Long Live || Boruto Uzumaki ||

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-Mi madre era una gran ninja medico, la mejor de la aldea de la niebla, así que cuando la cuarta guerra termino ella decidió viajar a diferentes aldeas para ayudar lo mas que se pudiera a los afectados. Durante ese viaje se encontró con mi padre, quien estaba al borde de la muerte. Y ella lo ayudo, claro ella no sabia quien era, y para serles sincera creo que, aunque lo hubiera sabido lo ayudaría de todas formas esa mujer era demasiado buena.

En fin, ella le salvo la vida a mi padre y el como estaba muy agradecido con ella decidió acompañarla, así fue como él se dio cuenta de todo el daño que había causado, de todas las personas inocentes que habían sido asesinadas o afectadas de alguna forma por su culpa, y con ayuda de mamá se convirtió en mejor persona.

Para hacerles el cuento corto, se enamoraron y tiempo después me tuvieron a mi. Mi mamá todavía no sabia quien era mi padre en realidad, él nunca se lo dijo, porque tenia miedo de que ella lo odiase y lo alejase de mi. Cuando nací decidieron que lo mejor era regresar a la aldea de la niebla, ya que no podían andar de arriba para abajo con una bebe recién nacida.

Cuando tenia tres años unos ninjas nos atacaron, estaban buscando a mi papá, entonces mi padre se vio obligado a decirle a mi madre su historia, él le conto como el había liderado a Akatsuki, como había traído al zorro de las nueve colas a Konoha y todas las cosas horribles que había hecho. Sí, así es mi padre es Obito Uchiha.

A mi madre no le importo, ella decía que eso era el pasado y que él ya no era esa persona por lo que no debía dejar que se interpusiera en su presente, pero los ataques continuaron. De alguna se comenzó el rumor de que Obito seguía vivo, y muchos shinobis iban para comprobarlo y matarlo, entonces mi padre decidió irse para protegernos a mi madre y a mi.

Y así fue, ella y yo vivimos en paz por cuatro años hasta que se les ocurrio que si nos dañaban entonces haría salir a mi padre de su escondite y así los ataques volvieron. Recuerdo que estaba jugando en la casa de mi mejor amigo Kagura cuando se escucho una explosión por toda la aldea. Cuando salimos a ver que había pasado resulto ser mi casa, me fui corriendo para allá asustada y al llegar estaba todo en llamas traté de entrar porque sabia que mi madre estaba adentro, pero no me dejaron y tiempo después sacaron el cuerpo calcinado de mi madre. Así fue como desperté mi Sharingan y como las personas se enteraron de que era una Uchiha.

Me habían llevado a un lugar extraño y me encerraron ahí, al día siguiente por la noche apareció mi padre y me ayudo a escapar para llevarme con él.

-Me acuerdo de eso -me interrumpe Sasuke -me habían citado de la niebla hablándome sobre una niña con el Sharingan, yo no creía nada, pero decidí ir de todas formas para estar seguro, cuando llegué al lugar me encontré con todos los Shinobis reguardando la cárcel masacrados – dice esto ultimo con un tono juzgón.

-¿Como hubieras reaccionado tu si te enteras que quemaron viva a tu esposa y encerraron a tu hija? – le digo alzando una ceja, a lo que solo suelta un suspiro y mira para otro lado. -Como les estaba diciendo, mi padre fue por mi, ya que era claro que yo sería el siguiente objetivo. ¿Cómo se entero de lo que había pasado? No tengo idea, pero él siempre tenia una forma de saber todo lo que pasaba con nosotras.

En fin, me llevo con él a viajar por el mundo o mas a huir por el mundo. Entrene día y noche sin descanso, no porque el me obligara, era yo la que me forzaba, no quería que si nos encontraban resultar ser una carga para mi papá. Él me contaba historias sobre todos ustedes y sobre el tiempo en el que él era niño, así fue como me interese por conocer Konoha.

Después de vivir siete años en constante movimiento lo único que deseaba era tener un hogar, ir a la escuela, hacer amigos ya saben cosas de niños normales, pero no podía volver a la niebla así que lo convencí de venir a Konoha ya que no había lugar mas seguro que la aldea protegida por el nueve colas, él me dejo venir con la condición de no revelar mi identidad ya que podría ponerme en peligro y pues eso ya se fue por el caño.