En una localidad costera en Noruega, un lobo solitario es el encargado de cuidar de su manada, no tiene piedad y con el paso del tiempo y un pasado que dejó cicatrices, no puede aceptar a nadie nuevo en su territorio.
Hasta qué tal vez un lobo no pu...
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Años atrás...
Tarros llenos de cerveza y copas de champagne a tope rondaban por toda la mesa.
A medida que las liberaciones se hacían más numerosas y frecuentes, y el vapor del espumoso champagne comenzaba a trastornar las cabezas de todos, crecía la animación, el ruido y la algazara de su manada mientras se tomaban de los hombros y cantaban canciones báquicas y escandalosas, mientras los demás rompían en carcajadas, batían sus palmas en aplausos o disputaban entre sí.
El alfa bebía en silencio, sin apartar la mirada del anillo que ahora recubría su dedo.
Sus amigos que advirtieron su tristeza o tal vez su silencio, le sacaron de su profunda paz interna en la que se encontraba sumergido y prestándole una copa, exclamaron:
"¡Vamos!" Su amigo pelinegro le tomó por el hombro, parado a su lado y llamando la atención de los demás. "¡Brindemos!"
Einar, su segunda mano y mejor amigo, se encontraba sumergido ya en una burbuja invisible bajo efectos de la deliciosa y tan marga cerveza que habían comprado cuando habían terminado la ceremonia.
Louis fingió una sonrisa y alzando las comisuras de sus labios sonrió. Alzó su tarro en mano y bebió el líquido a fondo para después azotar el recipiente en la mesa.
Todos vociferaron ante el alfa, inmediatamente resintiendo su acción y aplaudiendo en sincronía.
El alfa estaba de luto, no por que haya muerto alguien, sino por el mismo, ese día sería la última vez que sería el mismo, ese mismo día su alma había sido destazada por completo por su padre.
Lo había logrado.
El anillo con una piedra preciosa de color blanco en el centro, rodeaba su dedo, recordándole como algún tipo de tortura, que oficialmente estaba atado a este tipo de vida por siempre.
Niall llegó hacia él a trompicones, casi cayendo sobre él si Louis no lo hubiese detenido con una de sus manos.
"¡Lou!" Niall vociferó, bebiendo una vez más de su botella para después tomar asiento y como un gesto reconfortante dejar una de sus manos en su rodilla. "Lo siento."
"Esto no es tu culpa, Niall." Louis dice, recargando su espalda por completo en el asiento.
"Lo intente, no pude detenerlo." Niall dice, arrastrando sus palabras ligeramente.
Niall también estaba de luto, por su amigo, por su maldito mejor amigo, Niall había intentado convencer un millón de veces al padre de Louis; permitirle que su hijo viviera su vida, sin tener que vivir con la carga de cuidar de otras personas además de sí mismo, de vivir en constante pelea con otras manadas y tener que tomar decisiones que, para un muchacho de 20 años, sería difícil de tomar, Niall—y Einar si es que no estuviera borracho—eran los únicos que podían ver esa grieta dentro de los ojos de Louis, él resquebrajo emocional que lo estaba hundiendo y dentro de muy poco lo consumiría.