Sambucky ;; WinterFalcon

3,,

No lo corregí, me costó fuerza escribir el os, pero ya me había tardado en publicar así que se lo tragan así ♡︎

Sam pensó que la vida tendría sentido cuando estuviera a punto de perderla, y, en realidad, lo hizo, pero no de la forma que esperaba.

Él siempre fue muy animado, ¿saben?, Como si en realidad se pasará noches pensando en que en algún momento debía de morir, por lo que disfrutaría de su vida lo más que pudiera, intentando hacer que cada día levantarse de la cama fuera menos y menos difícil, entrenando, siendo todo lo que el país espero de él como su siguiente protector, como su nuevo líder.

Alguien como Steve.

Pero Sam nunca pensó que su vida tuviera valor por sí sola, en realidad.

Solo lo hacía porque salvaba vidas, porque todos los días arriesgaba la suya para defender a otros que no podían hacerlo por sí mismos.

Pero, ¿su vida? Su vida solo era una más de una historia, una pequeñez en el universo que trataba de ser lo que esperaban de él como el nuevo Capitán América, el Sol de todos. Pero él no se sentía como un Sol. Ni siquiera como una estrella, o como una Luna.

Él solo podía sentir que su vida era especial cuando estaba apunto de perderla por alguien más.

Y era lindo, ¿cierto?; poder hacer que alguien te agradezca por permitirle vivir más tiempo.

Él no creía que era lindo.

Él creía que era lo mínimo que podía hacer por existir.

La muerte nunca le dio sentido a su vida.

Y, entonces, cada paso que daba estaba lleno de peligro, pero al menos también lleno de personas a quién salvar para compensar el riesgo.

Hasta aquella misión.

—Está bien, está bien, Bucky, mírame a los ojos, mírame. Te prometo que todo estará bien, ¿ok?—tomó el escudo y volvió a la pelea, llamando a una ambulancia mientras intentaba deshacerse de los flag smashers.

No podía tardarse más.

No podía dejar a Bucky ahí. Necesitaba llevárselo, ya, saber que su herida de bala no era tan grave e irse a casa como si nada hubiese pasado.

"Mírame"

Bucky probablemente tenía una de las miradas más hermosas que haya visto.

Eran de esas que te hacían sentir que podías dormir en sus brazos y nada malo te pasaría, como si las promesas de amor fuesen incapaces de romperse bajo sus ojos, tan agraciados que al mirarlos todo se volvía más tranquilizante.

Sam amaba mirarlo a los ojos.

Y odiaba no tener el valor de decirle que quería hacerlo más seguido por miedo a perderlo.

Así que de nuevo se volvía débil, en un héroe que no tenía expectativas de sí mismo, pero si de los demás.

Volteó de inmediato al escuchar dos disparos, mirando como sus rivales caían en el suelo con un fuerte golpe y sintiéndose aún peor.

Bucky le había salvado la vida mientras estaba muriendo.

Corrió hacia él de nuevo con el corazón regalándole inquietud inmensa por todas partes de su cuerpo, poniéndolo nervioso, dándole una mala espina, considerando la posibilidad que siempre quiso evitar.

No.

Claro que no.

Él no podía morir. No, no, no en su guardia.