Bajo un árbol de grandes ramas da sombra a una persona que se encontraba allí de cabellos cenizos y un ceño fruncido era fácil deducir quien era, aquel chico de carácter explosivo descansaba bajo el árbol tratando de reconciliar el sueño, Katsuki Bakugou así era su nombre o como muchos lo conocían como Kacchan, quien olvidaría aquel joven de verde cabellera que siempre esta alado de ese cenizo siendo el único que soporta al carácter que espanta hasta las moscas.
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El sueño llego y Katsuki se hundió en el, apareciendo en un lugar blanco se fijo y vio que cambio de ropa, vestía una camisa delgada blanca un pantalón corto hasta la rodilla y estaba descalzo, estaba desorientado no había nada no sabia que hacia allí por lo que empezó a deambular sin rumbo fijo, de repente todo brilla cierra los ojos y al cabo de unos segundos los vuelve abrir quedando asombrado, ahora se encontraba en un valle de vivos colores, sonríe inconsciente se pone a explorar encontrando vida cada vez.
Y allí lo vio bajo un cerezo un niño pequeño de verdes cabellos brillaba como un ángel, se acerco lo distinguió era su amigo de la infancia a la edad de seis años, se acerca a su lado y se arrodilla levanta su mano acercándola al rostro del pequeño este ante el acto levanta su vista dirigiéndose a los ojos carmesí del cenizo, el pequeño sonríe y le extiende una corona de flores, el mayor agacha la cabeza y el pequeño se lo pone sonriendo radiante.
-Kacchan llegaste! -dijo feliz estando sentando y con sus manos en su pecho
-te dije que volvería -le dijo con una sonrisa leve
-sabes te extrañe mucho! -dijo triste
-sabes que vuelvo cada vez te lo prometí -le dijo serio acercándose sentándose en el cerezo arrastrando el pequeño a sus rodillas
-lo siento se que no puedes estar mucho tiempo aquí -dijo sonriendo levemente y acariciando el rostro del cenizo
-algún día estaré aquí siempre y créeme que te aburrirás -dijo con su semblante neutro y algo triste sabia el significado de eso
-NO! nunca me aburriría de Kacchan el es increíble!! -dijo levantando los brazos sonriendo ampliamente solo para el cenizo
Este lloro por alguna razón sus lagrimas salían y el no podía contenerlas y acerco al pequeño abrazándolo repitiendo la palabra LO SIENTO.
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