Capitulo 15: ¿Un día normal? 1

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Capítulo 15

Amelia.

— ¡Deja de tocarme el culo! —escucho a Jessica quejarse a lo lejos.

— ¡Entonces sube que me voy a caer! —se queja July un poco más lejos. Me estiró en la cama todavía sin abrir los ojos— ¡Y deja de gritar que nos van a escuchar!

Me remuevo en mi cama tapándome la cabeza con la cobija para no escuchar y seguir durmiendo.

Oigo un golpe pero sigo con mi sueño. Otro golpe pero estoy sumergida en el sueño y el cansancio.

—Amelia... —me susurran— Despierta... —me quejó para que me dejen dormir— Es July, despierta...

Me dejan en paz y...

—¡¡AMELIA!! —gritan agitando mis hombros de arriba a abajo.

Abro los ojos de golpe y me encuentro con la rubia de ojos azules mirándome. Me asusto y por autodefensa le doy una bofetada que hace que sus mejillas pálidas se vuelvan la silueta roja de mi mano. Ella se queda atontada mientras arruga el ceño.

Pienso la que acabo de hacer y me impresiona mi acción.

—Lo siento... —susurro.

—No importa sólo párate de la cama. —me dice— July está vigilando.

— ¿Por qué están aquí? ¿Cómo entraron? —pregunto.

—El viaje daah, —dice como si fuera lo más obvio— entramos por la ventana, que este rota ayudo mucho.

Me levanto de la cama y me dirijo al baño, tomo una ducha vaquera, lavo mis dientes y Jessica me desenreda el cabello para luego hacerme una trenza —como siempre—

— ¡Esconde la botella antes de que July la vea! —me regaña Jessica.

Agarro la botella la abro y me tomo un trago. Jessica me la arranca negando con la cabeza y la esconde debajo de mi cama.

— ¿Ya están listas? —entra July al cuarto.

—Yes. —asiente Jessica.

Salimos por la ventana —que fue muy fácil gracias a él gran agujero que hay— y la camioneta de Jack y la de Collins nos espera. Me monto en el asiento de copiloto de la camioneta de Collins.

—Hola Coll. —lo saludo.

—Hola hermosa, no tan hermosa. —me saluda y luego se me acerca para darme un beso en el cachete. Me quedo quieta por el acto.

—Y... Bueno, ¿Queda muy lejos el viaje? —le pregunto aclarando la garganta.

—Unas dos horas.

—Bien.

Me pongo mis audífonos y me dejo llevar por las melodías de Shawn Mendes (Wonder). Veo el transcurso del viaje por la ventana del carro. Arboles gigantes pasan, entre los arboles veo vacas, conejo y otros animales que no puedo identificar. Mis fosas nasales se llenan del aire de la naturaleza, siento el olor a tierra con una mezcla de pinos, que me hace recordar:

«—Espalda recta, —posa su mano a lo alto de mi espalda y yo me enderezo— mentón en alto y mirada al frente.

Hago lo que me indica.

— ¿Así? —pregunto haciéndolo lo mejor que puedo.

—Si cariño. —me regala una de sus sonrisas llenas de orgullo que más amo— Ahora pon mucha atención, sujeta con fuerza y firmeza la culata, —me pone las manos en la culata y me sube las manos hasta mis pómulos— recuerda siempre a la altura de tu pómulos.

AMELIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora