Capítulo 4

144 10 5
                                    

Arterofilia: atracción por las venas y arterias marcadas de los brazos.


Adam

No me la saco de la puta cabeza, me he pasado la noche dando vueltas en la cama pensando en su cuerpo, en sus gestos, su voz. Solo quería que amaneciera para dibujarla. Y es justo lo que estoy haciendo en este momento, llevo varias horas dando pinceladas, pero no consigo que se asemeje a ni a la mitad de sus llamativas curvas, ni a sus labios que solo vi de perfil, ni el poderío que desata.  Y me frustra, necesito verla de nuevo y que sea mi musa para poder volver a mi vida cotidiana.
Nunca había sentido esta atracción tan fuerte por nadie, y no se muy bien cómo gestionarlo.
No me follaré a otra para quitarme las ganas de Eris, sería irrespetuoso para la otra chica. Pero tampoco puedo tener nada con ella porque somos desconocidos. En lo que sigo divagando escucho mi celular sonar.

—¿Qué mierda quieres? No estoy de humor.

—Hola a ti también, si estoy bien, gracias por preguntar. —odio cuando Joshua hace eso, el chistoso, cuando no lo es en absoluto.

—Te voy a colgar por...

—Vale, vale, nos levantamos bravas. —me interrumpe.- —Te llamaba para pedirte un favor.

—Estoy ocupado.

—Ni siquiera te he dicho cuando. —pongo los ojos en blanco y dejo que continúe. —Acompáñame hoy al club, ayer estuvo la cosa muy buena con las dos mujeres, y hoy van a ir. —al mencionar el club pongo más interés en la conversación.

—¿Y por qué me necesitas? ¿Para sujetarte una teta mientras estás con la otra?

—Porque les dije que un amigo guapo me acompañaría, y como Carlos no puede te lo pido a ti, venga, que hoy la temática son las máscaras y se tu fascinación por ellas. —y así es, mi dibujo favorito que pinté hace un tiempo, era un rostro femenino con un antifaz tapándole media cara, me resultaba fascinante mirarlo.

—Pero iremos en mi coche y todo lo que beba será a tu cuenta. —realmente lo decía por joderle, desde que mencionó el club ya estaba dispuesto a ir.

—Perfecto, recógeme a las nueve, se puntual. —y m cuelga.

La incógnita que rondaba en mi cabeza era si tendría la suerte de verla y admirar su belleza de nuevo, esperaba que si.
Almuerzo y me paso la tarde terminando el cuadro. Una vez listo estoy y satisfecho de mi trabajo, me ducho y empiezo a vestirme. He decido ponerme un traje Etro negro con una camisa blanca y corbata negra también, decido no ponerme chaleco porque al estar en una zona cerrada seguramente me dará calor.
Antes de salir me echo mi perfume Dior Sauvage y cono la máscara negra y plateada, me dirijo al ascensor, una vez en el garaje cojo el coche y acelero hasta mi destino.  Le envío un mensaje a Joshua avisándole de que había llegado.

—Hey. —saluda entrando al coche. —No pensé que aceptarías venir.

—Y no iba a hacerlo, pero no tenía nada mejor que hacer. —empiezo a conducir hacia el club.

—A veces eres tan buen amigo. Por cierto, me habló me hablo Valeria, me preguntó que si sabía por qué no le respondías. —odiaba eso, siempre lo hacía a pesar de haberle dicho que no me gustaba. Hubo una vez que incluso llamó a mi madre para preguntar si sabía algo de mi. —Esa chica está loca por ti. —pongo los ojos en blanco mirándolo porque siempre me venía con eso.

—No está loca por mi, simplemente no entiende el concepto de vida privada y espacio personal. —sentencio. —¿Cómo te fue con las señoras ayer? —le pregunto para cambiar de tema.

—Primero, no las llames señoras, no eran tan mayores. —lo miro alzando la ceja, pues si lo eran. —Y segundo, muy bien, eran muy fogosas y tenían mucho amor que dar. Ya sabes. —me guiña un ojo y se ríe, pero en cambio yo sigo serio. —¿Tu ayer no follaste me imagino? —con su pregunta se me viene a la cabeza la mujer del baño, y siento como la polla se me pone dura de solo recordar esa escena.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora