No pude hacer nada para evitar que el ser de oscuridad se disipara y perdiera contacto conmigo, todo lo que se me había mostrado, desapareció en un abrir y cerrar de ojos,al igual que el quitarle la vida a la flama de una vela. Desperté sentado en mi sillón frente a la chimenea de nuestra alcoba, la cual se encontraba encendida, en ese momento las palabras "Hacer un sacrificio y otorgar una vida" tuvieron cierto sentido para mí, pero a la vez lo perdieron por completo, ¿qué habían significado esas palabras?, ¿de dónde habían surgido?, no recordaba el realmente haberlas pensado por iniciativa propia, lo único que recordaba era la ligera, suave y a la vez grotesca voz de algo, o alguien, que me susurraba esas palabras que me incitaban, irónicamente, a hacer lo contrario de lo que le había refutado a mi verdugo. Fui un estúpido al creer vagamente que tenía la oportunidad de salvar y liberar a mí familia, y por si fuera poco, conservando mi humanidad. ¿Qué era en ese momento?, realmente ni yo mismo lo sabía, tal vez me encontraba entre hombre y bestia, o entre luz y oscuridad.
Mi Sara se encontraba desnuda en nuestra cama, y entre sus pechos se encontraba una hendidura justo en la zona del corazón y en mi pequeña mesa, la cual se encontraba a mi lado, estaba mi copa favorita para beber vino, mi Sara me la había regalado en nuestro primer aniversario, una elegante y gran copa de plata, con una vestidura de bellos grabados, tanto en el borde de la copa como en su base, y en medio los hermosos versos: "Juntos por siempre, hasta que la tempestad llegue y devaste el mundo y solo quedemos, tú y yo". Dentro de la copa, se encontraba su corazón, aun palpitante y de un rojizo carmesí escandaloso, motivos de los cuales aún desconozco el cómo era posible eso. De mis hijos no logre encontrar ni saber nada en lo absoluto,desconociendo a totalidad de lo único que me percate fue que en mi boca se encontraba un dulce y a la vez amargo sabor a sangre y carne humana fresca. Pero este sabor noprocedía de mí Sara ni de los criados, hasta la fecha con respecto a mis hijos, es lo único que no llego a recordar de ese día y probablemente sea lo mejor para mí. De los criados... No había mucho que decir, más que con solo asomándome por mi ventana, lograba divisarlos entre toda esa oscuridad de la noche, gracias a los rayos de la tormenta que se suscitaba salvajemente a las afueras de mi casa y que alumbraban brevemente el viejo árbol del jardín, ahí se encontraban los pobres desdichados, colgados de las ramas del árbol y extrañamente sus cuerpos humeaban un espeso y fétido humo a carne quemada, que no se apaciguaba ni con el agua, ni con los fuertes vientos torrenciales de esa noche, todos con excepción de Amanda, ya que de esta no encontré ningún rastro, al final fueron reducidos a cenizas poco a poco al igual que le sucedió a mi abuelo.
En la mesa a lado de la copa, se encontraba una hoja con ciertas instrucciones del cómo me sería posible llegar a una cueva en lo alto de las montañas, la cual al parecer servía como puerta entre nuestros mundos, probablemente para alguien como yo no sería ningún problema el llegar a la cima, aun con todo el caos que se suscitaba afuera, tal vez ese era el entorno más favorable para mí, caótico, frío y de una tristeza reconfortadora. Faltaba poco para la llegada de la nieve, que caía sobre los bosques y jardines de las montañas, cubriendo todo con un velo de novia blanco de pureza inigualable, apaciguando la tristeza de las montañas y de los que residían cerca de ellas, incluso llegue a creer que se tardaba demasiado en llegar, quería que mis pecados fueran cubiertos por ese velo de pureza y se congelaran junto conmigo en la sempiterna eternidad del olvido, fríos, taciturnos y durmientes en su muerte, que nadie tuviera la osadía de mencionar o siquiera de recordar.
Me encontraba solo, a todos los que había amado o guardado un cariño externo los había perdido o los había asesinado. Que desdichado mortal me consideraba en ese momento, mi realidad había sido firmada con sangre, por repulsivos seres que sembraron sobre mí la mala hierba, los maldije y me prometí a mí mismo que obraría mal contra ellos, claro, todo a su debido tiempo, debía ser paciente, y esperar el momento indicado para teñir de rojo sus pechos y escupirles en la cara con todo el placer del odio que mantengo en mí corazón. La tragedia que plasmo en este escrito, se suscitó alrededor de las 8:07 de la noche, en este momento son las 11:30 de la noche, he sido llamado y debo acudir, puedo ver por la ventana las siluetas de aquellos infectados que probablemente me quieran impedir o quieran unirse a mí en mi travesía hacía el nuevo mundo que veré, debo impedírselos, ya que se podrían volver un estorbo para mí. La discordia del día de hoy espero y sirva de ejemplo, para todos aquellos que lean este escrito, ya que lo que acabo de relatar fue cierto, prepárense para su final que se encuentra a la vuelta de la esquina, ustedes quienes lo vivirán en carne propia, laméntense por no tener la oportunidad de luchar. Ya que yo lo contemplare todo a la distancia, y tal vez me sienta dichoso de no tener su mismo proceder y completo final. Ya que el día de hoy, ya no me considero humano, nunca más, ni mucho menos un hombre... el hombre que alguna vez fui, ha sido devorado por la bestia que ya reside en mí.
Todo esto paso un 15 de Septiembre de 1937.

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CORDIBUS
Gizem / GerilimSe nos relata la historia de un escritor, que al recibir la herencia de su abuelo descubre cual fue la posible causa de la locura y muerte de este. Entre sus escritos encuentra información de un antiguo ser y civilización que podrían ser los causant...