Día 9: Me estaba enamorando...

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#Esteban POV#

Estefania estaba acompañandome a mi casa, había silencio entre los dos. Quizás era su enorme suéter que tapaba muy bien esas heridas, quizás era su alborotado cabello que estaba recogido en una coleta alta, quizás eran esos labios que no habían sonreído desde hace un largo tiempo, o quizás eran esos ojos que no tenían un brillo especial que un día logré apreciar, no lo sé, lo único que sabía era que...

-Esteban, ¡Esteban!- esa voz tan quebrada y débil me estremecía, esa voz me era muy familiar, porque no era cualquier voz; era su voz. La que había interrumpido mis pensamientos.

-¿Eh? Ah, ¿qué pasó?

-Ya llevamos caminando 3 cuadras y no has dicho nada sobre sí ya llegamos. Aparte, estoy cansada y tengo frío.

-De hecho, yo vivo en esos departamentos que se ven. Así que, no te preocupes ya casi llegamos. - Solté una risa nerviosa, en realidad ahí vivía un amigo pero me tenía un cuarto apartado porque mi casa quedaba muy lejos de la casa de Estefania.- Ten, yo no tengo mucho frío, en realidad vengo de un pueblo donde hay mucha nieve.

-¿Nieve?- Ese brillo, en sus ojos; lo había visto antes. Estaba Matándome, se veía tan tierna.- Ah, gracias. Y perdón, siempre... Siempre quise ver la nieve.- Volteó la mirada, así que no podía ver si seguía con su brillo, que al mismo tiempo...- Esteban, ya llegamos.- Por segunda vez fui interrumpido.

-Ah, ya veo. Bueno, ¿no quieres pasar?

-N-no crees que sería mucha molestia.

-Para nada, vamos.- Abrí la puerta y la dejé pasar primero; el apartamento estaba muy bien recogido como para que fuera de un hombre.- Espero no te moleste, pero vivo con un amigo.- Mentiras en mi boca, yo en realidad vivía con mi padre.- ¡Hey, Lance! Tenemos visita, ven a saludar.

Lance, asomó su cabeza por la puerta de la habitación, él es un chico de mi misma estatura, (mido alrededor de 1.70), un cabello negro como la obsidiana y unos ojos azules fuerte; los que muy claramente cautivaban a las chicas.

-Esteban, que bueno que llegaste. Justo iba a salir del apartamento, así que te lo encargo.- Iba a una fiesta, era más que claro, llevaba una camisa de botones azul de mana larga, solo que estas estaban arriscadas hasta su codo, unos pantalones grises y por ultimo unos tenis supra color café.- Pero veamos, ¿quién es esta bella chica?- Tomo su mano y dió un beso a su mano.

-Es Estefania, me acompañó hasta acá. Estefania él es Lance, Lance ella es Estefania.

-Para un bella dama, un bello nombre.- La estaba mirando de arriba hacia abajo, y eso realmente me causaba celos. Pero, no podía decir lo mismo de ella, sólo permanecía callada e intentaba ignorar a Lance lo más que podía.

-Bueno Lance, creo que tienes una fiesta a la que ibas de camino, ¿no?

-Ah cierto, que se me hace tarde.-Se fue con las llaves de su lujoso auto y se paró en la puerta.- Adiós Esteban, adiós Estefania. Espero encontrarte de nuevo.- Le giñó el ojo y se fue, lo iba a matar estaba más que seguro.

-Bueno este es el departamento.- La lleve hasta la habitación que tenía resguardada de la mano, le dije que se quitara los zapatos, ya que el suelo era de madera demasiado delicada, y si llegaba a tener un rasguño yo terminaría muerto.

-Bailemos.- le propuse, ella me volteó a ver con sus enormes ojos color castaño; ella era realmente... Interrumpido por tercera vez.

-Esteban, ¿te sientes bien?- tocó mi frente para ver si había rastros de tener una temperatura alta, yo solo reí por lo bajo.

-No, bailemos.-le propuse una vez más, sin dejar de mirarla a los ojos.

-¿Estás loco, verdad?

-Tengo ganas de bailar, y es mi última palabra.-insistí para ver si lograba que accediera, pero si respuesta fue más que conformarte.

-Yo... Yo, no sé cómo bailar.-ella volteó su cabeza, ya no veía su rostro, pero estaba seguro de que estaba sonrojada, era muy lindo pensar eso.

-No importa, yo te enseño.-le dije con mucha seguridad. Fui directo al estéreo y puse la canción "A Thousand Years - Cristina Perri"; tenía esa canción porque después de que mi madre muriera me quedé con alguna de sus pertenencias para recordarla, recuerdo que cuando tenía pesadillas y oía mi llanto corría hasta mi habitación y me contaba historias de amor.

-Esteban, te perdiste en tu mundo.

No me había dado cuenta que las lagrimas corrían por mis mejillas, así que me sequé la cara y puse el disco que tenía en mis manos.

-Lo siento. Ahora, pon tú mano derecha en mi hombro y la izquierda en mi cintura; los pies lo pondrás sobre los míos, para que veas cómo se baila el vals.

-Como digas, señor coreógrafo.

Después de que ella recostara su cabeza en mi pecho y cerrara los ojos, me di cuenta de que todos los cuentos que mi mamá me decía sobre los príncipes que rescataban a sus princesas, eran reales; yo era su príncipe y ella mi princesa, su torre eran sus cicatrices y su ubicación era su mente, la persona que no la dejaba salir de de su torre eran sus pensamientos; pero ahí estaba yo, yo la rescataría de esa torre y mataría a su "madrastra" por verla feliz. Así que tenía que admitirlo...

"Yo... Yo... Yo me estaba enamorando de la Suicida"

Diario de una Suicida [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora