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- Ya fue, chau.- Mina se levanta después de haberse estado mordiendo las uñas durante las horas anteriores. Todas están en el departamento de Nayeon a la espera de su llegada con buenas noticias.

- Mina, ya sabes que es un tema delicado para ella. Desde que nos contó su verdad andamos todas muy preocupadas pero hay que darle su tiempo y espacio.- Jihyo dijo.

Mina lo pensó un poco, Jihyo tenía razón, casi no hablaba del tema con Nayeon después de haberlo reportado a la policía, ni siquiera después de que se reunieron todas y ella contó el infierno en el que estuvo viviendo. Así que sabía que fuera lo que fuera lo que la policía tenía para decirle, sería algo fuerte que la afectaría.

Nayeon se alejaba del mundo cuando estaba mal, fue difícil al principio de su relación cuando la mayor se despertaba de sus pesadillas y la miraba con pavor, un terror que ningún ser humano debía sentir. Mina quería hacerla feliz, quería darle el mundo.

Tuvieron discusiones y peleas en cuanto a Nayeon alejándose todo el tiempo, pero con el paso de los meses las cosas parecían mejorar.

Sólo que, Mina temía, esta vez no pudiera ayudarla.

Cuando la puerta se abrió y se mostró a Nayeon entrando, todas se pusieron de pie y la miraron fijamente, esperando buenas palabras.

Pero Nayeon lloraba, y Mina fue la única que se acercó a rodearla con sus brazos y dejarle besos en los cachetes húmedos y salados.

- No puedo creerlo...- susurró ella, y todas comenzaron a mirarse entre sí. Nadie quería presionar pero necesitaban saberlo.

- Tranquila.- le dijo Mina limpiando las lágrimas con sus manos.- Estamos acá, todas, como la familia que somos.

Nayeon sonrió y un sollozo salió de sus labios, fue entonces cuando habló con la voz entre cortada.

- Está preso.

precious • minayeon auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora