✨S H A D A M Y W E E K 2 0 2 1✨
Shadow the hedgehog ha atravesado por distintos tipos de situaciones que a cualquier mortal le costaría la vida.
Siendo la última forma de vida definitiva no hay problema que no pueda solucionar fácilmente... o a...
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10 meses de convivencia forzada, 2 años de relación, 1 año de vivir juntos.
Nada de eso se comparaba con los últimos tres meses.
Los tres meses más difíciles, tediosos, complicados y agotadores de su existencia.
Los primeros tres de embarazo fueron pan comido, Amy no había cambiado en nada su rutina del día a día: levantarse antes que el, ducharse, preparar el desayuno y almuerzo de ambos, asear un poco su hogar, terminar de prepararse y esperarlo en el comedor para comer juntos, lavarse los dientes antes de tomar sus pertenencias y finalmente irse juntos al trabajo. Luego del trabajo regresar a casa, preparar juntos algo de cenar o pedir algo a domicilio, comer en la sala, lavar los trastos, cepillarse los dientes, ponerse el pijama y terminar el día durmiendo uno al lado del otro.
Añoraba esos días tranquilos.
Incluso la dulce Amy seguía siendo igual de encantadora y la mujer madura que lo había cautivado tiempo atrás... Pero todo cambio en cuanto entro al cuarto mes de gestación.
Y Shadow sintió, quizá por segunda o tercera vez en su vida, el miedo combinado con preocupación por su propia existencia.
Las mujeres embarazadas eran de temer y más si se trataba de la mujer que tendría al hijo de la última forma de vida perfecta.
Amy sufrió un cambio de actitud que nunca creyó ver, mucho menos sufrir.
De ser la mujer responsable y atenta que conocía, se transformó en una chiquilla berrinchuda que no sé callaba hasta obtener el helado de nuez con cobertura de caramelo y avellanas. No importaba la hora, si Amy quería helado, Amy obtenía su helado costara lo que costara.
De ser la chica segura de si misma que no le importaba la opinión pública en lo más mínimo, paso a convertirse en una adolescente obsesionada con su figura. Todas las mañanas se veía al espejo y aseguraba perder atractivo o haber aumentado terriblemente de peso, incluso juraba que sus espinas se veían opacas.
De ser la mujer recatada y dulce paso a transformarse en una chica bastante mal hablada además de impaciente al grado de tacharla como histérica. No había día que no estuviese viendo revistas o sitios web sobre consejos para llevar un embarazo óptimo y asegurar un desarrollo seguro para el bebé, pero cuando estas páginas o revistas decían algo que a ella no le agradaba Amy no tardaba en lanzar su opinión plagada de malas palabras y sarcasmo ácido.
Shadow solo se mantenía alejado, después de todo no era ningún tonto valoraba su vida, cuando Amy tenía sus "ataques maternales".
Pero había una cosa, una sola cosa que podía calmar a la fierecilla en la que se volvía la erizo rosada.
Cuando Shadow recordaba que el era el macho en la relación se plantaba frente a la fémina y sin más la rodeaba con sus brazos en un firme abrazo. Amy pataleaba un poco por algunos minutos hasta que el calor del pecho masculino la embargaba completamente hasta relajarla haciendo que le devolviera el abrazo con entusiasmo mientras soltaba algunas risitas suaves.
—Al bebé le gustan tus abrazos. —Esa frase era el indicador de que su querida Amy por fin se había calmado y estaba lista para ir a la cama.
Shadow nunca creyó en "el poder de un abrazo", no hasta que su mujer enloquecía y solo de ese modo el podía calmarla.
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