CONSTANTINE
—Hades.
Apenas digo su nombre, él aparece. Su cara demacrada y de fastidio se es de notar.
—¿Ahora qué, Lucifer?—rueda sus ojos y se echa al piso—. ¿Sabes? Estoy cansado de tus llamados, no he podido descansar ni un segundo.
—Hades, por lo que más quieras, prometiste servirme.
En su mano aparece una bola de fuego. Hades me saca de quisio. Siempre hace lo que sea por darle vueltas a todo y no hacer lo que le diga.
—¡Eso fue hace más de una década! —grita y me levanto de mi lugar.
—Hicimos un trato.
—Hicimis in triti—repite burlón—. Si solamente Stella supiera la verdad...
Mi cuerpo se llena de ira en tan solo escuchar lo que ha dicho. Quería colgarlo del cuello pero él ha creado un escudo.
—Cállate la puta boca, Hades—mandé.
—¿O qué?—Hades mantiene sus ojos en los míos, retándome. Sé que no está a gusto sirviéndome y sólo intenta hacerme perder mi cordura—. Constantine, admítelo. No quieres morir. No quieres dejarme el trono a mí.
Si pudiera reventar el escudo, lo haría. Pero Hades es igual de fuerte que yo. Aunque sea sólo más joven.
—Necesito que lo sigas. A él. Y si es posible, confrontate.
Deshace el escudo y su ceño está fruncido. Está molesto.
—Lucifer, no puedo pelear contra un Arcángel. Va en contra de las normas.
—¿Y desde cuando tú sigues las normas? ¿Desde que secuestraste a Perséfone quisiste seguir las reglas?
Aprieta sus puños.
—Lucifer... —niega su cabeza.
—Hazlo.
Desaparece de mi vista.
Todo se está saliendo de mis manos. Siento que dependo de un hilo para que todo vuelva a estar como antes. Ella confiaba en mí, la tenía en mis brazos. Ahora ese sentimiento desapareció por completo. Ahora no es a mí a quién llama en sus sueños.
Cuando intento acercarme a ella hay un escudo que no me deja, y lo crea ella. Únicamente lo deshace cuando me necesita para satisfacerla. Y no lo sabe, lo cual es frustrante.
He pasado noches sin saber qué hacer. Ella quiere hechos, pero ¿qué tipo de hechos puedo darle? Si no tengo su confianza, si no siento lo mismo cuando estoy con ella...
Siento que estoy perdido. Me he quedado naufragado en el mar abierto de mi propio infierno. Stella me ha jodido. Todos me han jodido.
Ahora sólo estoy aquí encerrado viendo a mis propios muertos ser tragados por la oscuridad.
Si no tengo una solución para recuperarla no saldré de aquí.
Stella.
Después de relatar mi vida amorosa con Rocio sutilmente,sin que se me escapara algo extraño,me sentí aliviada. Con un peso menos encima. Y en todo el momento no dejaba de pensar en Constantine. Mi corazón daba pequeños saltitos cuando decía su nombre. Sí,le dije a Rocio que tenia algo con Constantine,quién se supone que es mi jefe. Me dijo que era de esperarse. También le dije que tenía algo con Cassiel.
Me dijo que era normal gustar de dos hombres,cada uno tenía algo diferente que me gustaba.
Por ejemplo:
ESTÁS LEYENDO
LASCIVIA ©
RomanceStella le había ofrecido sexo a un demonio o lo que fuera que se apareciese a cambio de una vida mucho mejor. Es ahí cuando Constantine hace de presencia, un demonio que mantenía una vida fuera del Averno y tenía mucho dinero, entre los dos se unen...