𝐨𝐧𝐞.

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01.| LENORE FAMILY CURSE

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LA MUERTE ERA LO ÚNICO QUE SOÑABA.

Era un sueño recurrente que se filtraba a través de sus sueños una vez placenteros. Solían ser agradables y estaban llenos de cosas que las chicas normales —o brujas— de su edad tenían. Pensaba en todas las cosas increíbles que podría hacer como bruja al crecer, pero luego recordaba que eso no estaba escrito para ella. Que nunca iba a tener la vida mundana que tenían la mayoría de las brujas de su aquelarre. Nunca iba a poder vivir de forma normal. Iba a ser un paso a la vez hasta su Bautismo Oscuro y no importaba lo que hiciera para intentar evitar cualquier oscuridad o maldad que intentara introducirse en su camino.

Sus padres estaban muy seguros de que cuando firmara su nombre en el Libro de la Bestia, su nombre drenaría toda la magia de sus venas; igual que ocurrió con su madre, y con todos sus hermanos, es decir, aquellos que habían vivido. Sus padres rezaron al Señor Oscuro para que su hija se librara del dolor y el sufrimiento que le esperaría si era capaz de conservar su magia, aunque eso tampoco estaba garantizado.

Porque cuando su nombre fue escrito en el Libro de la Bestia con su sangre, no le quitaron sus poderes. Sus poderes quedaron en su cuerpo y ella sabía lo que le iba a pasar; lo mismo que le había pasado a todos los demás miembros de su familia que habían tenido el mismo destino. Iba a tener una muerte espantosa, una muerte que no le desearía a ningún otro brujo, ni siquiera a su peor enemigo si lo tuviera.

La chica de pelo castaño oscuro sabía que con la maldición de su familia, iba a tener el mismo final. No iba a poder hacer casi nada mientras siguiera viviendo su vida, si se podía llamar así. Faeryn no sabía si podía llamar a su existencia algo más que un día a día en el que sacaba su cuerpo de la cama y se obligaba a ir a la academia para seguir con sus estudios. Siempre se mantuvo al margen para no crear lazos demasiado estrechos con nadie que intentara acercarse demasiado a ella.

No quería que nadie se sintiera unido a ella, no podría soportarlo. Faeryn no quería que nadie más tuviera que sentir la horrible pérdida que iba a sentir su familia cuando el resto de su magia decidiera darle la espalda y dar el golpe final. Había tanto que su magia podía hacerle y sólo esperaba que fuera rápido. Que el Señor Oscuro se apiadara de una joven que no había sido más que una sierva prometedora y que haría cualquier cosa para mantener con vida a su Aquelarre.

Aunque, no era así cómo funcionaba una maldición.

Faeryn se encontró a sí misma encerrada en la biblioteca de la academia, con la nariz metida en los libros. Se preguntaba si debía molestarse en buscar una forma de curarse de la maldición que le había impuesto el Diablo. Se preguntó si habría valido la pena hacer algo para intentar levantar la maldición, y la respuesta debería haber sido no de entrada. No había ninguna forma de levantar una maldición a menos que fueras la persona que la había lanzado en primer lugar.

Se quedó sola con la verdad detrás de la maldición de su familia. Se quedó sola sin nada más que le impidiera hacer lo que tenía que hacer para vivir la vida que quería. Faeryn sabía que podía tener la vida que quería, siempre y cuando no se presionara demasiado y se ciñera a sus estudios en la academia. Pero sabía que cuando eso incluía a una estudiante llamada Sabrina Spellman, eso iba a hacer las cosas un poco más difíciles.

La vida en la Academia, gracias a Sabrina, había sido difícil y estresante. Faeryn sabía que, eventualmente, su poder iba a ser abrumado y se encontraría al final de la luz brillante y se enfrentaría al más allá. Sabía que se acercaba cada vez más a la muerte de la bruja que tanto había escuchado con anterioridad, pero podía escuchar a su madre en su oído. Podía oír a su madre diciéndole que las brujas no se enfrentaban a algo como la muerte, por el hecho de que tenían algo tan sólido y establecido como la otra vida.

Sin embargo, Faeryn sabía la cruda verdad. Sabía que cuando muriera, iba a poder ver cómo todos los demás brujos con los que había crecido podían hacer todo lo que ella quería, y ella se iba a quedar sola. Iba a ser arrojada al fuego del infierno e iba a sufrir. La maldición se la iba a tragar entera, como había ocurrido con otras innumerables generaciones de los Lenore. Y sabía que no iba a ser amable con ella sólo porque no estaba usando sus poderes con la esperanza de convertirse en la bruja más poderosa de su clase.

Las maldiciones no discriminan y no eligen favoritos. Se llevan las almas por igual, y con ella no sería diferente. La maldición de la familia Lenore la engulliría entera y no dejaría nada de ella. Cuando transcurra la noche después de su muerte, habría un débil susurro de quién era Faeryn Lenore y sólo esperaba que no hubiera mucha gente que la echara de menos.

Y si lo hicieran, sólo podría culparse a sí misma por la angustia que le seguiría.



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𝕸𝖎𝖉𝖓𝖎𝖌𝖍𝖙 𝕾𝖚𝖓 ☀ N. SCRATCH. . . 🇪🇸  ( PAUSADA )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora