Eɴ ʟᴏ ᴘʀᴏғᴜɴᴅᴏ [Jᴇɴsᴏᴏ]

¹⁶ [Final]

Apenas llegaron al centro de investigación Jennie le pidió de favor a sus amigos que por favor cuidaran a su hija, que en ese momento estaba dormida sobre los brazos de Taehyung.

Por como prácticamente Jisoo se llevó a Jennie cargando impaciente, ya todos suponían que iba a pasar. Seguramente ninguna de ellas se levantaría hasta en la tarde de lo agotadas que quedarían.

—Propongo dormir en el nivel cero —dijo Taehyung—. Al menos ahí no escucharemos los gemidos de Jennie.

Todos asintieron de acuerdo con él.

[…]

—Finalmente a solas, Kim —ronroneó Jisoo empujándola sobre la cama de esa pequeña habitación.

—Creí que estarías agotada después de pelear contra el meg —rió nerviosa.

—Descansé en el camino, además tenerte es algo que no he podido sacar de mi mente desde hace días que estamos aquí. Necesito hacerte mía, pero ya.

Jennie sintió la mirada de la pelinegra oscurecer y eso la excitó aún más. ¿Cómo hacía Jisoo para verse tan sexy y feroz?

—Entonces hazme tuya, porque yo tampoco aguanto más.

La pelinegra sonrió en cuanto escuchó su consentimiento y se acercó hacia ella.

Jennie sintió que estaba viendo una película donde la actriz se sacaba de forma lenta y sensual su ropa para enloquecer a un más a su amante por cómo Jisoo lo estaba haciendo.

—Santo cielo, me da algo —suspiró ella también sacando su ropa.

Jisoo también se sintió cautivada por lo perfecta que era Jennie. Su cuerpo era la definición de lo que más le encantaba. A sus ojos, una obra de arte.

Prácticamente estaba babeando y devorándola con la mirada.

Vio que Jennie iba a sacarse su sostén, pero la detuvo mientras se acostaba encima suyo y entrelazaban sus manos, después solo la besó antes de juntar sus frentes y mirarla intensamente.

—Me gustas demasiado, Jennie —acarició su mejilla.

—Tú a mí me encantas.

Volvieron a besarse con frevor mientras sus hábiles manos se deshacían por cuenta propia del sostén tan provocativo que usaba la castaña.

—Eres tan hermosa… ¿Cómo haces para parecer una diosa?

Jennie jadeó, y solo bastó con que la pelinegra la volviera a besar con profundidad para que la dejara hacer lo que quisiera con ella.

Las fuertes manos de la mayor atraparon los pechos de Jennie amasándolos con mucha exquisitez, tanto para la castaña, como para Jisoo que se sentía atrapada por esos dulces jadeos y suspiros que le sacaba.

Después llevó su boca a uno de sus pezones endurecidos por la excitación, provocando que la castaña arqueara su espalda ante las sensaciones tan placenteras que le estaba transmitiendo con su simple lengua.

—¿Te gusta? —ronroneó separándose un poco para poder observar su rostro, el cual por cierto también era una obra de arte.

Su respiración agitada el cabello un poco desordenado y sus mejillas rojizas. Sin duda un imagen que le encantaría ver en cada oportunidad que tuviera.

—Entonces espera porque mi boca no solo es increíble.

—¡Jisoo! —chilló cuando la mano de la rescatista rompió sus bragas.

—Lo siento, siempre quise hacer eso —rió con su mirada más oscurecida por lo excitante que fue hacerlo.

Jennie no pudo responder porque se perdió en la sensación de los labios de Jisoo besarla del abdomen para abajo, cada vez más acercándose a su intimidad.