03.

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03.


Otra noche más en el cementerio, ya nada tenía sentido. Todo continuaba igual. Los mismos comentarios, las mismas personas, la misma miserable vida. El mismo frío, que ahora se intensificaba consecuente pasaban los días.

Las aceras estaban cubiertas de blanca nieve, haciendo todo más deprimente aún.

Logró entender porque la gente se suicida en invierno, todo parece más tenebroso, más frío, pero sobre todo el invierno te hace sentir más preso. Preso en la soledad, preso en el hielo, simplemente preso y vació.

Abrí mi gastado bolso y saqué el sandwich que allí había guardado. Observé la camisa gris, dos o tres tallas más grande que tenía puesta. Suspiré, al menos me alegraba tener una camisa limpia.

El oji-verde apareció frente a mi y yo simplemente sonreí. Me alegraba que el estuviera allí a pesar de todo.

''¿Todo esta bien Luke?'' dobló un poco su cabeza y colocó su cabeza entre sus manos.

Yo negué, nunca estaba bien.

Esta mañana cuando llegué a la preparatoria aún tenía mi remera manchada, como siempre había dormido en el cementerio y volver a ''casa'' por ropa ni siquiera era una opción.

Intenté escabullirme entre los alumnos procurando pasar lo más desapercibido posible. Me salteé la clase de química, que era dictada por aquel hombre regordete y con zapatos de vestir que me había impedido entrar anteriormente.

Entré a uno de los cubículos y deslicé mi espalda por la pared del mismo. Luego pasé ambas manos por mi cara y suspiré frustrado. Estaba cansado y solo, nadie me entendía, todos creían saber cosas de mi cuando en realidad no sabían nada.

Cuando la campana sonó me levante de mi sitió y abrí la puerta. Nuevamente esos ojos marrones me observaban con despreció. Maldije internamente.

''¿Me golpearas?'' pregunté e increíblemente mi voz no salió entrecortada. Si me iba a golpear al menos podía prepárame mentalmente para ello, aunque no se exactamente que fin tendría imaginarme como me golpearía esta vez.

''¿Sigues sin bañarte?'' rió sínico.

Tomó mi rostro bruscamente e hizo presión en el. El chico tenía fuerza.

''Por favor, déjame en paz.'' rogué. No quería ser golpeado hoy y tener que ir a la oficina del director y volver a soportar su charla sobre que necesitaba una nueva camiseta.

''No quiero Hemmings.'' sonrió.

''Por favor Jared.''

Mis suplicas no sirvieron y en menos de un segundo estaba tirado en el suelo mientras sentía su pie golpear mis costillas. Agradecí que esta vez, al menos, no llamará a sus amigos. Aún así tenía mucha más fuerza que yo y me destruía con cada golpe que proyectaba.

Cuando la campana sonó me observó por última vez y salió de allí. Dejándome sólo y retorciéndome de dolor contra la fría baldosa.

Cerca de diez minutos después la señora que limpia entró al baño. Al observarme me preguntó si estaba bien y me dijo que debía ir con el director. Le rogué que no y que por favor no le dijera nada a nadie. Luego de infinitas suplicas por fin acepto. Pero me dijo que debía cambiar mi camiseta por una limpia. Me dijo que la acompañará hasta el lugar del conserje, que allí había muchas camisetas limpias y nadie se enteraría si tomaba una.

Lo único malo de aquellas camisetas era que duplicaban mi cuerpo por dos o tres, pero aún así era mejor mi manchada camiseta blanca.

Le agradecí y en el momento que pasamos por la cafetería mi estomago rugió. No comía al menos hacia veinte horas.

Aquella mujer que aún continuaba a mi lado se dirigió a la cafetería y me pidió que la esperará. Luego de un par de minutos volvió con un sandwich en su mano derecha.

''Se nota que tienes hambre.'' sonrió.

''N..no es necesario.'' mentí, moría de hambre.

''Acéptalo. Ahora debo volver al trabajo.'' dijo y sonrió.

Realmente me alegraba saber que existía gente con compasión. Porque nadie parecía darse cuenta de lo que me pasaba -aunque no quisiera que sintieran lastima por mi-. De vez en cuando era reconfortante saber que alguien estaba dispuesto a ayudar.

Caminé por los grandes pasillos y cuando la campana sonó, los mismos se inundaron de gente.

Intenté caminar e ignorar todas las miradas y comentarios que surgían con cada paso que daba. Cuando la campana sonó nuevamente me vi obligado a entrar al salón de clases. Todas las miradas estaban en mi gracias a los golpes y hematomas que poseía mi rostro.

Obviamente y como era de costumbre me enviaron con el director una vez más. Pero esta vez ni siquiera se molesto en regañarme, simplemente me observaba con lástima. Haciéndome sentir miserable e idiota.

Luego de la última campana, al igual que todas las tardes me dirigí al cementerio.

''Siempre me golpean.'' sonreí irónico hacia el oji-verde.

''Deberías hacer algo.'' sugirió.

''Sabes que no puedo hacer nada.'' negué con mi cabeza varias veces mientras estiraba las mangas de mi nueva camiseta.

''¿Tú me quieres?'' me atreví a preguntar luego de unos minutos de silencio.


Él simplemente me observó con su normal y seria expresión. Luego asintió débilmente y dirigió su vista hacia uno de los costados.


cemetery (fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora