XI

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Llego a casa y apenas cruzo la puerta de su hogar comenzó a sollozar en silencio, sentía mucha impotencia, muchas cosas pasaban por su mente en ese momento, estaba demasiado molesto. Y Así se mantuvo el resto de la tarde mientras veía TV, después llegó Felix, no pregunto nada, solo se sentó junto a él y observaron la televisión juntos. Luego de un rato sintió al más bajo acomodarse sobre su hombro y suspirar pero no dijo nada solo lo dejo quedarse ahí, sabía lo terco que era y no quería discutir.

Eran las diez de la noche y JiSung ya se había dormido en el sofá así que Felix y SeungMin se encargaron de cubrirlo con mantas y acomodarlo para que al otro día no le doliera la espalda.

Despertó casi a las diez de la mañana gracias al hambre que sentía, se levantó y fue a la cocina sin interés sobre la hora, se sirvió un vaso de leche, encendió la radio y miro por la ventana pensando en cosas aleatorias.

— Que lindo esta el día... —suspiró— podría salir a tomar fotos.

Estuvo casi treinta minutos debatiendo contra si mismo sobre salir o no hasta que se levanto y fue a bañarse para estar decente.

Estuvo todo el día recorriendo las calles, tomando fotografías, gasto bastante dinero en cualquier cafetería que se le atravesará.

Faltaban cinco minutos para que dieran las cuatro de la tarde y JiSung se estaba replanteando si entrar a aquella empresa por la cual estuvo siempre babeando, hasta que entró, tímido, no sabía si lo aceptarían después de ignorar sus cartas durante semanas así que solo inhalo, exhalo y entró.

— Buenas tardes —sonrió apenas.

— Buenas, ¿en que puedo ayudarlo? —sonrió el recepcionista que no pasaba los veinticinco años.

— Me llego una carta aceptando mi...

— Su nombre por favor —interrumpió mirando su computadora.

— Han JiSung.

— Señor Han, que bueno que haya aceptado —volvió a sonreír y se levantó— acompañeme por aquí —salio detrás del mesón y camino rápidamente, el menor lo siguió sin protestar.

El edificio era grande y lujoso, de eso ni había duda, JiSung solo podía pensar en las veces que soño con recorrer sus pasillos y ahora lo hacia.

— ¿Por qué no vino antes? —preguntó mientras buscaba algo con la mirada entre los pasillos.

— Un problema, las cartas no llegaban a mi departamento hasta que hoy recepción me las llevo todas hasta mi departamento —mintió.

— Ya veo, bueno, Min estará muy feliz de recibirlo —sonrió y paro frente a unas puertas grandes de vidrio— adelante —abrió la puerta y este entró dudoso.

Camino lento y recorrió la oficina con la mirada rogando por que aquella persona que posiblemente lo entreviste no sea un hombre, los estaba odiando.

— ¿Disculpe? —se giro asustando encontrandose con una chica de unos treinta años, guapísima— ¿necesita algo? —el castaño se acerco y extendió su mano.

— Han JiSung, un gusto —cuando dijo su nombre a la muchacha se le iluminó la cara y estrecho su mano.

— Es un placer conocerlo en persona señor Han, me llamo Min Sam Ih, Samantha en Estados Unidos —bromeó amable y camino hacia su escritorio— por favor tome asiento, tenemos mucho de que conversar.

Sin JiSung en la oficina Felix corría de arriba abajo con los papeles, el quedo a cargo de todo, no era difícil pero eran demasiadas cosas que necesitaban tiempo para agarrar el ritmo, estaba exhausto. MinHo no fue ese día a trabajar por lo que tenía más trabajo atendiendo llamadas y cubriendo su puesto, aquel día terminó saliendo de la oficina casi a las diez de la noche, ahora entendía por que JiSung en ocasiones ni siquiera llegaba a casa por que terminaba en la Oficina y luego pasaba al bar.

O F F I C E || Minsung || ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora