Tantos años persiguiendo un amor posiblemente imposible, algo tan hermoso y destructivo al mismo tiempo.
Me llamo Samantha y debo decir que el amor es una de los sentimientos más horribles que he podido probar, nunca se sabe que va a pasar, pero siempre tiene un final y eso es lo que me aterra, aveces ni siquiera tiene un inicio...
Enero del 2011
-Samantha, levántate! Debes ir al instituto.
Dijo mi mamá mientras sonaba un ruido ensordecedor desde su habitación. Con los ojos entre abiertos y aun un dormida, respondí.
-Cinco minutos mamá, yo los contabilizo en mi mente mientras duermo.
-Que no, levántate ya!
-Bueno, bueno, ya va.
Era mi primer día en la secundaria y acababa de terminar mi primera relación "amorosa" , no quería saber nada de chicos por el momento, solo encontrarme porfin con mi mejor amiga después de un largo mes de vacaciones, y ahí estaba, tan linda y tierna como siempre, Balentina, mi mejor amiga desde los siete años, entrando a el instituto en ese momento, las dos corrimos y nos abrazamos como si no nos hubiéramos visto en años. Estuvimos hablando durante horas acerca de todo lo que habia ocurrido en vacaciones y entre eso, le conte lo que pasó con mi primer noviecito, sergio, que para ser sincera no fue tan mágico y emocionante como me lo esperaba, ella trataba de hacerme olvidar esto, mostrandome otros chicos.
-Mira! , que tal ese moreno de allá?
-No
-Y ese alto rubio de ese otro lado? - dijo entre risas-.
-No, balen
-Ya se!, que tal ese que esta sentado en las escaleras?
Era un chico de piel blanca, con cabello oscuro y ojos color azul verdosos, tan profundos y penetrantes que me mantuvieron casi hipnotizada por un tiempo.
-Hey, chica!, te gusta? - dijo chasqueando me los dedos en la cara para que reaccionara.
-Emm... No, tu sabes que no quiero nada con nadie..., y ya deberíamos ir al salón de nuevo.
Ese chico me había dejado anonadada, necesitaba urgentemente saber su nombre, lo bueno es que por casualidad y lo admito, una hermosa casualidad, nuestros salones de clase siempre quedaban en frente.
Al salir al descanso no podía dejar de mirarlo, el tenía algo especial que no podía descifrar y ese algo me estaba volviendo loca y creo que no era la única a quien le pasaba eso.
Un grupo de chicas lo perseguían corriendo por todo el patio de el instituto y el se veía un poco fastidiado por esto, pero yo seguia observándolo en silencio, qué me estaba pasando, esto no era muy normal de mí, así que me concentré en disfrutar de mi día.
Balentina y yo teníamos la costumbre de componer pequeños fragmentos de canciones desde que íbamos en tercero de primaria, estas no tenían mucho sentido pero nos divertiamos creandolas, siempre reíamos y jugábamos como niñas de 3 años. Aquél primer dia de clases la terminamos de pasar super bien.
Llegue a mi casa con el hambre como de diez hombres y gracias a mi mamá, tenía un almuerzo delicioso. Como era de costumbre me acosté a dormir después de almorzar y esa ciesta era incluso mejor que la de la noche, pero de repente oí que alguien llamaba a mi teléfono, contesté rápidamente, creí que era Balentina, pero no, solo se escuchaba el sonido de una respiración algo nerviosa.
Perdónenme por lo corto de este capítulo, pero me pareció que sería mejor dejarlo hasta ahí.