¿Por qué esto tenía que estar pasando ahora?
Al parecer, las cosas que Tamaki había padecido en el transcurso del día no habían sido suficientes para hacerlo más miserable. Alguna deidad debió haber estado aburrida y escogió a Tamaki como su mortal elegido para divertirse, pero a él no le causaba nada de gracia.
Tamaki tomaba bocanadas de aire cortas y simultáneas para aliviar la sensación de ahogo, aunque estas le provocaban dolor en el pecho. Avanzó unos cuantos pasos, pero sus piernas se adormecían un poco más.
Mirio podría ayudarle.
¿Querría ayudarle?Los ojos comenzaron a escocerle y sus bocanadas de aire se volvieron jadeos desesperados.
Su lado racional intentaba decirle (convencerle) que esto pasaría, que ya había superado estos ataques antes, pero una vez que el pánico se apoderaba de su mente y de su cuerpo, no había entrada para el raciocinio en esos momentos.
Estaba tan asustado. Aterrado.
Sus piernas perdían fuerza con cada paso que daba, sus pies se sentían como plomo, pero no quería detenerse, no cuando estaba tan cerca de llegar a la puerta. Estiró una mano temblorosa hacia la perilla, pero para cuando se dio cuenta, la puerta ya había sido abierta y unos brazos lo sujetaron con firmeza.
—Te tengo... Ya te tengo.
Tamaki escondió su rostro en el cuello de Mirio, abrazándole como si su vida dependiera de ello —tal vez así era— pensó, y empezó a murmurar cosas que el rubio difícilmente pudo entender.
Tamaki sintió como Mirio le acariciaba el cabello con una mano y la espalda con la otra, con el propósito de apaciguarlo. Dio resultado solo a medias. Momentos después, Mirio intentó apartarlo un poco, pero Tamaki se rehusó, encogiéndose más en el abrazo.
—Tamaki... —llamó en voz baja, intentando apartarlo una segunda vez, de nuevo sin éxito—. Tamaki, necesitas tomar aire.
Pero Tamaki no quería escuchar, sólo quería aferrarse a Mirio. Aunque podía sentir su cuerpo ligeramente más delgado, eso no le hacía perder la sensación de protección que estaba recibiendo. Mirio era fuerte y suave, tan cálido y fresco, todo al mismo tiempo. Tamaki trató de inhalar hondo sólo con la nariz, fallando en el intento, y volviendo a tomar aire por la boca. Sin embargo, alcanzó a percibir el olor del rubio: Mirio olía a café recién hecho. Apretó su agarre, y sintió como el corazón del rubio latía casi tan rápido como el suyo contra su pecho. Tamaki percibió también que Mirio apoyó su cabeza contra la suya, y enterró los dedos entre sus mechones oscuros.
—En verdad necesitas tomar aire —le insistió de nuevo, pero esta vez, no hubo ningún intento de apartarlo y simplemente se quedó ahí, meciéndolo un poco entre sus brazos. Tamaki disfrutaba del arrullo.
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Punto de Quiebre •[MiriTama]•
FanfictionDicen que el amor todo lo puede pero, ¿qué hacer cuando ese amor es opacado por la monotonía y frustración? Es bien sabido que Tamaki carece de una buena salud mental, y cuando una fuerte discusión se desata entre él y Mirio, una situación crítica e...