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 Siempre tenía alguna pesadilla.

La pesadilla más recurrente era la misma, quizás había sido por la forma en que había derretido a sus padres cuando apenas los había tocado siendo un niño, quizás era el miedo recurrente de volver a hacerle lo mismo a alguien que amaba, pero la pesadilla siempre se repetía, estaría en un cuarto rodeado de las personas que más quería, y no sabía cómo, pero esas personas se volverían aquel barro negro y se derretirían mientras gritaban por él como si pudiera detenerlo.

Esos gritos resonarían en su cabeza aunque despertara y casi podía ver sus rostros deshaciéndose sin poder hacer nada mientras gritaban por él.

"¡Jaemin! ¡Jaemin!"

Pero esta vez, no despertó en su cama.

Cuando despertó, estaba mirando el cielo azul, había un colido sentimiento, escuchaba las olas ir y venir donde estaba mientras él solo miraba hacia arriba a las pocas nubes que podía ver, sentía la arena bajo sus manos, el agua lograba cubrir un poco de sus oídos y cada que venía una pequeña ola, siempre le haría cosquillas en el cuerpo, pero no se movería.

¿Desde qué momento todo se hizo tan diferente?

Renjun siempre lo decía, sus dones fueron hechos para hacer algo mejor, cambiar el mundo, ayudar a la gente, pero si así era ¿Por qué todo le indicaba lo contrario?

Quería creerlo, quería creer que sus poderes habían sido dados a él para una buena razón, que tenía que ayudar a los malos, pero el día en que toco a uno de ellos y vio cómo se deshacía frente a él, notó el terror en los ojos de sus compañeros.

Amaba abrazar, le gustaba sentirse querido y le gustaba hacer que los demás se sintieran queridos, pero después de ese incidente, le mirarían con miedo, no lo dirían, pero él lo sabía, nadie quería hacerse como ese tipo en el suelo.

¿Cómo podía salvar a las personas sin tener que tocarlas?

Había sido alguien malo, había matado a alguien malo, pero todos a su alrededor le vieron como lo que era, un monstruo, las personas a las que había salvado, no querían que se acercara.

Entendió que si alguna de sus pesadillas se hacía real, que si mataba a alguien nuevamente de la misma forma, entonces no importaba cuántas vidas hubiera salvado, ese error haría que todos quisieran eliminarlo, porque no era más que un peligro en una suave línea a punto de salirse de control.

Sus amigos volverían a la normalidad, nadie se había enterado del incidente más que la policía, pero eso fue suficiente para que la policía le pidiera a Mark que hablara con él para que no usara ese poder frente a nadie, en todo caso, que dejara de usarlo.

Quizás fue por reprimirlo tanto, no era un poder útil así que no había tenido problema con no volverlo a usar, pero por todo el tiempo en que no lo uso, algo dentro de él se sentía diferente, como si estuviera aguantando la respiración, como si no pudiera respirar con libertad, y fue el mismo día en que salió a caminar cerca de un parque para tomar el aire.

Se había asustado tanto cuando toco un árbol y este había comenzado a derretirse, luego cayó al suelo y sus manos deshacer el pasto frente a él, había gritado asustado por lo que estaba sucediendo porque no podía entenderlo, no podía detenerse, había tenido tanto miedo de tocar a alguien que sentía que estaba volviéndose loco, hasta que alguien había aparecido.

—Hola—una linda sonrisa cubrió su línea de visión entre él y el cielo.

—Quítate, tapas mi hermosa vista—sonrió ante la broma, pero Jeno no se apartó, el pelinegro le sonrió mirando al cielo.

Fantasía [Norenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora