En una localidad costera en Noruega, un lobo solitario es el encargado de cuidar de su manada, no tiene piedad y con el paso del tiempo y un pasado que dejó cicatrices, no puede aceptar a nadie nuevo en su territorio.
Hasta qué tal vez un lobo no pu...
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"Ven aquí." Louis estiró ambas manos hacia su omega.
Era tarde y ahora podían tomarse el día para ambos, el alfa había preparado la bañera de la habitación con jabón con olor a fresas y había preparado un par de aperitivos y bebidas—una copa de vino para él y una limonada para su omega—.
Él ya estaba dentro de la bañera y Harry se había tomado el tiempo de atar su cabello en un moño rápido antes de entrar.
El agua de la bañera estaba caliente, enfriándose bajó el cuerpo del alfa, las velas aromáticas que Harry había colocado por todo el baño escondían el olor de ambos, el olor a vainilla relajaba los músculos de Harry y de igual manera, a Louis, quien había descansado sus ojos mientras Harry se preparaba para entrar.
El Luna tomó sus manos y dejó que lo ayudase a entrar, a penas sus tobillos tocaron el agua sus vellos se erizaron. Ambos estaban desnudos, pero no tenían intención de tocarse sexualmente, el ambiente era vulnerable, era un momento de caricias y susurros en el oído.
Louis se sentó primero y esperó a que Harry se sentase frente a él, con su espalda pegando en su pecho, su cabeza recargada en su hombro derecho.
Louis envolvió sus brazos en su cintura bajo el agua, posando ambas manos protectoramente en su vientre, moviendo sus manos sobre la suave piel de vez en cuando, acariciando el bultito inexistente pero pronto presente.
"Amo esto." Harry susurró, cerrando sus ojos y soltando un suspiro de satisfacción. "Podría quedarme aquí horas."
"Podríamos hacer eso." Louis susurra de vuelta, cerrando por igual sus ojos, aspirando el aroma de su omega, el cual ahora que lo tiene cerca se intensifica y lo hace querer repartir besos por toda la extensión de su rostro.
El día no había estado agotador, pero si habían recibido muchas visitas, demasiadas visitas.
Habían venido manadas vecinas con regalos y comida, mucha comida, comida como para alimentar a la manada entera.
Se había corrido la voz y al siguiente día, Harry tenía a más de 50 personas dejando ofrendas y flores en su jardín.
Harry se había negado a aceptar más conejos muertos—lo cuál había obligado a Louis a prohibir la caza de animales por un tiempo—.
"Niall está preparando una møte, para celebrar la venida del bebé." Harry comentó. [reunión.]
"¿Una que?"
"Una reunión, tú sabes, esas reuniones que hacen y todos traen regalos y cosas para bebés mientras charlamos y comemos panquecitos." Harry lleva una de las manos de su alfa a su boca y mordisquea sus dedos juguetón.