Tiene alguna idea de donde está el tres colas, Deidara-Senpai? —

— Ah, está en un lago, seguramente... considerando que es una tortuga, pues, es algo obvio, y si estuviera cerca, se sentiría su chakra. — 

Los dos siguieron caminando, ahora parecían más calmados y cómodos, Deidara soltó una pequeña risita y sonrío, pero no sin antes apartar su mirada.


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Creo que está mucho mejor que el anterior, y si puedo, pronto sacaré el el capítulo 2, me esforzaré. Tengan un lindo día, tarde o  noche.

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞𝐥𝐚𝐳𝐚𝐝𝐨𝐬/𝑻𝒐𝒃𝒊𝑫𝒆𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora