Toxic Love ||Flippy/Fliqpy y Tú||

XXVI

Pov Fliqpy:
Los gemelos estaban mirando la televisión sin la más mínima sospecha de que yo los estuviera espiando, al parecer contaban su dinero mientras veían su programa y discutían sobre algo; no podía escucharlos desde el lado de afuera de la ventana.

Debía entrar sin que se dieran cuenta de mi presencia, sabía que tratarían de huir, así que preparé una trampa en la entrada principal; una granada seria activada cuando tropezaran con el hilo que había colocado.

Fui a la parte trasera de la casa, preparé algunos cuchillos y el arma que había traído para después sacar las herramientas que me ayudaría a abrir la puerta trasera. Unos minutos bastaron para que pudiera ingresar a la casa sin ser detectado.

—Te dije, los militares siempre tienen cosas de valor —comentó Shifty—.

—Si, pero ese chico es una amenaza, ¿has visto las masacres que hace? —cuestionó Lifty—.

—Si, lo que sea, es un patético Killer como la estúpida del otro día, debiste vigilarla mejor.

—No es mi culpa que quisieras hacerlo allí con ella, tú no debías acercarte sin haberlos revisado —se cruzó de brazos molesto—.

—Se veía buena y muy inocente —se excusó—. Y voy a encontrarla de nuevo, no voy a quedarme sin probarla.

—Es mejor que la olvides, la vi con Flaky el otro día, ¡incluso puedo asegurar que la he visto con ese loco militar!

—Espera, ¿hablaban de mi novia? —ambos me miraron sorprendidos—. ¿La tocaste? —miré molesto a Shifty—.

—¿Q-Qué haces aquí? —preguntó Shifty—.

—Había venido por mis cosas pero ahora tú y yo debemos hablar.

—N-No quiero morir —dijo Lifty y corrió hacia la puerta principal y activó la granada—.

—¡Lifty! —exclamó Shifty, me sorprendía que siguiéramos vivos los dos después de esa explosión—.

—Tranquilo, después de hablar lo acompañarás —tomé mi arma y le disparé en ambas piernas para evitar que corriera—.

—¡Aggh! —cayó al suelo con algunas lágrimas en sus ojos—. ¡Vete a la mierda, Fliqpy!

—Tú vete a la mierda —pateé su estómago—. Tocaste a mi novia.

—Debes admitir que a pesar de ser una patética Killer, esa chica está bue... —lo interrumpí con un golpe del arma en su cara—.

—Eres un asco, Shifty, no mereces ni respirar el mismo aire —tomé uno de sus brazos y lo rompí, el crujido fue satisfactorio—.

—¡Aggghhh! —gritó y su llanto fue más notable—.

—Ibas morir rápido, como Lifty —rompí su otro brazo y gritó de nuevo—. Robar mis cosas es algo que me molesta —tomé uno de mis cuchillos—. Pero me enfurece que alguien toque a mi novia —clavé el cuchillo en su estómago—.

Todos mis cuchillos fueron enterrados en su estómago, uno a uno, sus gritos y llanto no paraban, comenzaba a ahogarse con su propia sangre. Me senté en su sofá observando cómo moría poco a poco, sufría e intentaba moverse pero era imposible.

Una vez que murió, me puse de pie, tomé mis cuchillos y me dispuse a buscar mis pertenencias. La forma en la que había hablado de _____ me hizo enfadar bastante, ¿quién se creía para hablar así de ella? Aunque Flippy era el principal, ella también me aceptaba.

Decidí robarles dinero a ese par de inútiles, mi vehículo no estaba tan lejos así que fue fácil llevar mis cosas de nuevo a casa, una vez allí, le dejaría el trabajo a Flippy de arreglar la puerta.

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Pov _____:
Era de madrugada, Fliqpy no había ido por mi así que todo el rato estuve investigando y teorizando junto a mis dos compañeros killers. Según Lumpy, su familia había vivido en este lugar por generaciones, incluso estuvieron en la fundación, pero no tenía respuestas exactas.

The Mole sabía más a diferencia de Lumpy, su investigación sobre la ciudad y la maldición llevaban un par de años. Habían cosas que no concordaban pero tratábamos de encontrarles el sentido.

—Propongo preguntarles a esos tres —comentó Lumpy—.

—No sabemos con exactitud qué es lo que saben, incluso si supieran algo, ¿realmente que queremos hacer respecto a la maldición? —cuestionó The Mole—.

—Podríamos deshacernos de ella —comenté—. O quizás hacer que sea menos extremista.

—Me parece algo imposible y con ninguna probabilidad pero... —suspiró—. Llevo años queriendo saber la verdad, si hay alguna forma de eliminarla me gustaría intentar.

—Yo quisiera quitar el límite de hora, quiero decir, quiero ver el mundo exterior —dijo Lumpy—. Ya me cansé de lo mismo de esta ciudad, quiero ir a lugares diferentes sin preocuparme por morir en dos días.

—También me parece algo molesto, es como si fuéramos prisioneros de este lugar —suspiré—.

—Yo puedo entenderlo, ¿de otra forma quien viviría aquí? —ambos miramos a The Mole—. También me pregunto... ¿para qué hay tantos grupos? Son cuatro grupos, ¿para qué hay tantos? ¿Cuál es la verdadera finalidad de la maldición?

—¿Hay algún caso de alguien que haya vivido después de los dos días?

—Se dice que una familia tuvo una hija afuera de esta ciudad, no se sabe si la niña adquirió la maldición o no, pero sus padres vivieron aquí hasta morir en un accidente fuera —respondió The Mole—. Su hija siguió con vida, supongo no había maldición en ella.

—¿Por qué me suena tanto esa historia? —preguntó Lumpy y me miró—.

—Tomaré el consejo de Lumpy, iremos a interrogar a Russell por la tarde, ¿les parece? —ambos asentimos—. Bien, solo hay que los tres, no le mencionen de esto a los demás, estoy seguro que no estarán de acuerdo.

—Sobretodo Lammy.

—¿Por qué Lammy? —miré a Lumpy—.

—Ella ama la maldición, que su amabilidad contigo no te engañe, por algo es buena amiga de Flippy —hizo una pausa—. Ambos disfrutan de matar.

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