𝘦𝘳𝘦𝘯 𝘫𝘢𝘦𝘨𝘦𝘳 , 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴

11

imagina: eren y tu conversan sobre sus sueños que tristemente no podrán cumplirse.

nota: contiene mínimo spoiler de la cuarta temporada.

...

La enfermera de cabello (c/c) se dirigía cansada hacia el muchacho castaño que siempre se encontraba en la banca. Tenía ganas de renunciar a aquel empleo que sólo consiguió para infiltrarse entre los eldianos. Ya no le agradaba estar allí y muy poco le caían bien las personas del establecimiento. Se desplomó junto a Eren y recostó su espalda en la banca, dejando salir un largo suspiro de cansancio.

—¿Estás bien? —cuestionó, girando a verla.

—No. —resopló. —Ya quiero irme de aquí, me disgusta tener que escuchar los insultos de los pacientes por mi "mediocre" desempeño para cuidarles. —Cerró sus ojos y suspiró pesadamente. —Lastiman mi corazón y sólo me da por golpearlos.

—Entiendo. —murmuró.

—No, no lo entiendes. —Le dijo con amargura, mirándolo de mala manera. —Es horrible que te menosprecien de esa forma.

—Lo siento. —musitó, pasando a ver el suelo, sintiéndose mal por haberla traído con él.

Ella, que se fijó en ésto, se apresuró a pedirle una y otra vez una disculpa, queriendo darle besos por todo el rostro y abrazarlo con mucho amor. Sin embargo, debía resistirse a cometer estos actos pues no quería arruinar el plan, no quería que todo se fuera a la mierda por su culpa.

—Perdón, en serio. —Tragó grueso. —No fue mi intención hablarte así, perdóname. —Limpió las pocas lágrimas que brotaron de sus ojos.

—Para de llorar, sólo estás provocas mis ganas de acercarme y abrazarte.

—Mmm, lo siento. —soltó un jadeo, deteniendo las lágrimas y respirando profundo. —Ya me calmo. —Tragó saliva, ventilandose a sí misma con su mano.

No hubo conversación después de eso, sólo se quedaron viendo el cielo que poco a poco se estaba tornando con tonos anaranjados y rosas ya que el sol se estaba ocultando.

(n) volteó a observar a Eren, admirando las facciones maduras que ahora aportaba, pensando que ya se había vuelto todo un hombre, tanto física como mentalmente. Y, fue entonces cuando se sonrojo violentamente al recordar lo que hicieron hace una semana. Oh, si que había disfrutado todo lo que sucedió esa noche.

—¿En qué piensas?

Sus fantasías fueron interrumpidas por quien las tenía.

—N-no es na-nada. —Suspiró pesadamente. —Puras tonterías. —soltó una pequeña risa nerviosa.

—¿Es por lo de hace una semana? —preguntó, con una pizca de burla en su voz.

—¿Có-cómo lo sabes?

—Estás muy colorada. —se encogió de hombros. —Yo supongo que es por eso, no hay otra cosa que pueda colocarte de esta forma.

Ella rascó su nuca, evitando la mirada de Eren que la avergonzaba aún más, provocando esos nervios y el enorme rubor ya esparcido por todo su rostro. Tomó una bocanada de aire que luego soltó, y asintió a lo que había dicho, dándole la razón.