Era de tarde, me sentía agobiado por la cantidad de personas que entraban y salían del café aquel 16 de diciembre. Pero lo que más me tenía nervioso era la nesecidad de ver a uno de los clientes recurrentes que tenía el local.
Llevaba horas atendiendo mesas y llevando pedidos, incluso había atendido a su grupo recurrentes de amigos, con los cual no había tenido el placer de venir.
Empezaba a perder las esperanzas a medida que pasaban las horas y la noche se instalaba. Y cuando Lin me pidió ya alistarme para irme a casa, sabía que no podría verlo asta otro día.
Decidí caminar ese día a solas mientras el sol se ocultaba apesar de la insistencia de Lin o Adel en acompañarme, según ellos para que no me pasara nada como la última vez, algo que hacían habitualmente cuando la clientela no los exedia. Pero debido a mí ánimo, decidí ir solo, necesitaba pensar, he ir con alguien más era un poco distractorio.
Camine un par de cuadras asta que me topé con aquel tan resguardado bar, aquel que poceia aquel ruso ermitaño que me había salvado el pellejo hacía tiempo atrás. Me adentre al local, quizás con la escusa de saludar y quedarme un poco a beber algo, pues apesar de ser miércoles, mañana no habría clases por un problema de fumigación y las vacaciones iniciarían antes, a lo que tan solo iba a las residencias por un par de cosas y llamaría a mí hermana para que me viniera a buscar. Pero no estaba en mis cinco sentidos, lo que me llevo a sentarme en la bara y pedir un licor no tan fuerte para pasar el tiempo.
- que pasar matrioska? Verte desanimado - su fuerte asentó lo hacía oirse grabé y malumorado, pero sabía que en realidad estaba intentando ser amable.
- no lo sé, últimamente no estoy pensando bien - aclare jugando con mí bebida - tenía la esperanza de verlo hoy, no lo sé, quizás tan solo para verlo, pero no vino al café - suspiré desanimado - y no entiendo por qué me provoca este ánimo, no es como si dejará de venir al café o no pudiera llamarlo, al contrario, ahora tengo su número y tengo móvil, podría haberle llamado para juntarnos o mandado un mensaje con lo que tenía para decirle hoy, pero simplemente... No puedo, y me quedo esperando verlo como en otras ocasiones, sonriéndome o asiendo algún comentario que me haga sentir bien por algún extraño motivo - me derrumbe en la barra - no lo entiendo... - frunci el ceño mirando el vaso de licor.
- estar enamorado nunca ser cosa fácil, matrioska - contesto con su bien marcado asentó ruso.
Me sorprendi ante sus palabras. Lo mire incrédulo por un par de minutos, apunto de replicar que no era aquello. Cuando oí su voz...
-Burnas Blue, ahora le vendes a menores - la cantarina voz del moreno me alertó.
- Kaiden? Que haces aquí? - pregunté al ver qué se sentaba a un lado mío en la barra saludando de lo más animado al bartende de mechas azules.
- lo mismo debería preguntarte a ti - me miró sobre el hombro - este no es lugar para niños, sabes - me miró con burla.
- para tu información, ya es legal que beba - bufé tomando el vaso.
- enserio? - alzaba una ceja algo sorprendido - desde cuándo?
- En cerio tan pequeño me veo? - el asintió al igual que el ruso. Volví a bufar - tengo 18 a se más de 4 meses, no vendría a un bar si no fuera así - los mire con el ceño fruncido.
- vaya, eso si que fue inesperado - hablo el moreno - te ves tan chiquito y bonito que juraba que verte en la UNI era porqué le llevabas el almuerzo a tu hermana - aseguró con una ligera risa.
Infle mis mejillas ante aquello, y sin pensarlo mucho me empine lo poco que quedaba del licor en mí vaso. Sentía que las mejillas me quemaban, que mí pecho iba rápido y que las manos me sudaban, y no por la bebida alcohólica que estaba bebiendo hacía más de media hora. Todas aquellas reacciones eran provocadas por aquel chico de ojos verdes que tenía a un lado.
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Nuestro 30 De Mayo
FanficInconscientemente conoces a alguien, luego las coincidencia son estremadamente sorprendentes y al final de la historia, te enamoras.