Yo lo cuido... Senpai.

Segunda parte

Aclaraciones:

Cayó= Caer.
Calló=Callarse.

Ésto para que lean correctamente.

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Anteriormente:

-¡Deidara-senpai!- Gritó preocupado el Akatsuki del Sharingan, pero en cuanto se giró para ayudar a su compañero, la serpiente fue a atacarlo.
Por supuesto que Kamiruzu vió ésto, y no planeaba dejar que pasara.
Apareció en el momento exacto en el que el reptil iba lastimar a Tobi, y se interpuso.
El animal le hizo exactamente lo que le iba a hacer al Uchiha, enrollarlo, extrangularlo, ahogarlo, morderlo y matarlo.

Y ahí Tobi no aguantó más...

Voz O: -¡DEIDARA!-.

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Voz O: -¡DEIDARA!-.

El azabache vió como caía el cuerpo del rubio, perforado por la serpiente.
Corrió hacia él, y cayó de rodillas a su lado, por el impulso de sus pasos.

Voz O: -¡DEIDARA! ¡Oí! ¡¿Deidara?!- lo sacudió levemente, pero no respondía.

Voz O: -No... ¡TÚ!- Miró a la culpable grisácea.

Voz O: -Tú vas a pagar por ésto...-.
Y así como si nada, activó su sharingan, y lo destruyó...
Pero, MIERDA, Si tan fácil era, ¡¿Por qué no lo hizo antes?!.
Trataba de hacer que su senpai reaccionara, pero...

Voz O: -Deidara-senpai... ¿Me oye?... - Tocó su cuerpo, estaba helado. Debía cubrirlo.
Se quitó su capa, tratando de darle algo de calor, pero en su desolación empezó a creer que era inútil, aún llovía muy fuerte, hasta que...

-¿T...bi...?- Oyó un susurro...

Voz O: -¡¿Senpai?!-.

-¿T...t...o...b...i...? ¿Por...por qué...- ...que arrastraba cada palabra.

Voz O: -¿Senpai? ¿Qué dice? No sé esfuerce, voy a...-

-...Te... Te quitaste tu... C..p...-

Voz O: -¿Eh? ¿Mi qué?-

-...tu capa?...- esa voz...

Voz O: -Tranquilícese, no puede hacer esfuerzo-

-Creí que... - ...no...

Voz O: -Lo sacaré de aquí-

-...odiabas...- ...no es...

Voz O: -No debe seguir mojandose-.

-...mojarte-...la de Tobi.
Deidara calló, perdiendo por completo la conciencia.
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  Una simple tiniebla, todo estaba oscuro.

-¿Dónde me encuentro?

  Tan solo... En ese espacio tan abandonado de la virtud y belleza de la infinita gloria de la luz,
Sentía,
Cómo su corazón se partía.

Los artistas odian la oscuridad, le temen.
Porque saben que, en ella, se ocultan las cosas más inimaginables, tan increíbles, como horrorizantes.

No pueden ver,
no pueden tocar,
pero pueden, tan
escalofriantemente,
sentir todo lo que hay.

Por eso a su vez la aman.
Pero ya no podía estar allí, no lo soportaba, el era un artista, y los artistas no se apagan.
Tenía que salir, porque...