Finalmente, tomé la caja en la que estaba el niño y, en la lluvia empezamos a correr, estaba inclinándole un poco hacia el frente para que el bebé (aún sin nombre) no se mojara y no se enfermara.
-¿En qué casa lo vamos a dejar?- me preguntó Estaban estando en los caminos que separan mi casa de su departamento.
-En mi casa es obvio que no, con mi madre ahí el bebé no llega a mañana. ¿Puede ser en la tuya?
-Pues... ¿Tiene que dormir conmigo?
-Es obvio, Esteban, no vas a dejar a un bebé en tu comedor en el que tu padre lo vea y piense que te lo robaste.
-Es que no quiero que se caiga de la cama.
-Hay algo que se llama orilla, ¿la conoces? Tu cama está pegada a la pared, pones una almohada para que la pared no lo enfríe y tu te pones en el otro extremo.
-Primer hay que comprar comida, ¿no crees? El pobre tiene hambre.
-Supongo, hay un supermercado, ¿no?
-Sí, a dos cuadras.
-Pues vamos, yo tengo dinero. Así que no te molestes en pagar.
Caminamos las dos cuadras hacia el supermercado y ubicamos la comida de bebé, le compramos un par de papillas y fuimos a la caja para pagar e irnos. Había un poco de fila, no tanta, como 2 personas, pero había fila, y si no llegaba pronto a mi casa mi madre me mataría, así que empecé a zapatear en el suelo como desesperada. Cuando por fin nos tocó la señora de la caja registró las papillas, no volteo a ver, primero a Esteban, luego a mí y finalmente al bebé.
-Bonita familia.- sonrió y sonó el pitido que hacen las cajas de supermercado cuando pasan el código de barras.
-Oh no, nosotros no somos... Familia.- Dijo Estaban un poco nervioso y ¿ruborizado? Se veía tan lindo... Espera, ¿qué? No Estefanía, retira lo que dijiste y arrepiéntete.
-Bueno, sea lo que sea que son, se ven muy adorables juntos. Son $25.30.- Le pagué y por fin regresamos a ese lugar donde nuestros caminos se separaban.
-Ya me tengo que ir, te dejo al bebé y tu lo alimentas. Voy a mi casa por ropa y regreso, no hagas locuras con el bebé Esteban. Cuídalo bien.- Le entregué la caja en la que seguía el bebé y cuando se dio cuenta de que ya no estaba en mis brazos comenzó a llorar.
-Instinto maternal.- Dijo Esteban mirando al bebé con una sonrisa, luego se ruborizó y yo también ante su comentario. -Oh, lo siento, estaba pensando en voz alta. Adiós.- Y así es como se fue, simplemente se dio la vuelta y caminó a pasos rápidos.
Y también así hice yo, me di la vuelta y empecé a correr mientras susurraba para mí misma:
-Corre, corre, corre... Vamos Estefanía, corre.- Era como si estuviera escapando de la miserable vida que tenía, porque estaba corriendo demasiado rápido, era como si algo me estuviera persiguiendo y yo quería escapar...
Cuando llegué al departamento vi aún hombre parado enfrente de la puerta, estaba esperando a que le abrieran, aunque no había nadie.
Intenté caminar en pasos lentos, pero la vida me odia y con no-sé-qué-cosa hice ruido, con lo que él volteó para ver qué o quién era la persona que había ocasionado el ruido...
Su cabello castaño, sus ojos verdes, su piel un poco morena... Nada calzaba, pero, era él. Lo supe cuando volteó...Jace estaba muy cambiado, habría crecido muchísimo, ya no era el niño de siempre, podía ver en sus ojos el dolor que guardaba... Podía ver que estaba sufriendo por dentro, y aún así, me sonrió.
-Estefanía...- Dijo cuando derramaba un para de lágrimas.- Princesa Estefanía...- Oh dios, ese apodo... Lo había extrañado muchísimo, extendió sus brazos y se acercaba a mí, yo aún seguía en un estado de shock, pero cuando me abrazó me sentí protegida algo que no sentía desde hace demasiado tiempo...
-Jace... Oh dios mío, Jace... Te extrañé, tonto... Súper Jace... Te necesité demasiado...- Estaba llorando a mar de lágrimas, podía sentir que su camiseta estaba mojada de tanto que lloraba y yo sentía sus lágrimas en mk cabello.
-Yo también, tonta... ¿Y mamá? ¿Te hizo algo? ¿Qué pasó mientras no estuve? ¿Qué te dijo cuando me fui con ese Señor?- Me tomó de los cachetes y empezó a revisar casa parte de mi cara, alguna señal de moretones o algo. Lo que él no sabía era que estaba viendo en el lugar equivocado.
-Tranquilo, me preguntas muchas cosas... A mamá nunca le importamos, después de que matara a nuestro padre empezó a tomar y adrogarse y después a traer hombres a la casa. Así que lla debe estar con el tipejo con el que se acostó ayer después de irse a un bar a tomar. Sí, Jace. Me hizo muchas cosas. Que ya no regresarías... -Nuevamente las lágrimas comenzaron a caer y él volvió a abrazarme.
-Me necesitaste y no estuve... Soy el peor hermano, Estefanía.
-No Jace, no lo eres.- Los dos llorábamos, lo abracé más fuerte para que notara que ahora estábamos juntos de nuevo.
Por fin despies de tanto amor entre hermanos decidimos pasar al departamento.
-Antes esto era un lugar feliz...- Dijo Jace cuando miraba cada detalle de la que una vez fue una casa llena de amor y cariños entre sus padres.
-Lo sé, ahora mira. Se puede sentir la ira y la tristeza que hay en el lugar.- La ira era de su madre y la tristeza de ella.
Después de que fueron a su cuarto y Estefanía inconscientemente empezó a hacer la maleta sin recordar para qué porque se le había olvidado por completo Jace le preguntó:
-¿Te vas a fugar?
-¿Qué? Claro que no, por qué lo dices.
-Estefanía, estás poniendo en una mochila ropa.- Estefanía miro hacia abajo y fue cuando recordó que había quedado con Esteban hacía menos de 20 minutos.
-¿Cómo pude ser tan tonta como para olvidar eso?- Dijo mientras se daba una palmada en la cara.
-¿Olvidar qué cosa?
Ahí fue cuando Estefanía volvió a recordar que Jace aún no sabía sobre el bebé ni sobre Esteban.
-Te cuento en el camino, acompañame a la casa de un amigo, por favor.
-Está bien, pero me dices, porque ahora mismo estoy muy confundido.
-Sí, sí, vamos. Corre.- Tomó a Jace de la mano y salieron del departamento, no iba a dejar una nota ni nada, a su mamá le iba a dar igual así que, para qué avisar sobre lo que iba a hacer.
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Diario de una Suicida [CANCELADA]
Teen FictionNunca te imaginaste como un Suicida vive su día a día. Como es capaz de seguir viviendo si es una Suicida. Las Suicidas escriben sus pensamientos o no es necesario. Estefania una chica de 16 años siente que su vida no tiene sentido, al tener muchos...