Un interrogatorio, dos compañeros y un saco de boxeo.

35 4 1
                                    

_¿Por qué querrías formar parte de esto?_ Pregunté, con enfado.

_Me gusta probar cosas nuevas y sinceramente, con el historial de cosas que he hecho a lo largo de mi corta vida opino que esto es lo más lejos que puedo llegar.

_Te equivocas, Las Vegas están más lejos. Si quieres probar cosas nuevas, ese es tu lugar.

_¿Irías a Las Vegas conmigo?_ Me preguntó.

_¿Qué quieres decir con eso?_ Pregunté con confusión.

_Nada en especial, mechitas.

_Bueno parejita, tengo noticias._ Se dirigió a Enzo._ Si de verdad quieres estar en la mafia, está bien, nos hace falta algún subordinado. Pero quiero que tengas algo en cuenta, si te unes a nosotros, no sales nunca. Nunca, jamás._ Habló, cambiando drásticamente el tono de su voz. Noté a Enzo tensarse un poco.

_Eso tiene lógica, por mí bien._ Respondió como si nada.

_Entonces perfecto._ Dijo Ray, en un tono alegre, un tono completamente distinto al anterior._ Podemos iniciar dentro el interrogatorio._ Empezó a caminar hacia las puertas de aquel edificio.

_Eh, alto, espera, espera._ Me posicioné a paso rápido a su lado._ ¿Cómo que haremos ahora los informes?

_Así es, al fin y al cabo el quiere unirse._ Se acercó un poco a mí._ Así tal vez podáis llevaros mejor. _Me susurró y me guiñó un ojo. La miré con molestia.

_Oh vamos Ray, es tarde._ Su semblante cambió a uno serio.

_Más de una vez te has quedado despierta hasta más tarde por motivos completamente diferentes, así que no te quejes. Tú, pecas._ Le llamó._Síguenos._ Los tres nos dirigimos a uno de los despachos del amplio edificio. Me senté, a regañadientes en uno de los asientos, posando mis codos sobre la amplia mesa blanca del lugar.

_Greta._ Me llamó Ray, con unos papeles en la mano, con el objetivo de que retirase los codos. Rodé los ojos y me aparté. Enzo se sentó en frente de nosotras.

_Bueno, ahora estamos los tres aquí, podemos comenzar._ Habló Ray, posicionando los papeles en la mesa.

_Hola pecoso._ Pronuncié, con indiferencia, a pesar de que llevábamos un rato juntos.

_Hola mechitas._ Dijo con burla.

"Mechitas" le había cogido algo de cariño al mote.

_Bueno, creo que anoche todos nos conocimos, pero no lo suficiente, así que ahora procedo a hacerte unas cuantas preguntas._ Así fue como Ray inició el interrogatorio.

_¿Puedo hacer una pregunta primero?_ Dijo él.

_Por supuesto._ Afirmó Ray.

_¿De qué vas?_ Preguntó señalándome.

_¿A qué te refieres?_ Pregunté fingiendo estar ofendida.

_Trabajas en una mafia, apuestas...

_También trabajo en clubs._ Hablé, simulando indiferencia. Al decir esto, hizo un gesto de interés.

_¿En serio?_ Me preguntó.

_¿Tantas ganas tienes de verme en uno?_ Respondí en un tono vacilón.

_Te odio, mechitas._ Dijo, con molestia

_Yo más, pecoso._ Respondí, con una sonrisa.

_Bien, empezaré con las preguntas. ¿Cuál es tu nombre?_ Preguntó Ray.

_¿En serio? Enzo, Enzo Brenard, pero si puedes pon pecas, me empieza a gustar ese mote._ Respondió con burla.

_Me temo que eso no es posible, pero tampoco estaría mal._ Pensó unos momentos hasta que miró con sorpresa a Enzo._ Espera, ¿has dicho Brenard?

La mafia de los corazones rotos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora