Leyendas.

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"Dice la leyenda que una vez hubo un libro sin nombre, sin autor y sin palabras.

Nadie podía desentrañar su misteriosa naturaleza porque nadie era tan puro como para que el libro le desvelase sus secretos.

Pero eso acabó una noche de luna nueva, en la que un bebé dio su primer llanto. Su nombre era Isico. La criatura creció hasta convertirse en una joven ladrona y si era necesario, también asesina.

Un día, la joven se decidió a robar algo de la realeza, una empresa difícil, "paseaba" por el castillo, buscando algo que vender a un costoso precio. Pero todo lo que encontraba había sido vendido antes y sabía que no tenían gran valor.

Entraba a todas las salas que los despistes de los sirvientes le permitían, hasta que llegó a una gran puerta blanca con detalles en dorado,a nivel de un posible tesoro.
Pero cuando abrió esas grandes puertas, encontró algo que no hizo más que alimentar su desesperación. En esa delicada estancia, que bien podrían ser los aposentos del príncipe, sólo había una estantería polvorienta con un único libro igual de andrajoso.
Isico se decidió a cerrar las puertas, pero la curiosidad ganó a su poca sensatez y volvió a abrir las susodichas.
Se acercó a la vieja estantería y cogió el libro, parecía antiguo y tenía una anchura muy considerable para sus delicados brazos. Isico no era culta, es más, era analfabeta; pero aún así quiso abrirlo y descubrir que escondía.
Heka.
Una sola palabra.
Una única página, y poco a poco una página tras otra se fueron llenando de palabras.
Tuvo una corazonada, quizás aquella rareza valdría algo.
Y así fue, aunque su pequeña fortuna no le duró demasiado, ya que la atraparon y juzgaron por todos sus crímenes, acabando así en la hoguera.
El libro fue viajando de unas manos a otras, pero todos lo vendían a gente igenua, ya que nadie podía ver las palabras que Isico había visto.
Nadie volvió a saber nada de ese libro maldito."

Heka©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora