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Capítulo 4: Sexo.
Palabras: 1016
Algo muy sobresaliente de Yuuji era su encantador y bello rostro, tan puro y divino que era difícil no darle mimos o caricias sobre su suave y delicado cabello. Aunque era un chico podía decirse que su imagen era muy llamativa en todo sentido.
Tomó una colada de aire como un gran y largo suspiro, recordando sus delicadas facciones y con las manos libre de sudor frío abrió el picaporte de la habitación de su hermano Sukuna; eran las 02:03 de la mañana, los pasillos estaban tan fríos y silenciosos que daban escalosfríos dar una caminata en ellos, la luna estaba tan brillante como una sonrisa de carillas. Había estado su hermano muy cansado, algo debía saber sobre eso, miró su cuerpo semidesnudo con esos grandes y extraños tatuajes oscuros sobre su cuerpo, examinó las cobijas y apretó un poco, abriendo y dejando al descubierto el atractivo cuerpo del adulto. Su ancha espalda estaba frente a los ojos del niño, del cual éste sólo podía tragar saliva.
Prosiguió temeoroso sentándose sobre su espalda—del hermano— y con sus pequeñas manos comenzó masajeando de manera sutil. La idea era despertar al hombre y hacer que volteara, estuvo unos minutos así hasta querer tocar más que sólo la espalda de Sukuna, pues bien sabía que estaba cometiendo un pecado de los demonios pero sus ansias de escapar eran más fuertes que la vergúenza puesta en su mente, no obstante, sintió cómo el mayor despierta.
Fue algo pesado sobre su cuerpo lo que le aturdió, pensó cabreado que era otra vez una de las monjas jóvenes pero el olor fue lo que le sorprendió, no estaba seguro y pensando que era su hermanito sólo creyó que se trataba de uno de sus muchos sueños húmedos con el infante. Sonrió picadamente y volteó encontrando al pequeño sentado ahora sobre su pene, que por lo menos estaba usando ropa interior.
Yuuji abrió sorpresivo su boca.
No fue mucho para que Sukuna empezara por acariciar los desnudos muslos del niño, subiendo a sus pequeñas caderas y volviendo a bajar sobre sus piernas, las palmeó sonriendo y apretandolos, tratando de que el trasero de Yuuji no perdiera separación sobre su miembro, Yuuji estaba a punto de llorar.
El menor recordó lo que necesitaba y del que tenía abajo suyo, esto era sí o sí. Temeroso, acercó su rostro al de su hermano y cerró sus ojos, esperando un dulce beso, por lo menos su hermano no sería tan salvaje.
Sukuna aceptó la invitación y con sus dos manos apretó las mejillas de Yuuji y abriendo su boca, sacando su roja y larga lengua la mete en la pequeña de Yuuji, haciendo danzarla fuertemente. La saliva que caía sobre ambas bocas era muy notoria, el menor pudo sentir cómo su hermano recorría cada rincón llenándolo de sus fluidos salivales, sin mencionar que su respiración era agitada, como la de un salvaje.
Separaron sus rostros, ardientes y sudorosos, Yuuji respiraba entrecortadamente.
—Me encanta que seas así. —habló Sukuna, dando enfasis de los hechos. Jaló de su cabello hacia atrás y atacó su cuello con mordiscos, chupando su perfecta piel, con la misma lengua que casi ahogó a Yuuji la recorrió por su clavícula hasta su mentón.
Respiró su aroma una y otra vez, estos "sueños" para él eran como la gloria, aprovechando cada segundo comenzó a mover sus caderas, haciendo que las de Yuuji dieran pequeños brincos.
Estaba tan excitado el niño que ni cuenta se dio cuando su camisa fue lanzada a un lado de la cama, entendió que este era lo que todo el mundo llamaba; tener sexo. Apretó sus puños y suspiró dejándose llevar por los toques del otro.
¿Estaba mal desear a uno de la misma sangre? Eso a Yuuji ya no le importaba, extrañamente sentía esto, la necesidad de ser controlado, atraído por un poder más alto, más dominante, como su hermano. El bulto que persuadía sus nalgas estaban ya casi sobresaliendo en la ropa interior de su hermano y el tentador deseo en descubrir lo que había bajo esas telas eran las primeras en rondar por su cabeza.
Fue entonces Sukuna, —absorto del fino y sensual cuerpo del pequeño— cuando la última gota de cordura había sido derramada al presenciar su lacivo y dulce hermanito menor posar dicho rostro en su oído izquierdo.
—Hermano.. —gimió tímidamente, totalmente distinto a cómo lo soñaba él, cosa que lo sacó de sus casillas.
Acostó al chiquillo con tan fuerza que podría confundirse con furia. Se acomodó entre sus piernas, sacando la última prenda que tenía puesta el menor, y con un dedo lo introduce en su boca. Pues el momento de entregar su semilla al chico, olvidando aquel pacto satánico que hizo hace años.
Introdujo su dedo ensalivado en la pequeña entrada de su hermanito, algo muy cierto es que Sukuna siempre fue cuidado en tal momento con Yuuji, lo deseaba, él quería verlo vulnerable, golpearlo, drogarlo y violarlo pero también quería cuidarlo, abrazarlo y protegerlo.
—¡Hmmg..! —chilló de dolor el menor, al ser su primera vez le fue algo difícil acostumbrarse a la extremidad intrusa.
—Relájate.
Lo hizo, el relajarse, respiró hondamente una y otra vez, logrando estabilizar su cuerpo. Sukuna, al ver tal reacción, colocó su segundo dedo con movimientos un poco más rápidos, había un punto en los hombres que los llevaba al cielo y para Yuuji, ése era aun más delicado, debido a algo horrible por parte de Sukuna, pero no hay que entrar en conflictos ahora.
Los movía a la par que se escuchaban obsenos sonidos pegajosos, sus dedos saliendo y entrando junto los leves gemidos de ambos eran como una ópera. Toda esa cordura ya no estaba presente, y fue cuando encontró su dulce punto que, cuando lo rozó, le dio una energía de calor.
—Lo encontré. —sonrió sacando sus dedos y apoyando su dura polla entre las nalgas del niño, nunca lo había escuchado así en sus ilusiones pero, a Sukuna eso le importaba una mierda y más cuando tenía a su precioso hermano debajo suyo, a su merced.

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ᴅᴇʟ ᴘᴀᴅʀᴇ ʏ ᴅᴇʟ ʜᴇʀᴍᴀɴᴏ
Fanfiction•Advertencias:Historia relacionada con la Religión, Bondage, fobias, romance enfermo. Contiene una temática muy oscura y si eres sensible podrá dejarte algo asqueada con los temas que abordan como relaciones tóxicas ◂▸◂▸◂▸◂▸◂▸◂▸◂▸◂▸◂▸◂▸◂▸◂▸◂▸◂▸◂▸◂▸◂...