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Estaba mareado y medio dormido. En plena inconsciencia el dolor de cabeza me azotaba y el frío me hacía temblar. Me dolía todo el cuerpo, especialmente la garganta, la sentía como cuando lloraba. ¿Había estado llorando?

No lo recordaba.

-Tiene mucha fiebre, quizás debería llevarlo al hospital. - oí la voz suave y preocupada de mamá, un poco lejana, como en otra realidad.

-No le va a pasar nada por un poco de fiebre. Será gripe o algo por el estilo, no te preocupes. Yo cuidaré de él.- esa voz ya era más difícil de situar. ¿Sería Dawn?

-No se si debería, ¿Y si empeora?

-Yo puedo llevarlo al hospital si le pasa algo, pero no lo creo.

-Hum...

-¿No confías en mi?- su tonó imponente varió a uno lastimero.

-¡Oh, claro que si, cielo! Sólo estoy preocupada... ¿Seguro que podrás cuidar de él tú sólo?

-Claro.

-De acuerdo, entonces te lo dejo a tu cargo. Si llega a empeorar, llámame. Mi número está apuntado al lado del teléfono, junto a los números de emergencia. Hyuck es tan olvidadizo que de pequeño tenía que apuntárselos con lápiz en el brazo.

-¿Enferma a menudo?

-No, quizás es que yo soy demasiado sobreprotectora. Bueno, me voy a trabajar cariño. Si pasa algo, llámame.

-Adiós... mamá.- ¿mamá? En el momento en el que oí el portazo de la puerta abrí los ojos.

-¡Ah!- salte de la cama, deshaciéndome del exceso de sábanas que tenía encima. La toalla mojada que había sobre mi frente cayó al suelo y todo empezó a darme vueltas y vueltas hasta que volví a desplomarme sobre la cama, mareado y con un dolor de cabeza horrible. Tenía la nariz tapada por los mocos, que asco.

Tenía que salir de allí, buscar a mi madre y... no, no, mejor a Jeno. Lo mataría con un bate de béisbol, si. Tenía que llamar a Jeno y...

La puerta se abrió cuando agarré el teléfono, dispuesto a marcar. Él se detuvo en el umbral, mirándome con una ceja alzada. -¿Ya te has despertado?

-No... soy sonámbulo, ¡Ni te me acerques!- grité, con voz aguda y congestionada, usando el teléfono como arma homicida.

Se empezó a reír en mi cara.

-¿Qué mierda haces? suelta eso, a ver si te lo vas a comer. - cerró la puerta lentamente tras él, sonriente. Mi primera reacción fue agarrar la almohada y tirársela a la cabeza. -Cuidado, no vayas a dejarme tonto.- cogi el cuaderno de biologia que había sobre la mesa y se lo lancé. Lo cogió al vuelo y lo tiró al suelo, pisoteándolo. Mis apuntes a la mierda. Lo próximo fue arrancar el teclado del ordenador y tirárselo a la cara.- ¿Pero que haces? - lo esquivó, cogiendolo con cuidado, junto a la pantalla, eso le impidió moverse lo suficientemente rápido como para esquivar el escritorio. Aproveché que tal vez le había roto una costilla para abrir la ventana y precipitarme por ella para saltar al jardín. Demasiada altura, me rompería una piena... o las dos.

Marqué a velocidad supersónica el número de Jeno, pensándome mejor si saltar o no al verlo correr hacia a mi con expresión asesina. ¿Matarme o quedarme a merced de mi malvado hermano gemelo que, por lo pronto, ya se había llevado consigo mi santísima virginidad trasera? Matarme, si, matarme.

-Idiota!- Me atrapó justo cuando ya me veía volando libre como un pájaro próximo a estamparme contra el suelo.

-¡No! ¡Nooooo!- pataleé, intentando que me dejara caer, pero sus brazos me agarraban como un koala por la espalda y tiraban de mí hacia atrás.

Doll (Markhyuck)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora