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Despierto...

Pero no estoy en el piso del corredor, no me encuentro donde recuerdo haber terminado, no estoy tirado en la espesa alfombra limpia, la alfombra gris que con tanto insiste termine de poner por ti, estoy en un lugar suave, suave y cómodo, no abro los ojos, algo me impide abrirlos, algo caliente que me da con fuerza en la cara, me giro y mi pecho duele, suelto un quejido y mi garganta arde, recuerdo haber vomitado ayer, recuerdo escupir sangre y algo más, mas no lo logro recordarlo, todo anoche paso muy rápido, escucho algo moverse por mi alrededor, toqueteo a mi alrededor, creo que estoy en una cama, o algo parecida a esta, pero si realmente es una cama, no es la mía, me giro nuevamente en busca de comodidad y quedo bocabajo, aspirando el profundo y desconocido aroma que este desprende, casi no se me hace conocido, mis fosas nasales se acostumbraron tanto al único olor que las llenaban, el olor que sentían todos los días, el tuyo, tan característico como todo de ti, aquel que acapara nuestros cuartos, y mis prendas, y el cambio entre olores me relaja, me hace sentir de una cierta forma, vivo.

Escucho otro crujido a mi costado, cosa que me despierta de la ensoñación en la que me estaba encontrando, y en la que caía poco a poco, poniéndome a alerta y haciendo un esfuerzo por abrir mis pesados párpados, me siento rápido de costado, ignorando la molestia interna, y siento unas manos tomarme las mejillas, tratando de tranquilizarme, entro en pánico obviamente, y entre la luz que lastima mis ojos, veo una cabellera café, que reconozco, que veo a diario -¿Anthony?

-Aquino -Exclamas y te acercas a mi tomándome de los hombros mientras yo me tallo los ojos y me vuelves a acostar- Aquino quédate en cama

-¿Qué? pero

-No, nada de peros, estás muy débil, ayer estabas inconsciente al final de las escaleras con un charco de sangre y... a tu alrededor -ibas a decir algo, ¿Qué iba a ser? ¿Qué te ahorras? -¿Qué te pasó?

-N...no lo recuerdo -me acomodo nuevamente en la cama, tengo la sensación de seguir durmiendo y mis ojos se comienzan a cerrar, me siento pesado, cansado.

-Aquino...

-¿Sí?

-No, nada, descansa, estaba muy preocupado.

[...]

Me vuelvo a despertar es increíble lo que el dormir puede causar, me siento mejor, aunque la garganta todavía me arde aunque es más leve, el cuarto está claro, el sol ya está más allá del horizonte, me siento en la cama, pensando un poco y despertándome por completo, me doy cuenta de las voces que recorren la casa, como gritos lejanos y algunas palabras mal sonantes que me hacen incomodar, los chicos siempre discuten en una forma de juego, nunca serio, pero esta vez creo que es una discusión de verdad, y no entiendo bien el tema que discuten, tampoco logro reconocer las voces, y sé que son los chicos porque nadie más habita dentro de estas cuatro paredes a parte de mi y ellos, me estiro escuchando mi huesos tronar, como las hojas secas de otoño cuando las pisan, veo "mi ropa" y me doy cuenta que no es la mía, mi cara se calienta y una sonrisa deformada y nerviosa aparece, por alguna extraña razón no traigo mi sudadera, por algo que desconozco estoy usando tu ropa, y no me quejo de que sea tuya, me queda bien aún tú siendo más bajo que yo, la reconozco porque es la camisa que te suelo robar cuando no estás, cuando te vas a fiestas con la chica que te trae loco y desapareces por días, dejándome con los demás chicos, dejándome como un perro que espera sentado en la puerta a que su dueño regrese, "¿Porqué me comparo con un perro?" pienso y me paro poniéndome las pantuflas para salir del cuarto, el ala este de la casa siempre se me hace viva, con un aura feliz, no como nuestra zona, fría y oscura, hasta podría decir que triste, y es nuestra culpa, siempre ha sido nuestra culpa, arruinamos la amistad, la arruinamos al hacer cosas que no debíamos, al ser consientes de todo eso, que estaba mal y es feo a los ojos de la sociedad, donde aprovechaste de lo que siento por ti, donde buscabas un desquite sin tomarme a mi en cuenta, la arruinamos al jugar un juego que nunca debimos de comenzar, la arruinamos y me arruine a mí más que nada.

"Pero sigo siendo tu mejor amigo ¿Verdad?" sonrío nostálgico y el propio sonido de la palabra amigo, salido de mi mente me hace tener una arcada, odio, odio esa palabra, pero no puedo hacer más que soportarla, porque no soy más que eso para ti, solo soy un cero a la izquierda a ti lado, una sombra, un extraño.

Camino por el pasillo de tonalidades celestes y cafés hacia las escaleras, viendo las plantas de plástico llenas de telarañas, las cortinas y ventanas abiertas, me pregunto la hora, porque parece ya algo tarde, las voces de la discusión entre más me acerco a las escaleras más claras se oyen, al igual que las groserías, Daarick y Duxo están peleando, pero solo se insultan, no parece haber un tema central en torno al pleito, y no escucho a Anthony, supongo que no está, tomo el barandal de la escalera y volteo al ala oeste buscando el lugar donde caí, buscando una gota de sangre o algo, pero no veo nada, sólo un pequeño pétalo de lila que no debería estar aquí, me acerco, la recojo y me la guardo en el bolsillo de la bermuda, el movimiento me marea pero me agarro del barandal y logro estabilizarme

-Es la falta de alimento -susurro y bajo escalón por escalón

En el penúltimo escalón el lugar se queda callado, no escucho ruido de ni un lugar, creo que me escucharon, así que decido buscarlos, empezando por la cocina, cruzo el recibidor y llego a la puerta de cantina, que divide la cocina del recibidor y del comedor, ahí están los chicos, parecen enojados, menos Anthony quien enseguida se para y me vuelve a tomar de los hombros como antes de que me volviera a dormir.

-¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? ¿Estás mareado? ¿Necesitas un doctor? ¿Tienes fiebre? ¿Estas... -Es interrumpido por ti, me miras feo, de una manera amenazante, ¿Por qué me miras así? No he hecho nada malo...

-Lo estas aturdiendo déjalo

-¿Cómo quieres que lo deje después de lo que vi anoche?

-PUES FUE ALGO QUE LE CAYÓ MAL

- ¿Y TU QUÉ SABES SI NO ESTABAS?

Creo que van a volver a discutir, y ahora entiendo que lo hacían por mi culpa, siempre les traigo problemas, por eso no salgo del cuarto muchas veces, bajo mi mirada y voy a la alacena, me paro de puntas y bajo las galletas con la mirada nublada, y mis mejillas ya mojadas, me giro y Daarick el de poco afecto me abraza, deteniendo la pelea, ganándose un gruñido de Duxo, te he escuchado, se que lo hiciste, no te gusta que nadie me toque, y yo no puedo hacer nada para no hacerte caso, me limpio las lágrimas y palmeo su espalda, ¿Que tan infeliz deseas que yo sea para que tú tengas felicidad?

-Chicos estoy bien solo tengo hambre....

No miento, porque es la verdad, pero lo hago por el miedo que te tengo, el miedo a mi mejor amigo...

¿Se supone que no debería de temerle no? o ¿Sí?

𝐌𝐢 𝐔𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐏𝐞́𝐭𝐚𝐥𝐨 | 𝐃𝐮𝐱𝐢𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora