CAPÍTULO CUATRO: VERDADEROS SENTIMIENTOS

907 124 10
                                    

Ya lo había decidido, todos me lo decían, las señales eran claras, poner distancia entre Sasuke y yo era lo más razonable del mundo. Llevaba una semana resistiendo, a pesar de sus llamadas y mensajes había aguantado las ganas de ir a verlo.

Entonces... ¿cómo es que había acabado así?

—Esto tiene que ser una broma—susurré nerviosa.

oOoOo Unos minutos atrás oOoOo

Yo no tenía por qué estar en el servicio de urgencias, pero como una de las enfermeras había tenido un percance de último momento y no había podido venir, Shizune me había pedido el favor de que fuera a suplirla. Lo más razonable era que movieran a alguna de las enfermeras de planta, pero iban demasiado justas de personal y no se podían permitir perder a ninguna, habían movido a las más nuevas, pero al conocer tan poco del servicio más que una ayuda generaba más retraso.

—No es justo—susurré enfadada.

Sin muchas más opciones me senté en el control, dispuesta a empezar con el triage, rápidamente recibía a los pacientes, les hacía la anamnesis y los mandaba con el médico en caso de que fuera necesario.

Ya llevaba la mitad de mi jornada cuando el siguiente paciente pasó.

Por un segundo me quedé estática, no podía creer lo que mis ojos veían. Se tenía que tratar de una broma, no podía ser en serio.

—¿Hinata? —dijo Sasuke asombrado, mientras el otro chico que lo acompañaba también se sorprendía y el pequeño niño que sostenía en sus brazos seguía llorando.

Una parte de mi quería salir huyendo de la vergüenza, pero ahora mismo mi uniforme me daba algo de confort y apoyo, por lo que actuando lo más profesionalmente los atendí.

—Parece que alguien ha tenido un pequeño accidente—dije dirigiéndome al pequeño niño que estaba en brazos del hermano mayor de Sasuke.

—Este es Inari, es mi hijo—dijo con orgullo Itachi, tratando de animarlo un poco, pero el pequeño aún lloraba. —¡Dios Hinata, mira todo lo que has crecido! Estás realmente hermosa—dijo Itachi consiguiendo que mis mejillas se sonrojaran.

—Gracias —respondí avergonzada. —Hola Inari, mi nombre es Hinata—dije con una enorme sonrisa consiguiendo que el pequeño me mirara. —Esto será un secreto entre tú y yo, pero en realidad soy una bruja —dije sorprendiendo al pequeño. —¡Una buena por supuesto! Ahora mismo haré un poco de magia para que el dolor desaparezca, pero no se lo puedes decir a nadie—dije con otra sonrisa calmando las lágrimas de Inari.

Con cuidado lo tomé en brazos y lo senté en la mesa para proseguir a examinarlo.

—Parece que solo es un esguince —dijo mirando con cuidado su tobillo. —Dolor, dolor, sal volando —dije moviendo mis manos en círculos para luego darle un pequeño beso en la frente. —¿Mejor? —le pregunté y el pequeño me asintió.

—¡Papá ya no me duele! —dijo Inari muy feliz. —Tus hechizos funcionan tan bien como los de mi mami—dijo el pequeño haciéndome sonreír.

—¡Vya eso es todo un halago! —dijo más animada. —Esperen un momento afuera, el pediatra los atenderá enseguida—dije con una sonrisa.

—Gracias Hina—dijo Itachi.

Sasuke no me dijo nada, y yo en todo momento evité mirarlo, cuando volvieron a la sala de espera pude respirar algo más relajada, pero aún me sentía en tensión.

—Esto tiene que ser una broma—susurré nerviosa.

—¿Qué tiene que ser una broma Hina? —dijo una voz detrás de mi asustándome.

Reencuentro accidental [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora