Me estoy obligando a mí misma a redactar un poco de lo mucho que se pasa y coge ventaja de mí en mi mente, me obligo porque no quiero, pero lo haré para despejar estas ecuaciones existenciales que hieren como la vida misma.
Quiero que sepa y entienda tan siquiera algo mínimo de lo que estoy sintiendo, porque a veces me importan estas situaciones conflictivas, pero la mayoría de veces no lo hago; así que intento extraerle algo de bienestar al momento. Sé que todo el mundo tiene estos problemas, los altibajos, los temores y demás obstáculos que inmovilizan a una persona pero míreme, ¿Cuánto llevo aquí en esta clínica, en el tratamiento de usted? ¿Un año? ¿Hace cuánto que siento estas cosas? ¿Cinco? ¿Tal vez seis? Después de más de cuatro psiquiatras y no tengo idea ya de cuantos psicólogos... Míreme como me sigo autodestruyendo, como no quiero avanzar.
Estas palabras están tan condenadamente trilladas, no puedo contar los múltiples momentos en que las he repetido y en que me he cansado de escucharlas de mí misma y de mi alrededor. La enfermedad es una percepción común, la muerte no me parece más que un chiste. No puedo pensar con claridad, son demasiadas ideas erróneas que han sido medio procesadas y después abandonadas en mi cabeza para no movilizarse de allí: La cotidianidad (que vendría siendo un vivir común), súmele mis otras subsistencias como las dimensiones utópicas o el colegio... Es tan harto, no sé como seguir sobrellevándolo. He sobrevivido porque todos mis intentos de ausentarme en este primer plano han sido interrumpidos por... ¡Sabrá usted por qué!
Las cosas se movieron dos veces la semana pasada, como si sus ánimas de repente despertaran y planearan jamás desistir. Dígame ¿Tengo un buen futuro? Dígame la verdad ¿Qué colegio convocaría a una chica como yo, con estos problemas? Ellos sólo quieren gente que dejen en alto su título, su nombre por encima de todas las listas ¿Y usted no está cansado de escucharme, de verme, de lo mismo de siempre? Justo ahora no me interesa avanzar porque siento que no puedo. Vengo a este consultorio porque no puedo morir, créame, ya hice mi noveno intento y pasó algo increíble, algo asombroso para una persona que ama la vida, pero ya ve, yo no soy una de ellas.
Estoy cansada, mamada (No sé como dejarlo más claro) de mis sueños, pero no tengo esa sensación de antes. Estoy acostumbrada a caerme de bruces contra el cemento continuamente; pero sigue doliendo.
Tengo una fuerte represión en cuanto a las drogas, tan siquiera oír a alguien tarareando ése nombre en sus labios me fastidia, me repugna ¿Sabe por qué? He estado arrastrando conmigo ese (para nada leve) sentimiento de que ya las he probado, degustado con otros sentidos fuera del gusto. Es como si hubiese salido de una rehabilitación impresionantemente decayente, que va de picada; claro que nunca lo hice, estoy segura, pero se siente muy real, es demandante esta psicosis... ¡Discúlpeme, doctor! He dicho "las", por favor quítese ese plural de encima, aclaro que en específico me refiero al LSD.
Todas estas energías se acoplan en los rincones, mi visión se agita, mi respiración se corta y de repente todo se dirige a los indicios de una corriente trascendental de sinestesia. Estoy malgastando mucho tiempo, tengo la oportunidad hasta los dieciséis, o tengo la miseria espiritual absoluta hasta los dieciséis. Desistir o aguantar.
Mi memoria está fallando mucho, me siento molida, acabada. Mi conocimiento y razonamiento se está yendo por la borda, como si pudiera escuchar a mis neuronas disiparse.
Ahora, por favor, dígame la verdad ¿Cómo me ve? Seré breve y le confieso, hago esto todo el tiempo, no importa el espacio o el tipo de intersección que manifieste con la "realidad", finjo conversar o interactuar con cualquiera (En este caso me he dirigido a usted) pero nadie se percata de lo que hago, que estoy sola en este preciso instante hablándome a mí misma pero poniendo su presencia por delante porque supongo que usted escucha ¿Sí lo hace?
Me he confundido nuevamente ¿Es esta conversación real? Porque de la nada ha surgido un escrito y supone no ha sido usted el que lo redactó.
Dígame la verdad ¿Cree que son dieciséis años de miseria?
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Esta soy yo.
Teen FictionSoy una chica que anda tras sombras, tras sus propios pasos. Es cómo un diario, no lo sé, no sé que sigo haciendo aquí la verdad.