Capítulo Dos

167 6 0
                                    

Empezamos a hablar, día tras día, desde la mañana hasta altas horas de la madrugada. La verdad, que desde que empecé a hablar con este chico (llamemosle Hache) ya no estaba tan mal, sino que sentía un poco de alegría en mi, notaba como si de alguna forma, estuviese reviviendo. Hache me dijo que no vivía en el mismo país que yo, porque hacia poco tuvo que marchar. Él tenia 20 años, 3 mas que yo. Me inspiraba tal confianza que empecé a contarle porque estaba tan mal, y el hizo igual, también estaba algo decaído por una ruptura. Era increíble como eramos capaz de animarnos con solo conocernos de unos días. Al despertarme esperaba ansiosa que el también lo hiciera, aunque, a causa de la diferencia horaria, a veces la espera se hacia casi eterna...

Amando a un mormónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora