Piedra, Papel o Tijeras

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-¿No vendrás a comer? -Pregunté a Eren, estábamos hablando por teléfono mientras yo llegaba a nuestra casa luego de un día de trabajo.

-No puedo, los insumos se retrasaron y la operación igual, llegaré mañana sin falta. Perdóname, Mimi. -Su voz se escuchaba con algo de eco, me estaba llamando a la rápida, se había escapado de la preparación de la operación que tenía para avisarme. Eren era así, prefería afrontar los dilemas directamente, no dejar un mensaje en la bandeja de entrada y dejar a la gente decepcionada.

¿Y por qué tantas disculpas? Hoy era nuestro aniversario. Ya eran ocho años juntos, toda una juventud juntos, los tres.

Estábamos llegando a los 30 poco a poco, pero entre altos y bajos pudimos salir adelante. En especial por los prejuicios de nuestra familia. El padre de Jean se disculpa esa vez que nos ofendió en la única cena familiar que habíamos presenciado en la casa de los Kirstein. Los Jaeger fueron más abiertos de mente, en especial la tía Carla, ella siempre pensó que Eren le tiraba para los dos lados, e incluso, pensaba que, con Armin, él y yo ya éramos una pareja de tres, pero todos nos sorprendimos cuando Armin y Annie confirmaron lo suyo.

¿Y mis padres? Bueno, ellos con tal de verme feliz, aceptaban todo, siempre supieron que era un poco especial en el lado sentimental. Pero luego vino la presentación en general al resto de los Ackerman, ya que, por mi lado materno, todos vivían en el continente, menos la abuela Kiyomi que venía por lo menos tres veces a la isla. Sin embargo, el tío Kenny desafío a los chicos a una tarde de juegos de cartas, solo mencionaré que con la ayuda de mi primo Levi pude arrastrar a ese par de gigantes hasta mi antigua habitación para que se les pasara la borrachera. Y por último la tía Kuchel, solo me halago y me felicitó diciéndome:

"-No era de esperar menos, una Ackerman jamás se conforma con poco, excelentes hombres encontraste"

La verdad, no sabía como tomarme sus palabras, pero de seguro era algo positivo ¿No?

-Aún así, mejor te esperamos con Jean mañana, no es gracia que no estés con nosotros. -Dije ya algo desanimada porque nuestra noche no iba a resultar, pero tampoco le iba a cargar todo a Eren, él estaba cumpliendo su deber y ambos, Jean y yo, estábamos muy orgulloso de él.

-Prometo compensarlo. -Dijo de mejor humor, casi coqueteando por teléfono.

-Eres un cochino. -Bromeé negando al tiempo que entraba a casa y cerraba la puerta detrás de mí. Dejé las llaves colgadas y el abrigo.- No me haré expectativas.

-Te sorprenderé. -Dijo entre risas.

-¿Sorprenderme? Vaya, te tienes confianza Jaeger. -Dije con gracia al tiempo que escuchaba como Jean bajaba las escaleras. Traía una bandeja con un plato y un vaso vacío. Se acercó a mí, pasando su brazo desocupado por mi cintura, como si me fuera abrazar, para luego dejar un pequeño beso en mi frente. 

-Bienvenida, amor. -Dijo con cariño antes de caminar hacia la cocina para devolver la bandeja.

-¿Y mi beso? -Dijo Eren por teléfono tras escuchar la voz de Jean y saber que él siempre me dejaba un beso en la frente cuando llegaba.

-Eren, Jean no te escucha. -Comenté antes de seguir a Jean a la cocina.

-Ponme en voz alta.

-No seas infantil, anda a trabajar, salvar la vida de ese señor que tienes que operar. -Al entrar a la cocina Jean estaba lavando el plato y vaso que había utilizado.

-Anda Mika. -Insistió.

-Ya...

-Pónlo en voz alta. -Dijo Jean secándose las manos cuando ya había terminado. Le hice caso al tiempo que rodaba los ojos. Si estos dos se potencian.- Hey, Eren.

Ser dulce [Erejeankasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora