Una dulce vida

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Cuatro años después...


-¿Dónde está? -Le pregunté a Eren entrando a la sala luego de ir a colgar la ropa.- Llevas más de diez minutos buscándola Eren, dudo que una niña de cinco años te pueda ganar en las escondidas.

-La he buscado en los tres pisos de esta enorme casa, además es tan silenciosa como tú, no entiendo... ¡Louise! -Gritó Eren volviendo a subir al segundo piso.

Caminé con cautela hasta la cocina viendo como mi pequeña hija se tapaba la boca de la risa que tenía en esos momentos. Siempre que jugaba a las escondidas con Eren, jamás lograba pillarla.

-Te recomiendo el estudio de papá Jean, debajo del escritorio. De seguro ya buscó ahí. -Le dije tomando el hervidor para poner a calentar agua para hacer el estofado que tenía en mente.

-Voy, no le digas, en algún momento me dejaré ver MaMa. -Dijo con entusiasmo y salió corriendo de la cocina para irse por el pasillo hasta la puerta del estudio que teníamos.

Eren tenía una semana de vacaciones, yo había ido a trabajar aprovechando la compañía, ya que solía ir a trabajar en la mañana a la tienda y a medio día ir a buscar a Louise al pre-escolar. Pero con Eren en casa, todo se hacía más fluido, por lo tanto, podía quedarme un par de horas más ayudando a las chicas en la confección y prueba al ser el castaño que iba a buscar a la pequeña, cosa que a ella le encantaba.

Se acercaban las vacaciones de fin de año, solo dos semanas más y ya estábamos celebrando Navidad y año nuevo, pero luego de tanto postergarlo, habíamos planeado la visita al continente, punto fijo, Hizuru. Sí, íbamos a ir a visitar a la abuela Kiyomi. Mi madre me había dicho que debía aprovechar que ahora ella estaba retirada de la vida laboral, presencial, porque esa señora seguía con sus negocios en casa. Fue una decisión que nos tomó tiempo tomar y que los tiempos de los cuatro calzarán. Jean había pasado dos años sin tomarse vacaciones de invierno para poder acumular los días y que pudiéramos irnos mínimo tres semanas de viaje. Yo podía dejar a cargo la tienda de Shiganshina y la tienda de Trost en manos de mis asistentes y Eren debía de tener antigüedad en el hospital para poder tener esos beneficios de vacaciones. Todo iba viento en popa, ya que Louise salía de vacaciones la próxima semana y no volvía hasta tercera semana de enero. Teníamos tiempo y el presupuesto para poder gastar en todo lo que quisiéramos. Era un viaje familiar.

-¡AAH! -Un chillido infantil se escuchó desde el estudio de Jean.

La puerta principal se abrió y se cerró rápidamente. A lo que me di vuelta al para recibir a Jean desde la cocina.

-Bienvenido. -Dije sin dejarlo respirar apenas y le ayudé con las bolsas del mercado.

-He llegado. Muchas filas, creo que la gente de verdad está haciendo las compras navideñas con anticipación, con Armin estuvimos casi una hora para entrar a la tienda. -Ya que Jean y Armin trabajaban juntos, siempre iban para todos lados a la par, e incluso a hacer las compras, antes era con Connie y Sasha, pero Connie se había ido a la rama de la mecánica y Sasha por la gastronomía y así ser un aporte en el negocio que tenían con Niccolo, ahora menos con la pequeña Gabi de casi cuatro años. 

-¡YA! HAHA -Otro chillido infantil con risa incluida.

Yo y Jean comenzamos a guardar la compra en la alacena antes de que nos pusiéramos manos a la obra con la cena. Ambos chicos siempre me ayudaban, pero cuando Eren y Louise se ponían a hacer de las suyas, yo y Jean éramos los adultos responsables.

-¡No hagas trampa! -La voz de Eren.

-¿Cómo te fue con la reservación? -Pregunté luego de un rato terminando de pelar las zanahorias y las patatas, mientras Jean se encargaba de la cebolla y picar la carne en pequeños trozos.

Ser dulce [Erejeankasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora