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A la mañana siguiente Levi se levantó temprano a tomar el desayuno como de costumbre antes de empezar sus labores, las cuales no le gustaría hacer pero no había atajos, después todo, por ellas es el buen salario.

Al llegar a la cocina le dió mucho gusto ver que no hay nadie todavía, así que tendría paz y silencio para prepararse lo que gustara. Sin tener que lidiar con Hanji o rezarle al cosmos para no acabar con ella ahí mismo. Reconoce que la castaña es una buena amiga; lo cual nunca le diría, pero lástima que es un dolor en el trasero la mayoría del tiempo.

No quería gastar mucho tiempo en el desayuno, pues, el hombre más fuerte de la humanidad sabe que entre más rápido comience con sus respectivas tareas más pronto será libre de ellas, pero tampoco quería dejar a su cuerpo con los nutrientes necesarios hasta la siguiente hora de comida, por lo que decidió prepararse unos sándwiches, principalmente con mucha lechuga y tomate. Puso manos a la obra, finalizando con cuatro sándwiches en su plato y un vaso de naranjada.

«Creo que he exagerado un poco mi hambre» pensó al ver su desayuno ya terminado. Pero no había vuelta atrás, probablemente guardaría el que no se coma para más tarde.

Acto seguido puso su plato y vaso en una bandeja, dió media vuelta saliendo de la cocina aproximándose al comedor, donde tomo asiento en una mesa lejos de la ventana y se dispuso a disfrutar de su primer comida del día a gusto, en paz y silencio como le gusta.

Justo en ese momento recordó porque le gusta levantarse temprano.

Habían transcurrido como unos 10 o 15 minutos aproximadamente, cuando escuchó unos pasos aproximarse desde la cocina. En ese momento sintió que el aire comprime sus pulmones de la preocupación. Agradece mil veces al cosmos de que la persona que salió de ahí no fuese la molesta castaña de lentes, si no la subordinada Ackerman, quién también baja a desayunar.

- Buenos días capitán -Dijo ella tomando asiento en la siguiente mesa.

- Buenos días Ackerman -Respondió él dándole una mordida a su tercer sándwich. Para este entonces, Levi ya se había comido dos.

Luego de ese pequeño intercambio de palabras el silencio reino otra vez y Levi se encontró con un pequeño problema, ya estaba satisfecho para cuando acabó con su tercer sándwich y se bebió el último poco de naranjada. ¿Que hacer hora? Simple, pero cuando estuvo a punto de ir a la cocina por una servilleta para envolver su sándwich, una inesperada pregunta le hizo detener su acción de golpe.

- ¿Puedo quedármelo? -Le preguntó su subordinada desde su lugar.

Sus miradas se cruzaron, Levi se encontraba un poco atónito ante su petición, pues, ella casi nunca hace ese tipo de cosas o algo similar. Estaba a punto de dar su respuesta, pero en cuanto Mikasa se dió cuenta de lo que había hecho, apartó su mirada avergonzada y pidió disculpas a su superior.

- No no, no tienes que disculparte - Se aproximó a ella con el sándwich extra en la bandeja y al momento pudo ver, que el desayuno de ella es bastante ligero.- Toma -Dijo colocando el sándwich en su plato. Mikasa agradeció rápida y nerviosamente como pudo mientras veía su superior retirarse del comedor.

Luego de lo sucedido en el comedor el azabache se dispuso a poner en marcha sus labores. Llevaba horas y horas yendo de aquí para allá por los pasillos dejando montones de papeles ya completados en la oficina de Erwin y a pesar de ser un día bastante agradable, evidentemente para él no lo era. Hasta que encontró aquella nota que apareció misteriosamente en uno de los bolsillos de su chaqueta cuando se la quitó. Y le leyó:

Nota #6:

Que tu día sea tan lindo como tus nalgas.

- Nuevamente ¡Que atrevimiento! - Se dijo para si mismo con un leve sonrojo en sus mejillas.

Y desde un buen escondite, alguien celebra desde afuera riendo en silencio.

Notas Para El Capitán | RivaMikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora