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El Omega despertó cómo nunca, durmió en total unas doce horas, repuso muchas fuerzas he incluso se levantó sonriente, pero a la vez algo adolorido, la cuenta era regresiva y cada vez faltaba poco, solo faltaban menos de una semana, odiaba el maldito agosto.

Levantó masajeando su cuerpo, dando un pequeño jadeó por cada apretón que se hacía en su auto masaje, sintiendo qué se relajaba al auto mimarse.

Poco a poco sus manos fueron bajando por sus piernas con peligro de tocar su entrepierna, estaba algo necesitado por el período de pos celo, y se sentía bien sus manos dándose sus propios mimos, la sensación lo hizo cerrar los ojos he ir quitando de su cuerpo las partes de la poca armadura que usaba.

Su torso estaba levemente cubierto por unas vendas que no se molestó en quitar y poco a poco se daba leves toques en las piernas y en su vientre, se regañaba por pensar en tocarse pero a la vez se agitaba por no hacerlo y estaba decidido en querer darse aunque sea leves toques.

La temperatura en su cuerpo aumentaba más y cuando el frío peleaba con el calor en su piel el solo se erizaba, se sentía exquisito aunque sean solo mínimas caricias, pero, las necesitaba, así que sí, lo haría, de todos modos nadie lo veía.

Abrió los ojos y estos chocaron contra los azules y helados ojos de Bi-Han, qué lo veían con una ceja elevada de una manera divertida y una sonrisa oculta por la máscara.

El omega dió un pequeño grito de susto y se tapó con la sábana la poca piel qué su  cuerpo mostraba. Tratando de hallar las palabras adecuadas para gritarle al alfa.

— Puedes continuar. . . —  Sub-Zero le hablo de lo más sereno mientras mantenía esa cara divertida.

— ¿Cuánto tiempo llevabas observandome?. — por fin el Omega hablaba, en un reclamo hacía el alfa, que no pudo evitar reír bajo.

— Estás en mi casa, Omega. . .

— Sí pero. . . Solo es. . . Ya debes de saber.

— Por algo lo sé, tu olor está por todo mi castillo. . . Eso no es justo. — Bi-Han se acercó y se agachó a la altura del omega, tocando por instintos sus cabellos, Kung lao se quedó quieto.

— ¿Por qué no es justo?.

— Dejas el olor en todas partes. . . Incluso en mi ropa. . .

— Lo siento.

— No digo que me moleste. — el último desendiente de los Lin Kuei bajo las caricias a la mejilla del Omega, dejando helado cada zona que sus dedos tocaban, Kung lao recibía las caricias por qué su omega interno le pedía recibirlas. — Me iré por dos días.

— ¿Y eso?. . .

— la cadena estará a cuatro metros de largo. . . Si intentas escapar de mí, te mataré. — la voz grave del alfa lo hizo estremecer, lo dejaría solo en ese palacio de hielo por dos días, la cuenta seguía siendo cada vez menos, muy pronto llegaría su celo, y sería sufrimiento, al menos el alfa no lo vería sufrir.

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— ¿No hay señales de mi primo aún?. — un Omega asustado se movía en círculos por toda la habitación cuándo su alfa le informaba qué aún no tenía rastros de su primo.

Por los últimos días Cole y Kano buscaron por todos lados al Omega desaparecido.

— Aún no, Liu, debes descansar . . .

— quieres que descanse mientras mi primo es torturado por ese moustro de hielo. . . ¿Crees que puedo hacerlo, Cole?. — el Omega se sentó en la cama mientras le daba una mirada de desesperación a su alfa. Poco a poco comenzó a dejar escapar lágrimas de sus ojos mientras jadeaba por aire, enserio estaba desesperado por saber de su primo.

— Cariño, cálmate. . .  — el peleador pidió preocupado mientras se movía en dirección a su Omega y lo abrazaba para calmarlo.

— Enserio, me preocupa Kung lao, Cole. . . Él se quería ir por Kano. . . Y se lo llevaron por protegerme, conozco a Lao se qué dejo qué se lo llevarán solo por protegerme. Yo debería estar en su lugar. . . — El Omega se abrazo de su alfa y liberaba el descontrol que sentía por el embarazo de su cachorro en el pecho del peleador.

— es un Omega fuerte. . . Podrá contra Sub-Zero. — el alfa beso la cabellera de su Omega, poco a poco el Omega en su pecho se relajaba.

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"Perfecta Equivocación"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora