Fantasía

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Annie me miraba incrédula sin poder procesar lo que estaba escuchando, Sasha por su parte tenía la cuchara con la Nutella a medio camino de la boca y Pieck me miraba con toda ilusión lo que estaba contando.

-¿Es una joda, no? -Dijo Annie al salir del shock.

-No, no es una joda... Pasó ayer por la noche luego del partido de basquetbol. -Dije apretando el cojín que tenía entre los brazos.

-Mi mejor amiga le van los tríos... Madre mía ¿Y cómo vas aguantar a los dos a la misma vez? Quedarás cojean-...

-¡Sasha! No es necesario, gracias. -Dije totalmente sonrojada.- No pasó nada de eso, solo fueron uno que otro beso... De tres...

-¿Y Eren permitió que eso pasara? Ya sabes cómo es él -Preguntó Pieck con una sonrisa en los labios, era la más relajada.

-Mh...

-Nada de "Mh", explícate, si ya lo echaste afuera -Dijo Annie dejando el móvil de lado para ponerme total atención.

-Ya, si entendí. La verdad, esto viene desde hace días, por no decir semanas...

¿Dónde había comenzado todo? Ah, sí, Eren.

Desde pequeños que con Eren la química era única, sentía que era el amor de mi vida, el chico que siempre soñé que iba a estar por el resto de mis días. Nuestros padres eran amigos, en especial el padre de Eren, el doctor Grisha Jaeger, ya que mi padre y él compartían el mismo interés por la pesca.

Conocí a Eren en esos típicos eventos empresariales donde se va de campamento con todos los funcionarios y sus familias. Ahí fue cuando nuestros padres nos presentaron con tan solo 5 años, desde ese momento nos volvimos inseparables. Y la vida lo quiso así también, ya que comenzamos a ir a la misma escuela primaria, nos sentábamos juntos, conocimos a Armin y el trío EMA se formó como el mejor recuerdo que tengo de esos años.

En secundaria, con apenas 12 años era toda una nena enamorada por el tipo wannabe del curso, Eren había comenzado a cambiar de estilo rápidamente, el rock se le veía hasta por los calzoncillos que la tía Carla colgaba en el jardín cuando nos juntábamos en su casa a terminar los proyectos de literatura y biología. Armin era más clásico, se podría decir que hasta un poco bohemio pero compartíamos el mismo gusto por la música alternativa, aunque en secreto, cuando yo no estaba con ellos, la influencias de Sasha habían comenzado a afectarme y el ritmo urbano latino se me estaba aferrando con fuerza.

Las cosas fluyeron a su tiempo, la pubertad nos estaba pegando fuerte cuando en una fiesta de pubertos a los quince años di mis primeros besos y probaba el ponche con un poco de alcohol, pero para una quinceañera eso era una bomba a punto de explotar.

Recuerdo que luego de eso estuve todo el domingo en cama tomando agua mineral y apenas tomé la sopa de verduras que mi madre me había hecho, pero la sensación de los labios de Eren contra los míos estaba ahí, tangible, éramos dos inexpertos que con la práctica todo iba a evolucionar.

Nos dimos una oportunidad, de esas oportunidades valiosas, donde vives tu sueño americano, algo parecido pero sin ir al continente y sin saber mucho inglés de mi parte. Éramos la pareja que si o si iba a terminar juntos, eso lo sabíamos. Las noches en el living de mi casa eran frecuentes y las no siestas en la habitación de Eren continuas. Íbamos para todos lados juntos hasta que él me dijo que debía irse a Marley por unos meses, exactamente seis meses de intercambio para hacerle compañía a su hermano Zeke en Liberio.

Y si, le dimos bienvenida a la famosa pero aterradora "relación a distancia", con el eslogan de "la fuerza del amor lo puede todo".

Pero nadie hacía presagiar que luego de dos meses los mensajes se redujeran a una "Hola, buen día, te amo" y apenas una llamada a la semana. Sin embargo, eso no era todo... NADIE, PERO NADIE, hacía presagiar que mi corazón comenzara a apuntar a ese chico de casi un metro ochenta, cabello cenizo, ojos miel y uno de los mejores amigos de Sasha.

Ser dulce [Erejeankasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora