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Una de las cosas que habían cambiado rotundamente desde que apareció Mark, fue el sexo.

Antes, era un descarado, si, para que negarlo. No tenía ningún problema a la hora de decir follar y hablar de ello a fondo. No era alguien que estuviera todo el día sacando el tema, pero cuando el tema salía, salía y yo lo moldeaba. La verdad es que siempre fui un puto descarado, pocas cosas me provocaban vergüenza en el mundo… hasta que apareció Mark.

-Es la primera vez… hum… que haces esto, ¿verdad? – antes, nunca hubiera imaginado que un día me metería un pene en la boca, pero ahora, estaba de rodillas en el suelo, frente a la cama, entre las piernas de Mark con su grueso miembro entre mis manos, saboreando la punta con la lengua.

-Claro que no lo he hecho nunca, imbécil. – le repliqué. Sentía como palpitaba en mi mano y como el mío reaccionaba igual, poniéndose duro y tieso, deseando que me quitara los boxer y lo dejara salir. Sentí como la mano de Mark me agarraba el pelo con fuerza, empujándome la cabeza contra él, ansioso y, sin esperar más, cerré los ojos y me la metí en la boca.

-¡Oh! – Mark echó la cabeza hacía atrás, con la boca entreabierta, apoyando el brazo en la cama y apretando mi pelo entre sus manos. No era asqueroso ni vomitivo como había imaginado, era… uff, sentía la boca llena de algo duro y húmedo que acariciaba con la lengua y de sólo pensar que era la polla de Mark lo que me llenaba, me temblaba el pene de pura excitación, de puras ganas de estallar.

Empecé a sacarla y a meterla en mi boca con rapidez, recorriéndola con mi lengua e impregnándola con mi saliva mientras me acariciaba el pecho desnudo con una mano, descendiendo hasta mis boxer y metiendo la mano dentro, me la agarré y empecé a masturbarme, subiendo y bajando, sacando la punta del interior de mis boxer, acariciándomela con el pulgar.

Mis gemidos se mezclaron con el sonido húmedo de mi saliva sobre su pene, sentía como se me escurría entre los labios hasta la barbilla mientras la tragaba y jugaba con la punta con mi lengua. – Eso es… así… - Mark medio gruñía medio gemía y notaba como se me tensaban los músculos con cada ruido que hacía, como me temblaba el cuerpo y me encorvaba hacía delante, tragándola con más ganas. – Entera, Donghyuck … entera… - dejé de tocarme y le acaricié con la otra mano los testículos. Mark se tensó y me apretó con fuerza el pelo, empujando mi cabeza hacía delante, hasta hacer que mi boca acaparara toda la carne dura que pudiera. Casi sentí la punta rozar mi garganta cuando me dejó la libertad suficiente como para apartarme, pero no lo hice. Volví a tragármela como un perro hambriento.

-Serás perra… argg… - Mark me tiró del pelo bruscamente, haciendo que alzara la cabeza y lo mirara. Me apartó varios mechones de pelo de la cara, acariciándome la barbilla y manteniéndola bien erguida, limpiándome la saliva con el dedo. – Quiero ver como me la comes bien, Muñeco. – sentí las mejillas arder mientras le miraba y él me observaba con esa sonrisa repleta de malicia pura, llena de perversos pensamientos.

Me la saqué de la boca y empecé a lamer la punta mientras se la acariciaba con la mano, mirándolo. Él me miraba a mí, sin ni siquiera parpadear con una mueca de placer. Encogí las piernas, intentando no correrme ahí mismo delante suyo y cerré los ojos, volviendo a metérmela en la boca con un ritmo desenfrenado.

-Hum… - empecé a tocarme otra vez, desesperándome. Necesitaba que me tocara, ¡Necesitaba que me follara! Sentí una gran humedad extenderse por mi boca y el preesemen bajar por mi garganta. Su polla palpitó y Mark gimió. Me tiró del pelo hacía atrás con bestialidad, sacándomela de la boca y sentí como se escurría por mi cuerpo su semen, impregnándome el pecho, descendiendo por él como si fueran gotitas de agua. Me cayó en la mejilla cerca de los labios y cerré los ojos hasta que su mano decidió soltarme. Un par de gotitas me cayeron en los labios. Me pasé la lengua por ellos, recogiéndolas y saboreándolas en mi boca.

Doll (Markhyuck)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora