Capitulo 11: Miradas al futuro

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Me quede mirando atónita la niña del espejo. He de admitir que era muy guapa y su cara me resultaba muy familiar. Esos ojos...
La niña se movió, y yo eche un paso hacia atrás del susto. Estaba muerta de miedo. La chiquilla empezó a reírse y yo la miraba alucinada. ¿Cómo puede ser que yo estuviera viendo aquello? Me estaba volviendo loca...¿O quizás era otro tipo de visión? La pequeña me saludo con la mano. Era la inocencia personificada. Me acerqué todo lo posible al reflejo. El pelo se me estaba secando solo y podría coger un resfriado, pero en aquel momento no podía prestar atención a eso.
- ¿No sabes quien soy? - dijo la niña sonriendo feliz.
- ¿ Hola? - dije yo, sorprendida de que pudiera hablarle a una visión.
- ¡No sabes quien soy!- la niña sonreía y podía ver claramente que se le habían caído algunos dientes de leche.
- Pues no...- conteste- perdí la memoria en un accidente.
- No hace falta hacer memoria para reconocerme- la pequeña era muy inteligente- Además, me acabas de ver en tu visión. ¿ Has visto algo mas en tu visión?
- Muchas cosas; vi que estabas en Francia jugando con un niño muy parecido a ti- dije yo razonando.
- Igual si adivinas quien soy, tu curiosidad intentará descubrir a toda costa quien es mi compañero de juegos- la niña no pudo contener una carcajada porque sabia toda la verdad, aunque no me aclaraba dudas.
- ¿Y no es más fácil que me reveles todo?- grite frustrada.
- Yo solo estoy motivándote a que intentes analizar tus visiones. Además, no puedo decirte nada porque soy producto de tu mente, y tu no sabes nada. Provengo de ti.- aclaro ella.
" Provengo de ti." Aquellas palabras resonaron en mi mente. Saque un espejo de mano y mire mi rostro. Después, mire fijamente a la niña.
- Labios carnosos, piel blanca, cabellos castaños, humana, ojos castaños...- murmuraba en voz baja para mi.
Mis ojos se iluminaron. Recordé que tuve el pelo castaño antes de ser vampiresa. Y recordé también que el pelo se me fue oscureciendo en mis primeros días de inmortal, hasta llegar a negro como el carbón.
- ¿Porque te pareces tanto a mi?- dije dulce.
- Ya no me parezco mucho a ti, Aira...- dijo la niña- tienes el pelo negro, te lo has cortado, y tu manera de ser no es la misma que antes. Tus ojos ahora son rojizos.
La clave eran los ojos. Me mire nuevamente en el espejo de mano e intente imaginar mis ojos castaños. Después mire los de la niña. Eran los mismos.
- Sabes, tienes mis ojos.- dije.
- Tu tienes los míos.- rectifico la chiquilla- Además, los tuyos están más cansados. Pero si, son los mismos. ¿ Sabes que estas muy cerca de la solución?
Mi capacidad de deducción trabajaba a mil por hora. Me senté en el suelo e intente pensar. Aquel ángel se parecía a mi, a la yo del pasado.
- ¡Yo del pasado! - exclame levantándome del suelo.
- Aprende a analizar tus visiones...- dijo con un hilo de voz a la vez que se desvanecía del espejo.
Me acababa de mirar al espejo y nunca mejor dicho. Me quede mirándolo con ansia de mas. Acababa de descubrir que aquella niña francesa era yo. Tenía que ir a aquel bello país para averiguar si era de allí. Era una opción muy probable.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por un movimiento brusco. El baño se había movido y casi me estampe contra la ducha. ¿ Que había sido aquello? Se parecía mucho a un terremoto. Salí del cuarto para ver el interior de la caravana.
- ¿Eiden? - pregunte temerosa.
- ¡ Aira ! - exclamo el desde la parte delantera de la caravana.
Me acababa de dar cuenta de que el vehículo estaba circulando por la carretera. Habíamos abandonado el parking en donde habíamos estado una temporada. Me senté en el asiento de copiloto y vi que mi chico conducía muy tenso, superando la velocidad permitida.
- ¡Eiden, a esa velocidad nos vamos a matar! - exclame preocupada.
- Y si nos paramos, nos mataran- dijo el.
Al oír eso, mire por la ventanilla. Vi un coche negro, de lujo, que nos perseguía. En las puertas de este, se podía apreciar un símbolo, compuesto por una S gótica y una serpiente. Era la asociación Sunselly, y eso significaba que unos cazadores nos perseguían. El corazón me iba muy rápido. Mi rostro estaba pálido.
- Has hecho bien en no entretenerte - dije
- Cualquier cosa con tal de que estos no nos cojan...-dijo él firmemente.
En aquel momento recordé cuando atraparon a la hermana de Eiden. Fue horrible. Miraba el rostro de Eiden. Todos los que habían estado a su lado durante su larga vida habían sido asesinados, dejándolo en una eterna soledad. Pero me encontró a mi y tenía miedo de que volviera a suceder algo así. Sus ojos no quitaban atención a la carretera. Apenas parpadeaba y se le notaban algunas venas en la piel debido a los nervios. La autopista era interminable. Y lo peor, es que estábamos agotados después de haber echado el polvo de nuestras vidas. Lo único que yo podía hacer es permanecer sentada, con el cinturón bien abrochado. Me acariciaba la tripa, como si quisiera tranquilizar a la criatura que llevaba dentro. Hasta entonces, no me había fijado mucho. Al parecer, ya se me notaba un poco el bombo. Sonreí , pero el sonido que hacían las ruedas de la caravana me devolvió el estado de tensión. Mire por la ventanilla de nuevo. El coche que nos perseguía se había atrasado unos metros. El paisaje era árido y desértico, típico de la zona de Estados Unidos en la que nos encontrábamos. Hacia mucha calor a pesar de que estábamos en principios de la primavera. Pensaba que al final del verano y principios del otoño traería al mundo a mi hijo. Aunque pareciera mucho tiempo por delante, yo lo veía a la vuelta de la esquina. Tenía pensado no decirle nada a mi pequeño sobre el mundo de los vampiros hasta la mayoría de edad, para que así decidiera quedarse humano o venir al mundo de los inmortales. Si se lo decía de niño, es probable que precipitara su decisión sin pensar y se le escaparía por ahí. Tambien necesitaba una estabilidad para criarlo. No era bueno que un niño cambiara cada mes de escuela y domicilio porque a sus padres les persiguen unos tipejos que los quieren matar. Y para nada seria bueno que esos tipos quisieran matarlo a el mismo. Aquello me preocupaba más por aquel momento que descubrir mi identidad. Quería la máxima seguridad para mi familia.
- Eiden, nuestro hijo no podrá vivir así- dije yo al fin entre tanto silencio y tanta tensión.
- Estoy muy de acuerdo contigo, algo habrá que hacer- dijo- pero en este momento, lo principal es salir vivos de ésta.
Claramente ese era el objetivo principal. Pero sólo veía carretera, y recta y los enemigos no nos perdían de vista. Ya llevaba una hora mirando por la ventanilla y el conductor estaba agotadisimo, mas por la tensión que por el hecho de conducir. ¿ Y cómo íbamos a escaparnos de los enemigos entre tanto desierto?
De repente vi un pequeño bosque, si podía llamarlo bosque, de cactus en pleno desierto. Eiden también lo había visto y sus ojos centellearon.
- Agárrate fuerte, Aira- dijo él a la vez que doblaba el volante enérgicamente.
- ¿Que? - dije horrorizada.
La caravana dio un giro brusco y se metió en los cactus. El ruido de estos rozando constantemente el vehículo era insoportable. Pero fue un buen remedio. Gracias a la velocidad y al escondite, los enemigos nos perdieron de vista. 15 minutos tuvimos que soportar el chirrido de los roces, hasta que el bosquejo se abrió en un sendero en mitad de mas deiserto. Asome la cabeza por la ventanilla y mire alrededor. Mi pelo se movía muy rápidamente por el aire.
- Sin moros en la costa- suspire aliviada.
- Haremos algunos kilómetros más para asegurarnos- dijo Eiden al fin tranquilo.- Nos encontramos en la meseta del colorado. Cerca hay un pequeño pueblo, al sur del famoso Cañón del Colorado. Podremos estar una temporada allí, ya que casi no hay habitantes y es discreto. No creo que allí haya cazadores. Además, necesito gasolina, el depósito no da para más de 20 kilómetros. Menos mal que el pueblo está a menos.
Salvados por los pelos. Sonreí alegre. Me sentía muy aliviada. Eiden estaba mucho más tranquilo.
Le conté durante el camino, con pelos y señales, lo que me había ocurrido con la niña del espejo. Eiden afirmó la posibilidad de que yo fuera francesa. Al acabar, enseguida cambiamos de tema y retomamos lo anterior hablado.
- Tiene que haber algún lugar seguro. Si aquella ciudad de vampiros de la que me hablaste no estuviera gobernado por los mismisimos cazadores...-me quejaba.
- En esta vida no hay ningún lugar seguro, cualquier cosa puede pasar en cualquier momento. Pero, hay que buscar un lugar donde establecernos y hacer una vida normal.- dijo él mientras conducía.
El sol caía en un atardecer. La luna se asomó y el cielo comenzó a llenarse de estrellas. Mi ventanilla estaba abierta y apoye mis brazos cruzados sobre el borde de esta. No pude evitar tumbar mi cabeza en mis brazos. Miraba las estrellas; eran tan distintas las unas de las otras... Y me preguntaba donde estaría mi familia. Y de donde venia. Ya quien seria aquel niño que jugaba conmigo de pequeña en París. Y fue cuando me di cuenta de que mi familia actual estaba conmigo; mi hombre y mi criatura. ¿Niño o niña? Me daba lo mismo.
- La verdad es que aquí en Estados Unidos y también en México, la asociación Sunselly esta muy presente. En otros continentes, están bastante relajados y hay poquísimos, como el 1% de la población en cada continente. Sería conveniente criar a nuestro hijo fuera de aquí.- me informo Eiden.
- Vayamos a Europa. Pasemos por Francia, y así de paso podré averiguar algo de mi pasado- dije.
- Claro, pero primero atravesemos Estados Unidos hasta llegar a la costa este, porque si vamos en avión, no podremos llevarnos nuestra caravana. Tendremos que ir en barco, como lo hicimos de Japón aqui- razono mi chico.
Ya se divisaba a lo lejos, un pequeño pueblo. Pero antes, había una gasolinera a la que debíamos ir precisamente. Al llegar, paramos el vehículo y Eiden salió. Yo aguardaba dentro hasta que acabara. Delante mismo se encontraba el principio del pueblo. Parecía una pequeña localidad de ambiente desértico que me recordaba a las películas del salvaje oeste. No había ni una finca, todo eran casas de tipo el siglo XIX. Al fin, Eiden entro y nos adentramos en el pueblo.
No había nadie, parecía un pueblo fantasma. La única persona que se hallaba al aire libre era el shérif, durmiendo en una vieja silla de madera en la puerta de lo que podría llamar comisaría. Era un señor bajo y regordete, con el bigote blanco y un sombrero vaquero.
- Jajajaja, parece que estemos dentro de una película de Lucky Luke- bromee yo.
- La verdad es que si- sonrío Eiden- parece acogedor.
Aparcamos el vehículo enfrente de una casa abandonada, donde nadie se daría cuenta. Cerramos la caravana con llave y nos pusimos el pijama. Mientras yo cocinaba una tortilla de patata, Eiden ponía un par de platos, un par de vasos y unos tenedores junto a unos cuchillos en la mesa. Cuando acabe, puse el plato encima de la mesa, y los dos pusimos cara de hambre.
- Mmmm que buena te ha salido, cariño - dijo casi engullendo el chico - ¿Donde has aprendido a cocinar así?
- No lo se- dije mirandolo con ternura.
Cuando acabamos de cenar, fuimos al baño a lavarnos los dientes. Apenas cabíamos los dos, y nos dábamos empujones cuando tratábamos de enjuagarnos la boca.
- Si no cabemos no nosotros, como va a caber uno mas...- dijo Eiden mirándome con preocupación.
- Habrá que irse a Europa y comprar o alquilar un piso- dije- tengo calculado que nacerá a finales de verano.
- Pues no podemos quedarnos aquí mucho tiempo; nos quedaremos aquí 2 días para descansar y después no pararemos de circular por la carretera hasta llegar a la costa este- dijo Eiden mientras se secaba la boca con una toalla.
- Hay que darse prisa, porque entre que vamos a Francia, buscamos piso, compramos una habitación con todos los detalles para la criatura, se pasa el tiempo volando.- dije yo.
Apague las luces de nuestra pequeña casa portátil y nos metimos en la cama. Eiden tuvo facilidad para dormirse, pero yo no. Demasiadas cosas rondaban en mi mente. Pero pensaba que poco a poco se irían solucionando. Mis ojos empezaron a cerrarse, hasta que al fin, el sueño gano la batalla.
" Estábamos el Niño y yo vestidos de primitivos. Mientras el caos invadía la humanidad, yo buscaba desesperadamente a Eiden sin perder de vista al niño. Ni rastro de el hombre. Agotada de tanto buscar, decidí prestar atención a aquel niño. Lo miraba y rápidamente. Como si se tratara de un Quick lapse, empezaba a crecer y a convertirse en un hombre. Y yo, no experimentaba ningún cambio, seguía igual de joven. A la vez de que el pequeño crecía, nuestras ropas iban cambiando constantemente. De primitivos a llevar ropas medievales, después ropas a la moda francesa del siglo XVIII, después vestíamos como lo hacían nuestros antepasados de la época industrial, a continuación a llevar ropa del charlestón, vestíamos de rockers, después de hippies, después a la moda de los 80's hasta finalmente, llevar ropa actual. Gire mi mirada para ver si había aparecido Eiden, pero no obtuve resultado. La volví a girar y vi, en el lugar del niño que iba de mi mano, un anciano en silla de ruedas. En mi rostro estaba sembrado el horror. Al fin, aquel anciano, empezó a expirar diciéndome un " adiós, mama". Se desvaneció y apareció una tumba en la que ponía "tu hijo". Y permanecí sola para siempre."
Aquel sueño hizo levantarme muy nerviosa. Estaba toda sudada. Mire el reloj y eran las 2 de la mañana todavía. Decidí relajarme y recupere el sueño.
¿Que podía haber significado aquel sueño? Y recordé a la niña del espejo diciéndome que aprendiera a analizar mis visiones.

Seikatsu Vampira [#Wattys2015]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora