No vueles con los ángeles [pausada]

Capítulo 5: « No necesito una tutora

Tras acabar las clases, me dirijo a la cafetería del instituto. Hago cola, mientras reviso vagamente los mensajes de mi móvil. Cuando es mi turno, pido un sandwich de queso y una coca-cola. Pago y echo un vistazo al lugar donde se encuentran las mesas que están totalmente llenas. Encuentro una vacía totalmente,y me siento solo. La verdad, no me importa demasiado, estoy acostumbrado. Empiezo a comer, y cuando voy a terminar aparece un chico y se sienta a mi lado sin siquiera preguntar. Lo miro con una cara de pocos amigos y él levanta la vista con expresión algo avergonzada.

-Ehm, hola no quería molestarte. Me voy si quieres-dice el recién llegado mirándome con sus ojos verdes. Me fijo en que lleva una chaqueta negra y unos pantalones del mismo color. Su flequillo de color castaño le tapa media cara, por lo que entiendo que quiere esconderse o algo así. Veo pequeñas semejanzas entre nosotros.

-No pasa nada, yo ya me iba.-respondo sin demasiado entusiasmo.

-Ah, vale. Déjame presentarme al menos-dice con una voz mucho mas confiada de la que vi anteriormente-Me llamo Travis, Travis Lawnson.

-Yo Mason, encantado-digo con una incomodidad palpable y saliéndo al mismo instante de allí sin despedirme. Me pongo los auriculares e inicio el camino hacia mi casa.

Llego a mi casa después de un largo día de instituto. Entro en la oscura casa y ni siquiera me molesto en ver si están mi madre y mi padrastro. Subo directamente hacia mi habitación que tiene las paredes negras y está casi en su totalidad recubierta por pósters de grupos musicales, a la derecha hay una cama pequeña y a la izquierda hay un escritorio de madera de roble sobre el que hay un gran ordenador, también hay una silla de madera a juego con la mesa, hay un par de armarios a la izquierda de la puerta y una ventana (que pasa la mayor parte del tiempo con la persiana y cortina echadas) en la pared más visible de la estancia. Conforme entro, cierro la puerta con pestillo. Dejo la mochila en la silla, y me echo en la cama. Empiezo a pensar en todo lo ocurrido hoy, y lo primero que se me viene a la mente es el hermoso rostro de Heather diciéndome lo que el tutor le había dicho sobre ser mi nueva tutora. Por un instante, me siento mal por haber declinado su oferta tan rápidamente, y sé que si no la acepto, quizás me pongan profesores particulares u otra cosa peor. Antes de dormirme por el cansancio, me recuerdo a mí mismo que tendría que decirle mañana a aquella chica tan familiar para mí que aceptaría aquello que en su momento rechacé y también me permití pensar por a penas segundos si ella también tendría la misma sensación de familiaridad.

Me despierto con unas voces provenientes del salón. Ni siquiera me inmuto, estoy seguro de que es mi madre con esa insoportable voz ag uda que tiene después de emborracharse. Me incoporo y siento un escalofrío al poner los pies en el frío suelo. Camino hacia el escritorio y miro la hora en el móvil. Las 8 de la tarde. Decido bajar porque me muero de hambre, aunque no estoy muy convencido de ello porque no quiero ver a mi madre y a mi padrastro aún menos. Al final, decido bajar por las escaleras haciendo el menor ruido posible. Y cuando llego a la planta baja están dormidos para mi suerte. Cojo una manzana del frutero de la isla de la cocina y me dirijo de nuevo a mi cuarto. Termino de comer y antes de dormirme de nuevo, recuerdo mi sueño. He soñado de nuevo con aquel misterioso ángel que me da órdenes que yo no puedo evitar seguir, parece ejercer una intensa fuerza sobre mí y eso me hace pensar, porque nadie desde hace años se molesta siquiera en darme órdenes porque saben que las pasaré por alto. Al final, cierro los ojos, no sin pensar antes en un precioso ángel que abre las alas y me mira.
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esta historia la hemos abandonado pero si os gusta comentad si quereis que continúe :)