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Varios días atrás

Armin tuvo que limpiarse los oídos y lavarse la cara con agua muy fría para captar si lo que acababa de oír era real. Incluso verificó su pulso. Se sentía muy atontado a pesar de estar bien despierto. De todos modos, preguntar no le hacía daño.

Lo siento Mikasa ¿Qué haz dicho? —Preguntó sin poder ocultar lo sorprendido que se encuentra.

La azabache se tomó unos minutos para volver a decir aquello que le había costado sacar de su sistema, se encontraba molesta. Pero por suerte para Armin ella no podía estar enojada o molesta con él por mucho tiempo.

Me gusta el capitán Levi —Repitió lenta y pausadamente, soltando el aire que estaba conteniendo en sus pulmones.— Y... Necesito tu ayuda— Agregó bajito jugando con sus dedos.

Un sepulcral y largo silencio se produjo en la habitación donde se encuentran. Armin ya no sabía si desmayarse o seguir de pie. El tierno rubio de ojos azulados juraba que le daba algo en ese momento. Si no fuera por mejillas rojas como tomates de Mikasa, creería que se encuentra atrapado en algún tipo de ilusión muy realista o fuertemente drogado de algún modo. Pues, jamás creyó que viviría para oír una confesión así de grande salir de los labios de su mejor amiga y hermana de otra madre. Y que nada lo hubiese preparado para evitar que su Windows se le reinicie al escuchar eso.

Ya al reponerse un poco de la impresión, notó que Mikasa hizo una mueca de enfado al esperar mucho tiempo que su Windows volviera a andar otra vez.

Perdóname la vida Mikasa, es que... —Hablo Arlet lentamente, acomodando las palabras que está por decir en su mente.— Es tardado de procesar, nunca fuiste tan obvia.— Confesó al fin. Temeroso de haber dicho algo malo.

Y nuevamente el silencio sepulcral fue protagonista. Ahora era Mikasa quien se encontraba sorprendida. Nunca hubiera esperado tal respuesta por parte de su mejor amigo.

Eso significaba que, sí lo decía él, aquella revelación es totalmente verídica y le saca de dudas a Mikasa de algo que, estaba muy segura que era y es demasiado obvia. Su reacción no pasó desapercibida por Arlet, quién soltó una pequeña risita burlona ante la cara estupefacta de la azabache, Mikasa frunció un poco el ceño al escucharlo reír luego del largo silencio.

Armin se disculpó negando divertido con la cabeza, en parte, para alegrar un poco el ambiente tenso que se había formado. Acto seguido, procedió a revelar algo que le ancho los ojos a Mikasa al instante de escucharlo.

Sabes, apesar de que ya me había empezado a dar cuenta. Igual es una sorpresa.— Confesó, pero antes de poder dar una explicación, la joven Ackerman tomo la palabra.

¡Espera! ¿Cómo sabías ...

Ay! Mikasita preciosa, no por nada soy tu comadre —Bromeó.— Solo faltaba la confirmación, pero obviamente, no esperaba estar vivo para esto

Entiendo —Mikasa suspiro resignada.

Bueno, solo explícame una cosa — Tomó la palabra de nuevo llamado la atención de la azabache.— ¿Cómo puedo ayudarte?

El rubio no lo demostraba para mantener la compostura, pero por dentro era una tormenta de felicidad al confirmar que su amiga le gusta alguien.

Y así fue como Mikasa recurrió a la ayuda y complicidad de Armin tras lo ocurrido con Levi, donde él inocente confundió su rubor con unas "extrañas manchas rosas" y comprobó que lo siente es cariño no capricho, como ella creía en un principio. En cuanto a lo que sucedió después, la idea de las notas surgió. Dando comienzo a todo lo acontecido y al pequeño misterio que rodea al hombre más fuerte de la humanidad.

Notas Para El Capitán | RivaMikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora