Capítulo III

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Descubrimientos

La semana se me había pasado súper rápido. Ya era sábado y yo que pensé que era jueves cuando me levante.

Hasta casi se prepara la mochila para sus clases.

Me estaba alistando para ir a lo de Ross, llevaba una mochila con los cd's de Harry Potter y unas cuantas golosinas. Me puse un pantalón gris, una remera manga corta negra y mi buzo favorito de ravenclaw, era como los que se usaban para los partidos de quidditch. 

Cuando llegue la que me recibió en la entrada fue Naya. Aun no se que le hice para caerle mal pero siempre era mejor ignorar esa actitud.

—Si vienes a buscar a Sue, no esta.

—Lo se —le dije tranquila. Lo último que quería era caerle peor de lo que ya lo hacia. —Vengo a ver a Ross.

Parecía sorprendida, hasta frunció un poco el seño al escucharme. Solo esperaba que no se enojara, no habría razones para hacerlo pero al ver su cara se ve que si las había.

No dijo nada y simplemente se movió de la puerta para dejarme entrar. 

—Evans —me sonrió Ross desde el sillón. —Creí que no vendrías.

—¿Y perderme una maratón? Eso jamás. 

Me senté a su lado y saque las películas de la mochila. Deje las golosinas en la mesita e inmediatamente fue al ataque de unas gomitas. 

—Hey! eran mías —hice el ademán de quitárselas, pero se las escondió a su lado. 

—Tu lo dijiste, eran —dijo remarcando esta última palabra —Ahora son mías —me sonrió como nene chiquito. 

Tal vez me hubiera convencido con esa sonrisa pero yo iba a pelear por esas gomitas, eran mis favoritas y no me gusta compartirlas. 

—Dámelas, Ross. 

—¿O sino que? —me miraba fijamente.

soy yo o hace mas calor acá?

No voy a negar que si me puse nerviosa pero no es momento para nerviosismos, hay que resistir.

—O sino tomaré mis cosas y me iré. 

—No te creo —ni siquiera la pensé dos veces, guarde mis cosas y me levante. 

Me dirigía a la puerta pero en cuanto estuve por tomar la perilla sentí que me agarraban de la cintura y me llevaban de nuevo al sillón. 

—Bien, te las devolveré solo si me das algunas.

—Solo serán cinco y hay trato.

Suspiró —okey, trato —me dejo el paquete de gomitas en el regazo y se levanto para poner la primer película.

Saque una mantita de mi mochila y me acomodé en el sillón. 

—¿Para que te trajiste la manta? —se volvió a sentar a mi lado.

—Para sacarla a pasear —le sonreí —obviamente para taparme, genio. Y yo que pensaba que eras mas listo.

—Sabes que mejor cállate que ya empezó tu película —y me robo unas cuantas gomitas cuando voltee a ver la tele. 

—Nop, me se la mayoría de los diálogos así que va a hacer imposible que me calle.

—Entonces voy a tener que callarte yo mismo —me gire a verlo y parecía divertido al ver mi expresión. 

hay que relajarnos, bien respiremos....

inhala 

exhala 

inhala... AAAA YA ENTRE EN PÁNICO 

—Quiero verte intentarlo —ni yo se de donde saque la valentía para decirlo.

Y entonces toda idea que tenía en la cabeza se esfumo cuando una almohada se estrello en mi cara. ¿Qué mas esperaba si solo nos conocíamos hace unos días?

—Ahora por eso te quedas sin gomitas —me cruce de brazos y volví a mirar la película. 

—¿Me perdonas? —me dio un beso en la mejilla y sonreí un poco.

—Depende cual sea tu personaje favorito al terminar la película puede que te perdone.

Lo único que se escucho durante las siguientes horas eran quejas mías hacia Dumbledore y de Ross hacia Sirius cuando empezamos la tercera película. 

Ya lo había perdonado, dijo que los personajes que le gustaba eran los gemelos. Menos mal. 

Cuando ya estábamos por la cuarta hubo una mini discusión entre nosotros porque él le iba a Bulgaria y yo a Irlanda. Obviamente me le reí cuando el equipo búlgaro había perdido. 

Estaba comiendo las últimas gomitas cuando note que recostaba su cabeza sobre mi hombro. Le ofrecí una para saber si estaba despierto y lo confirme cuando la agarro. 

Varias veces vi que Will iba a la cocina y nos sonreía cada vez que nos veía hasta comentaba algunas cosas sobre la película. Naya, al contrario, nos miraba seria y se iba casi al instante.

Y llego la tan esperada muerte de Cedric. Era inevitable no ponerme a llorar. Ross levanto la cabeza para verme y al principio estaba confundido del porque lloraba. 

—Es por Cedric ¿verdad? —llevo un mechón de mi pelo tras mi oreja. 

Yo asentí riendo mientras lloraba. Y enseguida me abrazó, yo acepté sin rechistar. Podría quedarme así todo el día.

Cuando empezó la quinta, seguíamos abrazados y quejandonos de lo injusta que era Umbridge. Cada vez le gustaban más los gemelos Weasley.

Le tuvimos que poner pausa porque ya nos había dado hambre, a todo esto ya era de noche, y no íbamos a comer solo golosinas. Así que Ross pidió una pizza, mientras esperábamos aproveché y fui al baño.

Al volver vi a Ross en la cocina y en mano tenía una pequeña bolsita, al principio no sabia que era pero en cuanto la abrió enseguida lo supe.

—¿Ross? —traté de acercarme lentamente.

Suspiro —ay por dios —murmuro y enseguida guardó la bolsita —Vas a darme el típico discurso de que no debería hacerlo y todo lo demás ¿verdad? —parecía bastante tenso.

—Debería pero supongo que no vas a querer escuchar y lo más probable es que termine peleando contigo.

—Supones bien...

—Voy a olvidar este tema por ahora pero no te salvaras de esa charla, quieras o no hay que hablarlo...

—Pero no hay nada de que hablar.

—Ross esto es serio, muy serio y agradece que no te estoy haciendo un escándalo como lo hubiese hecho tu madre si fuese ella la que te encontrara en esa situación, no quiero alterarte con todo esto.

—¿Podemos seguir viendo la película, por favor? no quiero seguir hablando de este tema.

—De acuerdo —tome su mano y caminé despacio guiandolo al sillón.

Ya era bastante tarde, habíamos terminado de comer hace rato y solo quedaban dos películas más.

Ross ya se había dormido, tenía la cabeza apoyada en mi regazo y yo le estaba haciendo mimitos en el pelo. Durante el tiempo que se intentó dormir lo noté un tanto inquieto y tenso.

Se tronaba constantemente los dedos, me preocupaba bastante, entonces le di una almohada para que la abrazase pero no lo hizo.

Él se sentó y me abrazó escondiendo su cabeza en mi cuello, supe que algo no andaba bien y también la causa del porque estaba así, en ese momento lo único que podía hacer para reconfortarlo hasta que se duermiera fue abrazarlo y decirle que todo estaba bien.

Se que no era linda esa sensación de vacío y frustración que él sentía por no estar consumiendo. Pero se que él es fuerte.

Después de un rato consiguió dormirse, yo me tarde un rato más por si se llegaba a despertar y volvía a estar inquieto. No quería que se sintiera solo y menos en estos momentos.

Mi querido Jack...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora