05. Chapter five

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El mayor rodó los ojos—. Vete a casa, BaSeok.

A BaekHyun no le gustó para nada el tono burlesco que ChanYeol usó para decir su supuesto nombre. Una cosa era que no le creyera y otra que fuera tan condescendiente con él.

Lo observó darse la vuelta y empezar a caminar, no podía dejar que se vaya. ¿Dónde dormiría hoy? El esfuerzo por pensar que hacer era casi físico. Conocía lo suficiente a SeHun como para saber que realmente no le abriría la puerta, principalmente por el hecho de que llegaría directo a dormir y no se despertaba aunque el cielo se cayera.

Ir a la estación policial era su única opción para dormir debajo de un techo.

Comenzó a trotar por el camino que lo vio irse. Su corazón palpitó con mayor rapidez cuando su vista no lo encontró. Había casi perdido la esperanza cuando las luces de un auto se encendieron cerca de él y pudo identificar al oficial. 

Corrió cuando el auto arrancó y se detuvo en frente con la idea de que el oficial no le atropellaría. Siguiendo su intuición el mayor frenó de golpe rozando apenas sus rodillas. 

La incredulidad y sorpresa en la cara del rubio le dio tiempo para moverse hacia la ventana del conductor, que agradecía se encontrara abierta. Se colocó de rodillas en el pavimento, los codos reposando sobre la puerta y las manos unidas implorando.

—No me dejes aquí, por favor —BaekHyun rogó—. Llévame a la comisaría, por favor —las piedritas comenzaban a doler en sus rodillas, y la expresión del oficial no había cambiado ni un poco.

Los ojos de BaekHyun no abandonaron los del mayor un solo segundo, planeaba que su insistencia lograra darle un sitio para dormir hoy, ya que no podría trabajar mañana si no obtenía un par de horas de sueño.

Un suspiro cansado salió del rubio, y si eso no era suficiente, la seña de molestia tal vez lo era, el hecho de estar masajeando fuertemente su frente—. ¿¡Te estás escuchando!?

El tono de su voz sorprendió al menor y lo hizo temblar ligeramente. Al menos podría ser arrestado por molestar a un oficial, ¿cierto?

—¿De verdad quieres pasar 24 horas bajo arresto por una tontería como esta? —el oficial golpeó el volante del auto, causando que el claxon sonara. 

¿24 horas?

Los ojos de BaekHyun se abrieron con sorpresa—. ¡¿24 horas?! —el castaño se puso de pie rápidamente y comenzó a murmurar para sí mismo, dando vueltas frente al rubio—. ¿24 horas? Creí que me dejarían ir por la mañana. No, no, no esto no puede ser. ¿Qué voy a hacer? —se detuvo para mirar al cielo esperando una señal divina. Al no recibir nada, regresó su vista al mayor.

—¿No pueden ser unas seis horas? —pidió con las manos metidas en los bolsillos y los hombros caídos—. Digo, me estoy entregando voluntariamente y prometo portarme bien. Solo necesito un sitio para dormir —la última parte siendo murmurada para evitar que el otro no le escuchara.

—¿Solo necesitas un sitio para dormir? —la pregunta y el ceño fruncido del rubio le hizo notar a BaekHyun que tiene que aprender a murmurar más bajo.

Con las mejillas coloradas y mordiendo su labio inferior asintió levemente—. Mi compañero de habitación no me abrirá la puerta a esta hora, no tengo dinero ni llaves conmigo —el menor habló suavemente, con la mirada fija en la punta de sus pies.

Pasaron un par de segundos en absoluto silencio hasta que el suspiro del mayor le hizo mirarlo con esperanza en los ojos. Lo notó rodar los ojos antes de hablar.

—Sube al auto, mi sillón es un buen lugar para pasar la noche.

La sonrisa de alivio que soltó BaekHyun fue evidente. Corrió a la puerta del copiloto y se subió—. Gracias, gracias, gracias —BaekHyun le agradeció al oficial una y otra vez, este último mantuvo su mirada fija en él.

—Ponte el cinturón, estás en el auto de un oficial, niño.

—Oh.

BaekHyun se rio suavemente, obedeciendo e ignorando el hecho de que le había llamado niño una vez más. Una vez cumplió, el rubio arrancó el auto.

BaekHyun murmuró una canción en su asiento, sonriendo al saber que podría pasar la noche bajo un techo. El techo del oficial. El castaño dejó de murmurar cuando su cerebro por fin registró lo que el mayor había dicho y le miró con sorpresa.

—¡¿Tu sillón?!

Crossfire | ChanBaek Donde viven las historias. Descúbrelo ahora